Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad la prensa nunca será otra cosa que mala. Albert Camus (1913-1960)
viernes, 10 de junio de 2016
LA RISIBLE DEMANDA CHILENA SOBRE EL SILALA
Hemos quedado francamente muy sorprendidos con la ocurrencia del Gobierno del Chile oligárquico de presentar ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, una demanda contra Bolivia sobre la propiedad y utilización de las aguas del manantial del Silala, que nacen en el territorio boliviano y se sumergen naturalmente en las tierras secas de la altiplanicie boliviana.
Chile, que en su oportunidad prometió efectuar un pago inicial reconociendo tácitamente la propiedad boliviana de esas aguas, ahora cambia de actitud y pretende mediante demanda internacional, apoderarse de la totalidad de los manantiales por una vía que alguna vez desconoció.
La diplomacia chilena, tan mentada en el pasado por su profesionalismo, no deja de hacer una y otra vez, graves desatinos y errores de bulto al contradecirse, al amenazar y finalmente demandar, en su condición de ladrón internacional de aguas, a la víctima del despojo de más de cien años.
Algunas voces nacionales pretenden aprovechar la oportunidad y alegan que Bolivia se dejó “madrugar” en cuanto a la demanda internacional. En realidad no hay, ni puede haber ninguna ventaja al iniciar una demanda que naturalmente se volcará en contra de los falsos demandantes porque ellos no tienen en absoluto derecho alguno sobre esas aguas. En realidad todos los derechos pertenecen a Bolivia y cualquier instancia internacional no se pronunciará sino dando la razón a Bolivia.
Esta seguridad de Bolivia respecto al tema de los manantiales, se basa en que dichas aguas fueron desviadas de su curso natural y se las dirigió a territorio actualmente chileno para ser entregadas a consorcios internacionales que usan las aguas para fines industriales.
Por parte de Bolivia se vislumbra una contra- demanda que con todos los argumentos de derecho y de hecho puede destrozar completamente la pretensión chilena.
En realidad, Chile ha cometido un grave error, pues un ladrón no puede demandar a su víctima y si lo hace, cae en su propia trampa.