Carolina Corcho |
No soy militante del Polo Democrático, pero muchas veces
voté por much@s de sus candidat@s porque veía en ellos una alternativa para
este país, participé con entusiasmo juvenil en la campaña de Carlos Gaviria,
veía en él al intelectual orgánico que describía Gramsci, con la capacidad de
asumir la dirección moral e intelectual del proceso de transformación política
y social de mi país.
Hoy veo con tristeza por lo que implica para el proyecto
democrático en Colombia, la implosión de este Partido, la proclamación de la
candidatura de Jorge Enrique Robledo a la Presidencia dela República (Que
comienza una campaña con un partido dividido), en medio de contradicciones
internas de la colectividad, de la inconformidad de amplios sectores, que han
interpuesto demandas, tutelas, porque consideran se desconocieron los estatutos
del Partido en la toma de esta decisión. Sumado a la decisión individual de
Clara Lopez de participar en el gabinete de Juan Manuel Santos, asumiendo el
costo político y la contradicción de la impopularidad de una Reforma Tributaria
y otras.
El inicio del fin, de lo que otrora fué la esperanza de
muchos y muchas colombianas que vimos en esa ola amarilla, la posibilidad de
reconstruir el bloque histórico que sacaría este país del gobierno de las
castas del bipartidismo que han gobernado de espaldas al pueblo colombiano por
siglos. Esto que ocurre no es para alegrarse, es tener que asumir nuestra
propia historia de divisionismo e incapacidad de construir acuerdos, en un
momento de transición de un proceso de paz, que continúa amenazado por quienes
siempre han usufructuado electoralmente, la Guerra y la Paz en Colombia.
¡Reconstruyámonos!