Por. Editson Romero Angulo
Periodista e Investigador
En la historia de Colombia, hay figuras que no solo desafían el poder establecido, sino que encarnan una lucha profunda por la dignidad popular. José María Melo, el teniente mestizo que se convirtió en presidente en 1854, y Gustavo Petro Urrego, el actual mandatario colombiano, comparten más que una ideología: comparten una narrativa de resistencia, exclusión y reivindicación.
🌄 Orígenes: del margen al centro
José María Melo nació en Chaparral en 1800, hijo de una sociedad que lo relegaba por su origen mestizo y condición artesanal. Gustavo Petro, nacido en Ciénaga de Oro en 1960, creció en un entorno rural y se formó como economista, pero su militancia en el M-19 lo colocó en el margen político durante décadas. Ambos emergen desde abajo, desde territorios periféricos, y desafían las élites criollas que han dominado el país.
⚔️ Trayectoria insurgente
Melo combatió junto a Bolívar en las guerras de independencia, y más tarde lideró un gobierno popular que defendía los derechos de los artesanos frente a una oligarquía excluyente. Petro, por su parte, participó en la insurgencia urbana del M-19, diferenciándose de las guerrillas rurales como las FARC, y luego transitó hacia la política institucional, convirtiéndose en senador, alcalde de Bogotá y finalmente presidente.
Ambos líderes justificaron su lucha como respuesta a un sistema cerrado: Melo contra el orden conservador postcolonial, Petro contra el Frente Nacional y sus exclusiones políticas.
🏛️ Presidencias simbólicas
La presidencia de Melo duró apenas ocho meses, pero fue suficiente para convertirlo en el primer presidente de origen popular e indígena. Petro, en cambio, llegó al poder en 2022 tras décadas de lucha política, siendo el primer presidente de izquierda en la historia republicana de Colombia.
Ambos gobiernos han sido interpretados como gestos simbólicos más que como administraciones convencionales. Melo fue derrocado por un golpe conservador; Petro enfrenta una oposición feroz que cuestiona su legitimidad y sus reformas estructurales.
🕯️ Culto y memoria
Petro ha reivindicado abiertamente la figura de Melo, incluso solicitando la repatriación de sus restos desde México. En sus discursos, lo presenta como un precursor de la lucha popular, un símbolo de resistencia frente al colonialismo interno y la exclusión racial. Esta lectura conecta a Melo con Benito Juárez y otros líderes latinoamericanos que desafiaron el orden heredado de la colonia.
🔍 Conclusión: ¿Dos caras de una misma historia?
José María Melo y Gustavo Petro no son iguales, pero sus vidas se reflejan como espejos en la historia colombiana. Ambos representan la irrupción del pueblo en el poder, el desafío a las élites, y la persistencia de una memoria insurgente que se niega a morir. Si Melo fue el último soldado del Libertador, Petro podría ser el primer presidente que lo convierte en símbolo nacional.