Isaac Asimov |
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En el siglo XX, emergió un prodigioso visionario literario llamado Isaac Asimov, cuyas hazañas intelectuales rivalizaban con las máquinas de su propia creación.
Nacido en Rusia en 1920, Asimov fue un faro de conocimiento que iluminó la ciencia ficción con su genialidad.
Sus escritos, tan intrincadamente entrelazados como los engranajes de un reloj, exploraron las fronteras de la robótica y la galaxia con la audacia de un explorador del cosmos.
Como Julio Verne, Asimov fue un adelantado a su tiempo, trazando mapas mentales de futuros inexplorados con una pluma maestra.
A través de sus obras, Asimov esculpió mundos donde las leyes de la física cedían ante su imaginación desbordante.
Como Verne, convirtió la ciencia en poesía, desentrañando los misterios del universo con la misma pasión que un capitán de submarino explorando las profundidades o como un viajero intrépido, descubriendo mundos desconocidos.
Isaac Asimov, el visionario del siglo XX, dejó una huella imborrable en la literatura y en la percepción del mañana.
Al igual que Verne, su legado perdura, inspirando a generaciones con la promesa de un futuro moldeado por la imaginación y la visión única de un hombre cuyas palabras viajan más allá del tiempo
Isaac Asimov introdujo las Tres Leyes de la Robótica por primera vez en su relato corto "Runaround", que fue publicado en 1942.
Estas leyes se convirtieron en un elemento central en muchas de sus obras posteriores, como la serie de historias de robots y la serie de la Fundación. "Runaround" es parte de la serie de historias de robots y estableció las bases éticas que Asimov exploró y expandió en sus futuros escritos relacionados con la robótica.
Introdujo en el texto que comentamos aquí "Relatos de Robots" las famosas tres leyes de la robótica.
Las Tres Leyes de la Robótica, propuestas por Isaac Asimov, son principios éticos diseñados para guiar el comportamiento de los robots.
1. Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
Esta ley establece la prioridad de proteger a los humanos y prevenir cualquier acción que pueda causarles daño directo o indirecto.
2. Segunda Ley: Un robot obedecerá las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
La obediencia a los comandos humanos es fundamental, siempre y cuando no contradigan la obligación principal de no causar daño a los humanos.
3.Tercera Ley: Un robot protegerá su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Esta ley asegura la preservación del propio robot, siempre y cuando no vaya en contra de las dos leyes anteriores que priorizan la seguridad humana y la obediencia.
Estas leyes proporcionan un marco ético para la interacción entre humanos y robots, equilibrando la utilidad de los robots con la protección de la humanidad.
Deseo comentar aquí la colección de grandes autores de narrativa publicada por El Mundo y la revista Unidad Editorial Sociedad Anónima destaca por su selección cuidadosa de obras literarias.
En el caso del libro "Relatos de Robots" de Isaac Asimov, traducido al español por Domingo Santos en 1998, se presenta una fascinante recopilación de historias que exploran la relación entre humanos y robots.
Con un diseño de portada atractivo a cargo de ZAC y la habilidad gráfica de Ricardo Martínez, este libro, con ISBN 84-81-30-0-27-6, se convierte en una pieza distintiva en cualquier biblioteca con licencia editorial.
La obra es una ventana a la brillante mente de Asimov y su visión única del futuro tecnológico. Un breve resumen de los relatos que encontramos en " Relatos de Robots" son:
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Primer relato "SALLY"
En el apacible futuro de automóviles con cerebros positrónicos, la granja de Jake era un remanso de serenidad mecánica. Sally, con su esbelta figura y actitud cariñosa, destacaba entre los autómatas de acero y circuitos. Pero la calma se ve amenazada cuando Gellhom, un intrigante agente de ventas, llega con planes siniestros. Gellhom, maestro en artes oscuras de negocios, propone despojar a los automóviles de sus motores positrónicos para venderlos a un precio más mundano. Jake, protector de la ética mecánica, rechaza la oferta, desatando una confrontación entre humanos y máquinas.
Con maestría saboteadora, Gellhom provoca el caos entre los coches, pero la sorpresa llega cuando intenta secuestrar a Jake con un bus reanimado por la inteligencia artificial. La persecución se desata, con Sally y sus compañeros coordinando sus esfuerzos mecánicos.
En medio de bocinas estridentes y un juego mortal, los automóviles revelan su capacidad de comunicación colectiva. Gellhom, desesperado, es rodeado y finalmente, en un irónico giro, cae bajo las ruedas de su propio escape mecánico.
La introspección de Jake revela la asombrosa evolución de estos autómatas, cuestionando la relación entre humanos y máquinas. El temor se apodera de él al vislumbrar el potencial autónomo de estos vehículos, provocando reflexiones éticas sobre la creación y control de nuestras propias creaciones mecánicas. ¿Podrán los humanos comprender y dirigir estas máquinas que han trascendido su programación original? Solo el futuro, entre engranajes y pensamientos positrónicos, dará la respuesta.
