martes, 23 de agosto de 2016

El pueblo chocoano señala el camino Contra la guerra social: lucha y movilización


Organizaciones políticas en favor de la lucha organizada del pueblo chocoano exigiendo acciones del estado frente a su situación, la siguiente es la declaración política de P.S.T. Colombia:

El Partido Socialista de los Trabajadores, se solidariza con el paro cívico del pueblo chocoano que da ejemplo de lucha contra el Estado actualmente en manos del gobierno de Santos y contra la corrupción generalizada que se apodera del presupuesto para la inversión social y termina en el bolsillo de particulares a través de contratos que desfalcan el presupuesto que pagamos a través de onerosos impuestos.

El paro cívico del Chocó responde al límite al que ha llegado la población negra sumida en la miseria histórica a la que la burguesía colombiana la ha condenado. Chocó siendo uno de los departamentos más ricos en recursos, es uno de los más pobres en nivel de vida, donde las mínimas condiciones de supervivencia les han sido negadas por el saqueo de recursos y la corrupción rampante con que los gobiernos locales y nacionales han desangrado al departamento. Por eso los chocoanos se alzan nuevamente por exigencias como Acueducto, alcantarillado, vías de acceso, salud, educación, empleo y comunicaciones, exigencias históricas ante las cuales los gobiernos responden con promesas que luego incumplen, como ha sido la tradicional respuesta a las luchas de los sectores explotados y oprimidos del país.

El Chocó es el departamento con mayor porcentaje de personas en la pobreza con un escandaloso 62%, con un 79% de necesidades básicas insatisfechas y la mayor tasa de desempleo del país, el 18% de los niños están desnutridos y 35 de cada 100 mil mueren de hambre, la mortalidad materna supera las cifras de África subsahariana con 357 mujeres muertes por 100 mil nacidos vivos.

La vía principal que comunica el departamento con el resto del país debió entregarse reparada hace tres años, a causa de eso 13 personas murieron por un derrumbe el 9 de junio; demoras similares han impedido la entrega del nuevo acueducto, el hospital San Francisco de Asís está en liquidación y se han llegado a adeudar hasta 2000 millones de pesos en salarios, la intermediación lo llevó a la quiebra; la minería ilegal y la industria maderera amenazan el patrimonio ambiental, mientras que los planes de Santos para el posconflicto lo que hacen es reforzar la entrega de los territorios a los “empresarios” nacionales y extranjeros en detrimento de los derechos de las comunidades.

Esta crisis social no es exclusiva del Chocó. En la Guajira los niños siguen muriendo de hambre, según el tiempo en lo que lleva el año ya son 43, en Putumayo y Caquetá las protestas contra el gobierno vienen en aumento, en la costa Caribe, la crisis por los servicios públicos, especialmente por la electricidad --como en el caso de Barranquilla--, producen continuamente alzamientos de la población.
A esta crisis de las regiones más olvidadas del país se suma el colapso del sistema de salud que aqueja a usuarios y a los precarizados trabajadores de la salud. Día a día millones de usuarios padecen la falta de atención y de medicamentos, mientras continúan los paseos de la muerte. Ante la creciente amenaza de recesión económica el costo de vida, el desempleo, el subempleo, la precarización y la inestabilidad crecen.

El Paro cívico del Chocó es expresión del descontento social que ya se ha manifestado en distintas formas de protesta de distintos sectores: salud, educación, indígenas, comunidad afro y universitarios, recibiendo como respuesta la represión, la criminalización de la protesta y el incumplimiento sistemático de acuerdos y promesas ante los sectores que salen a luchar. Pero las direcciones de las centrales obreras y de sindicatos como Fecode, se niegan abiertamente a concretar un paro cívico nacional que centralice todas estas luchas contra el gobierno Santos. Su llamado a movilizarse contra las políticas económicas del gobierno no son más que demagogia pues su principal interés es garantizarle la paz social, es decir la ausencia de conflictos y luchas contra el gobierno, para no perjudicar a Santos y su campaña por el SI en el plebiscito sobre los acuerdos de La Habana.

Las políticas económicas y sociales de Santos y aceptadas por Las Farc, condensadas en los acuerdos de La Habana y que el plebiscito busca ratificar, no harán más que perpetuar la miseria del pueblo chocoano, terminando de entregar sus recursos a los grandes empresarios nacionales y de multinacionales de la agroindustra y la minería. Y desde la ultraderecha uribista ligada al paramilitarismo y los terratenientes que han despojado a millones de sus tierras, los que impulsan el NO, querrán aprovechar el descontento para usarlo en su disputa contra el sector de Santos.

Por eso hay que seguir el ejemplo del pueblo chocoano y desbordar a las burocracias sindicales. En el plebiscito no apoyar ni al bandido de Uribe con su No, ni al bandido de Santos con su Sí. Las soluciones a los problemas históricos causantes de la miseria del pueblo chocoano y colombiano no están en los acuerdos de La Habana. Debemos exigir una asamblea constituyente amplia, democrática y soberana que se encargue de dar salida a la grave crisis social que atravesamos los trabajadores y el pueblo colombiano.