Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad la prensa nunca será otra cosa que mala. Albert Camus (1913-1960)
lunes, 14 de marzo de 2016
Paro Nacional de Protesta Jaime Caycedo T. (Tomado de Izquierda Unida)
El descontento generalizado y en crecimiento es una
respuesta a los provocadores retos de las medidas
oficiales. Responde al estilo chabacanode gobierno,
que aplica su recetario de clase sin consideración por
las condiciones reales de la desigualdad social en el
marco de una situación política signada por el proceso de paz
con las FARC-EP y en la antesala de ampliarlo con el ELN.
La aprobación de la ley de ZIDRES, el salario mínimo por
debajo del IPC, la privatización de ISAGEN y el anuncio de
otras más, el aviso de una reforma tributaria abiertamente
regresiva, una nueva contrarreforma pensional, alzas en la
energía y demás servicios, colapsos del asistencialismo, crisis
del sistema de salud y un largo etcétera motivan un ambiente
de desaprobación incesante. La más reciente encuesta
de opinión (RCN, FM, Semana) le otorga a Santos un 25% de
aprobación y un 73% de imagen negativa.
Un paro nacional de protesta está en camino para el 17 de
marzo. Se anuncia como una jornada de indignación con movilizaciones
en las principales ciudades, con ceses laborales
puntuales en varios casos, paro de taxistas, inicio de un paro
camionero, manifestaciones y presencia en carreteras por
cuenta de los sectores agrarios que reclaman cumplimiento
de los acuerdos del paro de 2013, marchas del magisterio, del
Jaime Caycedo Turriago
Paro nacional de
protesta del 17 de marzo:
¿El choque popular
con el modelo?
Contenido
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Marzo de 2016
Bogotá, Colombia
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EDITORIAL
estudiantado, de organizaciones comunitarias,
indígenas, afrodescendientes y otras.
Se habla de una acción de “calentamiento”
hacia una actividad más contundente, quizás
un paro cívico. El Comando nacional de paro
prepara un encuentro con voceros representativos
de todo el país para decidir un itinerario.
Quince puntos integran el Pliego de exigencias.
Es encomiable el esfuerzo logrado para
sintetizar en consenso una confluencia tan
variada de intereses y preocupaciones. El
preámbulo del pliego fija una postura de apoyo
al proceso de diálogo y solución política,
como deslinde con el uribismo que intenta
pescar en río revuelto y con la pretensión de
Santos de imponer a la brava un plebiscito
refrendatorio de los acuerdos. El paro no es
contra el proceso de diálogo y el Comando de
paro se pronuncia por el sistema de refrendación
que salga por acuerdo bilateral en la
Mesa de la Habana.
Es claro que el inconformismo no nace de
disgustos coyunturales. De una parte, las
medidas adoptadas y las previstas buscan
preservar las ventajas del capital para contrarrestar
exclusivamente a su favor el ciclo
depresivo. No es posible una lectura diferente
de las propuestas sobre IVA, impuestos,
privatizaciones, austeridad y recortes presupuestales,
sin tocar servicio de la deuda ni
gasto militar. De otra parte, hacen caso omiso
de lo acordado en el primer punto de la
Agenda, en relación con el desarrollo agrario
y territorial; con el cuarto, sobre cultivos; con
los requerimientos territoriales de fin de la
guerra y el cese al fuego. El Plan nacional de
desarrollo se muestra como un inamovible, la
regla fiscal como techo del gasto social y el
llamado “equilibrio de poderes” como el límite
del reformismo posible. El modelo del fin
de la guerra para el régimen es un sistema y
una territorialidad previamente formateados
por el Plan de Infraestructura 4G, el reparto
a las transnacionales del saqueo minero, las
ZIDRES y el Plan de Consolidación militar,
como presencia aconductante del Estado.