Por Editson Romero Angulo
Periodista
La idea naci贸 entre conversaciones de esquina, papeles sueltos y la urgencia de contar lo que no se ve en los grandes medios. Quer铆amos que El Humanitario dejara de ser solo digital, que se imprimiera con tinta real, que se doblara en las manos, que se leyera en la sala, en la tienda, en la plaza. As铆 empez贸 la traves铆a de producir una edici贸n f铆sica, con una sola tinta, pero con todas las voces.
El dise帽o fue artesanal y riguroso. Cada nota se
pens贸 desde el territorio: el sismo en Paratebueno, los humedales de Soacha, la
inseguridad en Las Cruces, la ciencia juvenil en los barrios. No quer铆amos una
edici贸n decorativa, sino una herramienta cr铆tica, una bit谩cora de lo que nos
duele y nos inspira.
La impresi贸n fue local, con aliados que entendieron el valor simb贸lico del proyecto. Mil ejemplares salieron del taller, con olor a papel reci茅n cortado y tinta fresca. La distribuci贸n fue cuerpo a cuerpo: vecinos, l铆deres, comerciantes, estudiantes. No hubo intermediarios ni algoritmos. Solo confianza, palabra y calle.
Editamos un tiraje de 1000 y lo m谩s bello es ver a una se帽ora leerlo en
voz alta en la tienda, a un joven guardarlo en su mochila, a un l铆der comunal
pedir m谩s copias para su reuni贸n. El Humanitario se volvi贸 conversaci贸n,
memoria, resistencia.