Por. Editson Romero Angulo. Periodista
🟦 Entrega 1: “El nacimiento de la derecha liberal: entre ilustración y propiedad”
🧭 Introducción histórica
A finales del siglo XVIII, el liberalismo emergió como una fuerza política que desafiaba el absolutismo monárquico. Inspirado por la Ilustración, defendía la libertad individual, la propiedad privada y el libre mercado. Aunque se presentó como emancipador, su visión excluía a amplios sectores sociales: mujeres, campesinos, esclavos y pueblos originarios.
La derecha liberal no buscaba destruir el orden,
sino reformarlo desde la racionalidad y el interés económico. Fue el germen de
una derecha “blanda”, pero profundamente elitista.
Crónica territorial: “La hacienda y el papel sellado”
siglo XIX.
En los valles andinos, la propiedad de la tierra era símbolo de poder. Don Eusebio, propietario de una extensa hacienda, no solo controlaba la producción agrícola, sino también el acceso a la justicia. Los campesinos debían pagar con papel sellado cualquier reclamo legal, un impuesto heredado del orden colonial que el liberalismo mantuvo intacto.
María Antonia, jornalera, recuerda cómo su padre fue encarcelado por negarse a pagar ese tributo injusto. “Decían que éramos libres, pero no podíamos ni hablar sin pagarles”, cuenta.
El liberalismo llegó
con promesas de igualdad, pero en los campos, la propiedad seguía siendo ley.
🗣️Entrevistado: Prof. Julián Rivas, historiador local
Lugar: Biblioteca de la Victoria
Fecha: agosto de 2025
Editson Romero Angulo (ERA): Profesor Rivas, en el artículo se plantea que el liberalismo, aunque se presentó como emancipador, mantuvo estructuras coloniales como el papel sellado. ¿Podemos hablar de una continuidad del poder excluyente?
Julián Rivas (JR): Absolutamente. El liberalismo
decimonónico fue una modernización del privilegio, no su abolición. Se
sustituyó el absolutismo por una élite ilustrada, pero los mecanismos de
exclusión —como el papel sellado, la propiedad de la tierra o el acceso a la
justicia— siguieron intactos. En los valles andinos, el hacendado liberal era
tan autoritario como el encomendero colonial.
ERA: ¿Cómo se vivía esa contradicción en lo cotidiano?
JR: María Antonia lo resume con crudeza: “Decían que
éramos libres, pero no podíamos ni hablar sin pagarles”. Esa frase encierra el
drama de miles de campesinos. El liberalismo proclamaba derechos, pero los
condicionaba al pago, al registro, al sello. La ley era un privilegio, no una
garantía.
ERA: ¿Y qué papel jugó la educación en ese modelo?
JR: Fue instrumental. Se alfabetizó para obedecer, no
para cuestionar. Los manuales escolares exaltaban la libertad, pero
invisibilizaban a los pueblos originarios, a las mujeres, a los jornaleros. La
historia oficial fue escrita por los vencedores, y el liberalismo se convirtió
en dogma.
ERA: ¿Podemos hablar entonces de una derecha liberal
“blanda”, pero profundamente excluyente?
JR: Sí, y esa “blandura” era estratégica. Se
presentaban como reformistas, racionales, modernos. Pero detrás de esa fachada
había una defensa férrea de la propiedad, del orden y del privilegio. El papel
sellado no era solo un impuesto: era un símbolo de quién podía hablar y quién
debía callar.
ERA: ¿Qué enseñanzas nos deja esa historia para el
presente?
🔍 Análisis simbólico
La propiedad privada se convirtió en el eje
simbólico de la derecha liberal. Representaba libertad para unos, pero
exclusión para muchos. El papel sellado, como objeto, condensaba esa paradoja:
legalidad sin justicia.