GERENTE GENERAL DEL BANCO DE LA REPÚBLICA JUAN JOSÉ ECHAVARRÍA |
En diciembre la inflación anual
siguió descendiendo, pero su nivel y expectativas, así como las medidas de
inflación básica, superan el rango-meta del 2 al 4%. En efecto, al final de
2016 la inflación anual se redujo por quinto mes consecutivo y se situó en
5,75%. La desaceleración del IPC de alimentos continuó, aunque en diciembre fue
algo más lenta que lo esperado. Por su parte, los precios de los bienes y
servicios más impactados por la fuerte depreciación nominal pasada continúan
registrando incrementos más moderados.
Las medidas de inflación básica
también se han desacelerado, aunque a un ritmo más lento que la inflación
total. El promedio de estas medidas, que en 2016 alcanzó su mayor nivel en
julio (6,61%), descendió y se situó en diciembre en 5,6%. Algunas de las
medidas de expectativas de inflación aumentaron y todas superan el rango-meta
del 2 al 4%: la de los analistas a un año se situó en 4,25%; las que se derivan
de los papeles de deuda pública a 2, 3 y 5 años se incrementaron y se sitúan entre
3,8% y 4,8%.
Cabe esperar que los efectos de
los fuertes choques transitorios de oferta (El Niño y la depreciación nominal)
que desviaron la inflación de la meta se sigan diluyendo. Lo anterior, junto
con las acciones de política monetaria realizadas hasta el momento, debería de
conducir la inflación al rango meta en 2017.
2. CRECIMIENTO
Las nuevas cifras de actividad
económica para el cuarto trimestre de 2016 indican que el crecimiento económico
habría sido bajo, aunque algo mayor que el registrado en el tercero. Con esto,
el equipo técnico redujo la estimación de crecimiento más probable del producto
para todo 2016, desde 2% a 1,8%, contenida en un rango entre 1,6% y 2%. Para el
mismo año los nuevos datos de comercio exterior sugieren que el déficit en la
cuenta corriente habría sido algo menor que el proyectado un trimestre atrás, y
se habría situado entre 4,3% y 4,7% del PIB, con 4,5% como cifra más probable.
Para 2017 se espera una
recuperación de la demanda externa y de los términos de intercambio del país,
en un entorno de comercio mundial con alta incertidumbre. La dinámica de la
demanda interna seguiría débil, aunque algo mejor que la registrada en 2016,
debido principalmente al comportamiento de la inversión. Con esto, el equipo
técnico del Banco proyecta un crecimiento entre 0,7% y 2,7%, con 2% como cifra
más probable; este pronóstico se sitúa en la parte baja del rango proyectado
por el mercado.
La desaceleración del producto y
el menor desbalance externo en 2016, ha sido el reflejo del ajuste requerido en
la economía colombiana debido al choque negativo al ingreso nacional que el
país viene enfrentando desde mediados de 2014. La estrategia de inflación
objetivo de mantener un aumento bajo y estable en los precios al consumidor, con
expectativas de inflación ancladas en la meta, es un factor importante que
propende por la sostenibilidad del crecimiento económico. Retornar a tasas
mayores y sostenibles de crecimiento del PIB per cápita requiere reformas
estructurales en la economía, que no solo dependen del Banco de la República
sino del Gobierno y los empresarios.
3. BALANCE DE RIESGOS Y
DECISIONES DE POLÍTICA MONETARIA
En síntesis, la economía
colombiana continúa ajustándose a los fuertes choques registrados desde 2014 y
el déficit en la cuenta corriente sigue corrigiéndose. La dinámica del producto
ha sido más débil que la proyectada, la inflación se ha desacelerado y los
efectos de varios de los choques transitorios de oferta que han afectado la
inflación y sus expectativas siguen revirtiéndose y es probable que esta
tendencia continúe. No obstante, la reversión de la inflación subyacente ha
sido más lenta que la total, y algunas expectativas de inflación aumentaron y
todas superan el rango meta del 2 al 4%.
Ante este contexto
macroeconómico, existe consenso en la Junta de que, partiendo de un nivel
posiblemente contractivo, una tasa de interés de referencia menor podría
contribuir a que el producto se sitúe en su tendencia de largo plazo. Sin
embargo, la postura de la política monetaria, además de tener en cuenta la
debilidad proyectada de la demanda agregada, debe garantizar que la inflación
subyacente y las expectativas de aumentos de precios registren una reversión
robusta hacia la meta. En este entorno y con la información y pronósticos
disponibles, la Junta estima adecuada una senda decreciente de la tasa de
interés de referencia. No obstante, la gran incertidumbre que rodea el contexto
externo y la evolución futura de las expectativas de inflación y de la
actividad económica, dificulta determinar la velocidad de dicha senda.
Por lo anterior, al evaluar el
incremento de las expectativas de inflación, la mayor incertidumbre global y el
comportamiento de la demanda interna, la Junta Directiva consideró conveniente
mantener inalterada la tasa de interés de referencia a la espera de nueva
información.