Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad la prensa nunca será otra cosa que mala. Albert Camus (1913-1960)
miércoles, 16 de marzo de 2016
Movilicémonos el 17 de marzo contra el gobierno de Santos Preparemos un verdadero paro nacional, un pliego obrero y popular y un encuentro nacional organizado democráticamente desde las bases
Este año se inició con muestras inocultables de descontento y malestar social entre los trabajadores y los sectores populares, ante las angustiosas condiciones de vida de las mayorías, como la jornada de protesta del 24 de enero. Presionadas por ello las direcciones de las centrales obreras convocaron un paro nacional para canalizar este descontento. Pero, como una prueba de su inconsecuencia, al mismo tiempo acudieron a una cena con el gobierno de Santos donde ratificaron su apoyo político a su plan de paz, y le informaron lo que no han dicho a los trabajadores: que el 17 de marzo realizarían “una jornada nacional de protesta bajo la figura de un paro nacional”. La dirección de Fecode, que es el sindicato con mayor capacidad para concretarlo, aprobó una movilización y no un paro. Es decir, se convoca una jornada de protesta para descomprimir la tensión social y no un paro de la producción y los servicios que afecte a los empresarios y al gobierno: el paro que es necesario para enfrentar la ofensiva de Santos y los gobiernos locales.
El malestar social está plenamente justificado. Es inaceptable el miserable aumento del salario mínimo, el recorte del presupuesto para salud y educación mientras se roban billones en la Refinería de Cartagena y venden la empresa de energía Isagen; hay planes para feriar las pocas empresas estatales como la Empresa de Teléfonos de Bogotá, hay problemas con el transporte público, y sigue el asesinato de dirigentes y activistas populares, como el de Klaus Zapata, militante de la Juventud Comunista. El paro nacional es necesario, pero lo que está quedando demostrado es que con las direcciones que hoy se han colocado a la cabeza de su convocatoria no hay garantía de que se concrete.
El apoyo de las direcciones del movimiento sindical y de masas a las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla ha terminado hipotecando la independencia del movimiento obrero, como se expresó en su respaldo político a la reelección de Santos. Ahora transforman la convocatoria al paro en una jornada más de protesta. Con esa colaboración, con la de la burguesía y el imperialismo, el gobierno concretará su paz y se sentirá más fuerte para atacarnos con sus medidas. No hay que confundirse. La ofensiva económica del gobierno contra los trabajadores y los desposeídos, y la ofensiva ideológica de apoyo a su plan de paz, son dos caras de la misma política al servicio de los negocios de la burguesía nacional y el imperialismo.
En el pliego nacional que presentan, en medio de algunas reivindicaciones de los trabajadores y sectores populares, las direcciones de las centrales sindicales y la mayoría de los partidos de la izquierda reformista, ratifican su apoyo incondicional a la paz santista; incluyen hasta un punto a favor de los capitalistas y explotadores bajo la formulación de “Defensa de la producción nacional, tanto agropecuaria como industrial, mediante mecanismos arancelarios, tributarios, financieros, (refinanciación de deudas), entre otros”. No incluyen temas sensibles como la exigencia de suprimir la tercerización laboral, que ha permitido a los empresarios sobreexplotar a la mayoría de los trabajadores, entre otras cosas porque también las centrales sindicales tienen algunos sindicatos patronales que hacen contratación sindical actuando como empresas temporales.
Por todo lo anterior el Partido Socialista de los Trabajadores no respalda ese pliego y denuncia esta maniobra de la dirigencia sindical y los partidos de la izquierda reformista que apoyan la paz santista. Hemos impulsado la convocatoria al necesario paro nacional, pero al mismo tiempo hemos alertado sobre los peligros que lo acechan por la falta de preparación, porque las direcciones que lo han convocado no rompen políticamente con el gobierno y porque la mayoría de la dirección sindical es profundamente burocrática.
Como está la situación el 17 de marzo lo que va a salir es una jornada nacional de protesta que no obligará a Santos a retroceder en sus planes antipopulares. Paro a la vista no hay si no es producto de un proceso de organización por la base que rebase a las direcciones y mediante la movilización apruebe un verdadero pliego de reivindicaciones de los trabajadores y sectores populares.
Las direcciones que han transformado la convocatoria de paro en jornada de protesta han anunciado la realización de un encuentro nacional obrero y popular. Ese encuentro debería servir para discutir y aprobar un plan de movilización nacional para preparar un verdadero paro nacional, si la participación es masiva y allí se definen mecanismos democráticos y la constitución de organismos representativos que lo conduzcan. De lo contrario puede ser otro encuentro para apoyar la paz de Santos y así darle aval para que siga aplicando los planes contra los trabajadores y la población pobre y desposeída. Los trabajadores estamos a favor de que cese el conflicto armado, pero debemos movilizarnos de manera independiente por nuestros derechos y los de las víctimas.
Como la lucha es necesaria, impulsamos la jornada del 17, y llamamos a la participación en acciones e iniciativas de protesta y movilización lo más masivas posibles. Si el gobierno ve nuestra decisión de lucha quedará sobreaviso de que no daremos tregua a la lucha contra sus planes antipopulares, ni apoyamos el pacto de impunidad que negocia con las Farc; y las direcciones políticas y sindicales sabrán que rechazamos su política de concertación de los planes antiobreros y antipopulares con el gobierno de Santos. Igualmente continuaremos exigiendo a las direcciones mayoritarias del movimiento obrero y popular la preparación democrática de un encuentro nacional, que apruebe el pliego nacional y un plan de acción para concretar un verdadero paro nacional.