Por Editson Romero Angulo
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El concepto del "Nuevo Orden Mundial" (NOM) ha sido motivo de análisis y debate a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días. No obstante, la consolidación del capital financiero ha introducido una nueva dimensión en este marco, lo cual sugiere que las disputas actuales no se limitan a un mero reacomodamiento de poderes, sino a la conformación de un sistema donde el capital financiero busca una hegemonía total.
En este artículo, se analizará cómo el NOM se ha consolidado y cómo la disputa actual se centra en establecer un nuevo orden internacional que sostenga esta consolidación del capital financiero global.
El Nuevo Orden Mundial: Diferencias con el Nuevo Orden Internacional
Uno de los aspectos fundamentales que debe comprenderse es la distinción entre el Nuevo Orden Mundial y el Nuevo Orden Internacional.
El Nuevo Orden Internacional se refiere a los cambios y reacomodamientos entre las potencias internacionales, principalmente en los ámbitos político y económico. Por ejemplo, tras la Primera Guerra Mundial, la presión de fuerzas entre las principales potencias, como Alemania, Gran Bretaña y Francia, cambió drásticamente. La desintegración de los imperios europeos y la emergencia de nuevos actores, como los Estados Unidos y la Unión Soviética, crearon un contexto donde las relaciones internacionales debían ser reevaluadas.
En contraste, el Nuevo Orden Mundial implica un cambio más profundo, no solo en las estructuras de poder internacionales, sino en la naturaleza de las relaciones entre clases sociales, en especial las trabajadoras. Bajo este orden, el sistema financiero capitalista no solo consolida su hegemonía sobre los mercados y los estados, sino que también reorganiza las formas de vida, especialmente en las clases trabajadoras, al subordinar sus vidas a las exigencias del capital global.
La Consolidación del Capital Financiero En el contexto del Nuevo Orden Mundial, la consolidación del capital financiero ha sido un proceso largo, que data del siglo XIX, con la expansión de las ideas liberales de la Revolución Francesa. Este proceso se aceleró con las revoluciones industriales y, posteriormente, con la consolidación de los Estados Unidos como potencia mundial tras la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, el capital financiero ha adquirido un protagonismo sin precedentes, controlando no solo las economías nacionales, sino también las políticas gubernamentales a través de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
En este sentido, la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría marcaron un punto clave para la consolidación de este Nuevo Orden Mundial. La derrota temporal del modelo socialista dejó el campo libre para la expansión global del capitalismo financiero, cuya lógica se basaba en la maximización de beneficios, la apertura de mercados y la liberalización económica. Sin embargo, esta consolidación no ha estado exenta de desafíos.
Crecimiento económico global:
Al consolidar su control sobre las economías globales, el capital financiero ha impulsado un crecimiento económico sostenido, especialmente en países emergentes como China e India. Apertura de mercados y avances tecnológicos: La globalización ha permitido el flujo de capitales e innovaciones tecnológicas, lo que ha mejorado las condiciones de vida en muchas regiones.
Desventajas:
Desigualdad económica
La concentración del capital en manos de unas pocas élites financieras ha exacerbado la desigualdad tanto a nivel global como dentro de los países.
Dependencia de economías locales
Los países en desarrollo, al estar sujetos a las políticas económicas impuestas por organismos internacionales, han visto cómo sus economías se ven gravemente afectadas en momentos de crisis global, como ocurrió durante la pandemia de COVID-19.
Estrategias de Consolidación Total del Capital Financiero
En la actualidad, la disputa ya no se trata solo de un reacomodamiento geopolítico, sino de una lucha por mantener y fortalecer el control total del capital financiero.
Los gobiernos nacionales han quedado subordinados a los intereses de una élite financiera global, que controla los recursos, las políticas monetarias y la producción.
Las siguientes estrategias se han implementado para asegurar esta consolidación
Crisis Sanitarias y Control Social:
Como se observó durante la pandemia de COVID-19, las élites financieras han utilizado crisis sanitarias para justificar la implementación de políticas que restringen las libertades individuales y consolidan el control sobre la población.
La digitalización de los servicios, incluida la banca electrónica, ha permitido un control más exhaustivo de las actividades financieras de los ciudadanos.
Ventajas:
Mejora en la eficiencia de servicios digitales y atención sanitaria a distancia. Reducción de contagios y control de pandemias mediante confinamientos.
Contras:
Aumento de la vigilancia masiva y pérdida de privacidad.
Destrucción de pequeños negocios y economías locales debido al confinamiento. Colapso Económico Programado: La crisis del petróleo en 2020 y la caída del precio del dólar son ejemplos de cómo el capital financiero puede desestabilizar mercados enteros para facilitar una reconfiguración económica que favorezca sus intereses.
Ventajas:
Oportunidades para innovaciones tecnológicas y transición energética. Reorganización de las economías hacia modelos más sostenibles.
Contras:
Pérdida masiva de empleos y colapso de empresas pequeñas y medianas. Inestabilidad económica global que afecta a los más vulnerables.
Estrategias Políticas y Sociales:
Para mantener su control, las élites financieras han promovido políticas que deslegitiman a los gobiernos nacionales y fomentan el surgimiento de tecnocracias, que buscan reemplazar la política tradicional por un sistema de administración basado en la eficiencia económica y el control de la información.
Ventajas:
Aumento de la eficiencia en la administración pública y reducción de la corrupción. Promoción de una agenda global que favorezca la cooperación internacional.
Contras:
Desaparición de espacios democráticos y mayor centralización del poder. Manipulación de la opinión pública para justificar políticas represivas.
Conclusión
La consolidación del Nuevo Orden Mundial, liderado por el capital financiero, es una realidad que ha configurado el panorama internacional del siglo XXI. Sin embargo, la disputa actual gira en torno a la creación de un nuevo orden internacional que asegure el control absoluto de este capital sobre las naciones y sus recursos.
Las estrategias implementadas, como la utilización de crisis sanitarias, el colapso económico controlado y la promoción de tecnocracias, están orientadas a consolidar esta hegemonía.
En última instancia, la pregunta que queda es si este proceso traerá consigo una mayor estabilidad o si, por el contrario, aumentará las tensiones sociales y políticas a nivel global.
El futuro del orden internacional dependerá de la capacidad de las naciones y sus ciudadanos para resistir o adaptarse a las nuevas dinámicas de poder que impone el capital financiero.
Bibliografía y Webgrafía
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