Son legales los avales entregados a las y los candidatos del Partido Liberal; no es verdad que la Justicia haya acabado con la Dirección Nacional del Partido; no es cierto que las actividades del liberalismo para organizar las elecciones de Octubre estén viciadas de ilegalidad. El Partido marcha bien, tiene autoridades legítimas y será en Octubre la primera fuerza política de Colombia.
Algunas fuerzas partidistas enemigas del Partido Liberal hacen esfuerzos por aprovecharse perversamente de cualquier situación que ofrezca la coyuntura nacional para tergiversar la verdad y crear climas de confusión e inestabilidad.
Por: Horacio Serpa Uribe
Senador Liberal
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Una de las cosas por hacer es adecuar los Estatutos del 2002 a las disposiciones sobre Partidos aprobadas después de su expedición.
La sentencia aludida no está en firme. El Partido ha hecho uso de sus derechos para pedir aclaración y adición del fallo.
El Partido cumplirá con rigor, en los términos de ley, todas y cada una de las cláusulas de la sentencia.
El fallo no tiene efecto retroactivo. Todas las actividades realizadas por el Partido son legales y legítimas.
La sentencia no afecta el funcionamiento de la actual Dirección Liberal, encargada de cumplir las órdenes de la sentencia. Hasta cuando una nueva autoridad elegida de acuerdo a los Estatutos del 2002 asuma las riendas de la Colectividad, la DNL seguirá cumpliendo sus funciones pues el Partido no puede quedar al garete. Ese no es el sentido de la sentencia.
La decisión judicial crea unos Comités que se encargarán de estructurar los cambios ordenados, vigilar el exacto cumplimiento del fallo y la aplicación de los Estatutos del 2002.
El Partido Liberal continuará desarrollando sus funciones y tareas con miras a lograr la mejor victoria en las elecciones de Octubre.
Lo ocurrido no es un desastre sino una oportunidad. Es el momento de buscar para el liberalismo mejores instancias de organización interna, más responsabilidades sociales, una propuesta moderna, ética y en equidad, y la posibilidad de liderar reformas como la paz, derrotar la desigualdad y lograr resultados en seguridad, justicia, inclusión, mejor política y transparencia.
Me anima contribuir a la unión del Partido y a la incorporación de los Estatutos del 2002, cuya elaboración lideré para darle al liberalismo dimensión popular y responsabilidad social. No es hora de revanchismos ni de discusiones estériles. Debemos construir, no destruir. Mi llamado a las y los liberales es a que aprovechemos la ocasión para hacer del Partido la organización partidista que necesita Colombia. ¡Entre todas y todos podemos!