"Las dos
concepciones fundamentales (¿o las dos posibles? ¿o las dos que se observan en
la historia?) del desarrollo (evolución) son: el desarrollo como disminución y
aumento, como repetición, y el desarrollo como unidad de los contrarios (la
división del todo único en dos contrarios mutuamente excluyentes y su relación
recíproca)."[3]
Lenin se refiere aquí precisamente a estas dos diferentes
concepciones del mundo.
Durante largo
tiempo en la historia, tanto en China como en Europa, el modo de pensar
metafísico formó parte de la concepción idealista del mundo y ocupó una
posición dominante en el pensamiento humano. En Europa, el materialismo de la
burguesía en sus primeros tiempos fue también metafísico. Debido a que una
serie de países europeos entraron, en el curso de su desarrollo
económico-social, en una etapa de capitalismo altamente desarrollado, a que las
fuerzas productivas, la lucha de clases y las ciencias alcanzaron en esos
países un nivel sin precedentes en la historia y a que allí el proletariado
industrial llegó a ser la más grande fuerza motriz de la historia, surgió la
concepción marxista, dialéctica materialista, del mundo. Entonces, junto al
idealismo reaccionario, abierto y sin disimulo, apareció en el seno de la
burguesía el evolucionismo vulgar para oponerse a la dialéctica materialista.
La concepción
metafísica del mundo, o concepción del mundo del evolucionismo vulgar, ve las
cosas como aisladas, estáticas y unilaterales. Considera todas las cosas del
universo, sus formas y sus especies, como eternamente aisladas unas de otras y
eternamente inmutables. Si reconoce los cambios, los considera sólo como
aumento o disminución cuantitativos o corno simple desplazamiento. Además, para
ella, la causa de tal aumento, disminución o desplazamiento no está dentro de
las cosas mismas, sino fuera de ellas, es decir, en el impulso de fuerzas
externas. Los metafísicos sostienen que las diversas clases de cosas del mundo
y sus características han permanecido iguales desde
pág. 335
que comenzaron a
existir, y que cualquier cambio posterior no ha sido más que un aumento o
disminución cuantitativos. Consideran que las cosas de una determinada especie
sólo pueden dar origen a cosas de la misma especie, y así indefinidamente, y
jamás pueden transformarse en cosas de una especie distinta. Según ellos, la
explotación capitalista, la competencia capitalista, la ideología
individualista de la sociedad capitalista, etc., pueden ser halladas igualmente
en la sociedad esclavista de la antigüedad, y aun en la sociedad
primitiva, y existirán sin cambio para siempre. En cuanto al desarrollo social,
lo atribuyen a factores exteriores a la sociedad, tales como el medio
geográfico y el clima. De manera simplista, tratan de encontrar las causas del
desarrollo de las cosas fuera de ellas mismas, y rechazan la tesis de la
dialéctica materialista según la cual el desarrollo de las cosas se debe a sus
contradicciones internas. En consecuencia, no pueden explicar ni la diversidad
cualitativa de las cosas, ni el fenómeno de la transformación de una calidad en
otra. En Europa, este modo de pensar se manifestó como materialismo mecanicista
en los siglos XVII y XVIII y como evolucionismo vulgar a fines del siglo XIX y
comienzos del XX. En China, el modo metafísico de pensar expresado en el dicho
"El cielo no cambia y el Tao tampoco"[4], ha sido durante largo
tiempo sostenido por la decadente clase dominante feudal. En cuanto al
materialismo mecanicista y al evolucionismo vulgar, importados de Europa en los
últimos cien años, son sostenidos por la burguesía.
En oposición a la
concepción metafísica del mundo, la concepción dialéctica materialista del
mundo sostiene que, a fin de comprender el desarrollo de una cosa, debemos
estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas; dicho de otro modo,
debemos considerar que el desarrollo de las cosas es un automovimiento, interno
y necesario, y que, en su movimiento, cada cosa se encuentra en interconexión e
interacción con las cosas que la rodean. La causa fundamental del desarrollo de
las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio
interno. Todas las cosas entrañan este carácter contradictorio; de ahí su
movimiento, su desarrollo. El carácter contradictorio interno de una cosa es la
causa fundamental de su desarrollo, en tanto que su interconexión y su
interacción con otras cosas son causas secundarias. Así, pues, la dialéctica
materialista refuta categóricamente la teoría metafísica de la causalidad
externa o del impulso externo, teoría sostenida por el materialismo mecanicista
y el evolucionismo vulgar. Es evidente que las causas puramente externas sólo
pueden provocar el movimiento mecánico de las cosas, esto es, sus
pág. 336
cambios de dimensión
o cantidad, pero no pueden explicar la infinita diversidad cualitativa de las
cosas ni la transformación de una cosa en otra. De hecho, hasta el movimiento
mecánico, impulsado por una fuerza externa, tiene lugar también a través del
carácter contradictorio interno de las cosas. El simple crecimiento de las
plantas y los animales, su desarrollo cuantitativo, también se debe
principalmente a sus contradicciones internas. De la misma manera, el
desarrollo de la sociedad no obedece principalmente a causas externas, sino
internas. Países de condiciones geográficas y climáticas casi idénticas se
desarrollan de un modo muy distinto y desigual. Más aún, en un mismo país se
producen enormes cambios sociales sin que haya cambiado su geografía ni su
clima. La Rusia imperialista se transformó en la Unión Soviética socialista, y
el Japón feudal, cerrado al mundo exterior, se transformó en el Japón
imperialista, sin que se hubieran producido cambios en el medio geográfico ni
el clima de ninguno de los dos países. China, dominada durante largo tiempo por
el feudalismo, ha experimentado enormes cambios en los últimos cien años y
ahora está avanzando hacia su transformación en una nueva China, emancipada y
libre; sin embargo, no han ocurrido cambios ni en su geografía ni en su clima.