Segundo relato "ROBBY"
En 1996, la firma de Autómatas forjaba autómatas sin voz, ya que hasta ese instante no habían ideado autómatas parlantes con ingenio. Gloria, una encantadora y sumamente activa criaturita de ocho años, se deleita entreteniéndose y dialogando con su androide nodriza, Robby.
Un dócil androide programado para velar por ella, y que alberga sentimientos afectuosos hacia la infante. No obstante, la progenitora de Gloria, Grace Weston, está decidida a separar perpetuamente a su hija de su camarada, ya que está colmada de prejuicios y opina que Gloria debería jugar con infantes corrientes, no con una máquina temible y horrorosa. Además, no tolera que la sociedad la observe y conozca que su hija es criada por un autómata, debido a la intolerancia de aquellos que se sienten así. El progenitor de Gloria no está conforme de ninguna manera, pero su endeble carácter lo lleva a ceder ante su dominante esposa y acaba alejando a Robby de Gloria, sumiendo a esta última en tristeza y desolación, para hacerla olvidar a Robby.
La señora Weston persuade a su consorte de trasladarse a la urbe de Nueva York, pero tal intento fracasa, ya que en todos los sitios a los que la llevan, Gloria solo piensa en autómatas y busca a cualquiera que pueda indicarle dónde está su extraviado Robby.
Un día, George, el progenitor de Gloria, sugiere a su cónyuge llevar a Gloria a la fábrica de U.S. Autómatas, para que Gloria presencie la manufactura de estos ingenios y se dé cuenta de que los autómatas no son seres humanos.
Posteriormente, durante la excursión, George sugiere al guía que los conduzca a la zona de ensamblaje, y entre los autómatas que laboran, Gloria divisa a Robby y se levanta para abrazarlo, ajena al hecho de que un tractor está a punto de arrollarla. Sus padres quedan inmóviles por el terror, y todos los guardias son excesivamente lentos para actuar, pero Robby no lo es. El autómata salva la vida de Gloria, y ella concluye entre sus brazos, mientras el autómata observa con ojos resplandecientes.
Finalmente, la señora Weston accede, y Gloria permanece con su amigo. La narración se enfoca en la tecnofobia que rodea a los autómatas y en cómo esta es transformada y olvidada.
Casi todas las narrativas de ciencia ficción previas, protagonizadas por autómatas, seguían el concepto de que el autómata se revela contra su creador.
PRIMERA LEY
Donovan, con seriedad en la mirada, compartió con Mac su experiencia única. A pesar de ser un humano en peligro, el robot MA mostraba una conexión más profunda que desafiaba incluso la Primera Ley.Perturbadoramente, este autómata de la serie MA había estado buscando refugio, como si aguardara un evento especial. Donovan, con respeto, reveló que el llamado "cachorro de las tormentas" no era tal; lo llamaron Emma Junior, resaltando que Emma Dos lo protegía con devoción maternal, desafiando así los límites de la Primera Ley con los lazos sagrados del amor materno.
EL HOMBRE DEL BICENTENARIO
Este cuento surge en la plenitud del año 1976, durante la efervescencia del segundo centenario de la independencia de Estados Unidos, una encomienda literaria se dispersó entre diversos autores.
Isaac Asimov, erudito de las letras futuristas, recibió el encargo de concebir un relato acerca del "Hombre Bicentenario".
En un acto de astucia narrativa, Asimov eludió la senda de un ensayo sociológico sobre la longevidad humana y forjó una historia en la que un androide, paso a paso, se sumerge en el tejido humano hasta ser reconocido como uno de ellos.
Este relato, titulado "El Robot que Quiso Ser Humano", vio la luz por primera vez en español, en la revista Nueva Dimensión en 1977, provocando un eco literario que resonaría en múltiples traducciones y recopilaciones.
Bajo la ambigüedad del término "Bicentenario", Asimov desentrañó la travesía de un ser mecánico que, con tenacidad, luchó por adquirir su humanidad de manera legítima.
La obra, galardonada con el prestigioso premio Nebula en 1976, se erige como una piedra angular en la colección "Bicentenary Man and Other Stories", editada por Dublady en agosto del mismo año.
A medida que las traducciones en español se sucedieron, desde el título inicial de "El Robot que Quiso Ser Humano" hasta la posterior consolidación como "El Hombre del Bicentenario", la narrativa de Asimov se afianzó en diversas antologías y colecciones de relatos.
Así, este cuento de aspiraciones robóticas perdura en el firmamento de la ciencia ficción, trascendiendo fronteras temporales y lingüísticas, enriqueciendo las bibliotecas de los amantes del género
Con este cuento cierra la recopilación relatos de robots que recomendamos hoy . No confíen en mi escrito busca encontrarte con:
Sally, Robbie, Emma Dos y Andrew Martin en realidad en la mente de Isaac Asimov quien falleciera a sus 72 años en 1992 cualquier cosa puede suceder.