Historia y Evolución de la derecha 🏰 Entrega 2: “Conservadurismo y orden: la nostalgia del trono y el altar”

Por. Editson Romero Angulo. Periodista

🧭 Introducción histórica


Tras las revoluciones liberales del siglo XIX, surgió una corriente que buscaba restaurar el orden perdido: el conservadurismo. Defendía la monarquía, la religión y la jerarquía social como pilares de estabilidad. En América Latina, esta visión se tradujo en alianzas entre terratenientes, clero y militares, que resistían cualquier intento de democratización profunda.

El conservadurismo no solo fue una postura política, sino una sensibilidad: el miedo al caos, la idealización del pasado y la defensa de un orden “natural”.

 Crónica territorial: “El cura, el coronel y el cacique”


En el pueblo de Santa Efigenia, el poder se repartía entre tres figuras: el cura, el coronel retirado y el cacique local. Cada uno representaba una dimensión del conservadurismo: la fe, la fuerza y la tradición.

Cuando los jóvenes del pueblo intentaron fundar una escuela laica, fueron acusados de “herejía republicana”. El coronel ordenó cerrar el local, el cura excomulgó a los promotores, y el cacique los expulsó de sus tierras. “Aquí no se cambia lo que Dios y la patria han mandado”, decía el cartel que colgaron en la plaza.

🗣️ Entrevista crítica: “El orden como dogma”


Entrevistada:
Ana Lucía Bermúdez, antropóloga especializada en estructuras de poder y memoria territorial.

Lugar de la entrevista: Biblioteca del Instituto De Investigaciones Humanísticas Baruch de Espinoza

Editson Romero Angulo (ERA): Ana Lucía, en el contexto de Santa Efigenia, ¿Cómo se manifiesta el conservadurismo territorial en la vida cotidiana?

Ana Lucía Bermúdez (ALB): Se manifiesta en gestos, normas no escritas y silencios impuestos. El conservadurismo no necesita leyes explícitas para operar: basta con que el cura no bendiga, el coronel no salude y el cacique no ceda. Es un poder que se ejerce desde la costumbre, pero que castiga con dureza cualquier desviación.

ERA: ¿Qué papel juegan los símbolos en esa estructura de poder?

ALB: Son fundamentales. El altar representa la obediencia espiritual, el uniforme la obediencia militar, y el escudo la obediencia territorial. Son símbolos que no solo decoran, sino que ordenan. En Santa Efigenia, el cartel que decía “Aquí no se cambia lo que Dios y la patria han mandado” no era solo una advertencia: era una sentencia.

ERA: ¿Podemos hablar de una violencia simbólica?

ALB: Absolutamente. Cuando se excomulga a jóvenes por querer una escuela laica, se les expulsa no solo del templo, sino del relato oficial del pueblo. Se les convierte en “otros”, en amenazas al orden. Esa violencia simbólica es más duradera que la física, porque se hereda como miedo.

ERA: ¿Cómo se puede resistir a ese orden sin caer en la confrontación directa?

ALB: A través de la memoria crítica y la creación de espacios alternativos. Una biblioteca comunitaria, una emisora local, una crónica como la que tú escribes, son formas de disputar el relato. No se trata de destruir el orden, sino de evidenciar que fue construido, y que puede ser transformado.

ERA: ¿Qué le dirías a los jóvenes de Santa Efigenia que fueron expulsados?

ALB: Que su herejía es semilla. Que cada escuela laica, cada cartel que cuestiona, cada palabra escrita fuera del dogma, es una grieta en el muro. Y que las grietas, con el tiempo, dejan entrar la luz.

“El conservadurismo territorial se expresa en la defensa de estructuras de poder que se presentan como naturales. Pero ese ‘orden’ es construido, y muchas veces violento. En nombre de la tradición, se han silenciado generaciones enteras.”

🔍 Análisis simbólico




El conservadurismo utiliza símbolos como el altar, el uniforme y el escudo para legitimar su poder. La nostalgia es su principal herramienta: idealiza un pasado que nunca fue justo, pero que sirve para frenar el cambio.