Por cierto, se operan cambios en la geografía y el clima de la Tierra en su
conjunto y de cada una de sus zonas, pero son insignificantes en comparación
con los cambios en la sociedad; los primeros se manifiestan en términos de
decenas de miles de años, en tanto que los segundos lo hacen en términos de
miles, cientos o decenas de arios, e incluso en pocos años o meses (en períodos
de revolución). Según la dialéctica materialista, los cambios en la naturaleza
son ocasionados principalmente por el desarrollo de las contradicciones internas
de ésta, y los cambios en la sociedad se deben principalmente al desarrollo de
las contradicciones internas de la sociedad, o sea, las contradicciones entre
las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre las clases y
entre lo viejo y lo nuevo. Es el desarrollo de estas contradicciones lo que
hace avanzar la sociedad e impulsa la sustitución de la vieja sociedad por la
nueva. ¿Excluye la dialéctica materialista las causas externas? No. La
dialéctica materialista considera que las causas externas constituyen la
condición del cambio, y las causas internas, su base, y que aquéllas actúan a
través de éstas. A una temperatura adecuada, un huevo se transforma en pollo,
pero ninguna temperatura puede transformar una piedra en pollo, porque sus bases
son diferentes. Existe constante influencia mutua entre los pueblos de los
diferentes países. En la época del capitalismo,
pág. 337
especialmente en la
época del imperialismo y de la revolución proletaria, son extremadamente
grandes la influencia mutua y la interacción entre los diversos países en los
terrenos político, económico y cultural. La Revolución Socialista de Octubre
inauguró una nueva era no sólo en la historia de Rusia, sino también en la
historia mundial. Ha ejercido influencia en los cambios internos de los demás
países del mundo y también, con especial profundidad, en los cambios internos
de China. Tales cambios, sin embargo, han tenido lugar a través de las
respectivas leyes internas de dichos países, incluida China. Cuando dos
ejércitos traban combate y uno resulta vencedor y el otro, vencido, tanto la
victoria del uno como la derrota del otro son determinadas por causas internas.
Uno es el vencedor gracias a su poderío o a la corrección de su mando, y el
otro sale derrotado sea por su debilidad o por los errores de su mando; las
causas externas actúan a través de las causas internas. En China, la derrota
que la gran burguesía infligió al proletariado en 1927 se produjo por obra del
oportunismo que existía entonces en el seno del proletariado chino (dentro del
Partido Comunista de China). Cuando liquidamos ese oportunismo, la revolución
china volvió a desarrollarse. El que más tarde la revolución china haya sufrido
de nuevo serios golpes de sus enemigos es consecuencia del aventurerismo que surgió
en nuestro Partido. Cuando liquidamos el aventurerismo, nuestra causa reanudó
su avance. De esto se desprende que si un partido quiere conducir la revolución
a la victoria, ha de basarse en la justeza de su línea política y en la solidez
de su organización.
La concepción
dialéctica del mundo surgió ya en la antigüedad, tanto en China como en
Europa. Sin embargo, la antigua dialéctica tenía un carácter espontáneo e
ingenuo; en razón de las condiciones sociales e históricas de entonces, no le era
posible constituirse en teoría sistemática, y por eso no podía dar una
explicación completa del universo y fue reemplazada más tarde por la
metafísica. Hegel, célebre filósofo alemán de fines del siglo XVIII y comienzos
del XIX, hizo importantísimas contribuciones a la dialéctica, pero su
dialéctica era idealista. Sólo cuando Marx y Engels, los grandes protagonistas
del movimiento proletario, crearon la gran teoría del materialismo dialéctico y
del materialismo histórico sintetizando todo lo positivo conquistado en la
historia del conocimiento humano y, en particular, asimilando críticamente los
elementos racionales de la dialéctica hegeliana, se produjo en la historia del
conocimiento humano una gran revolución sin precedentes. Esta gran teoría ha
sido desarrollada
pág. 338
posteriormente por
Lenin y Stalin. Al ser introducida en nuestro país, provocó enormes cambios en
el pensamiento chino.
Esta concepción
dialéctica del mundo nos enseña principalmente a observar y analizar el
movimiento de los contrarios en las distintas cosas, y a determinar, sobre la
base de tal análisis, los métodos para resolver las contradicciones. Por
consiguiente, es para nosotros de singular importancia comprender concretamente
la ley de la contradicción en las cosas.
II. LA UNIVERSALIDAD DE LA CONTRADICCION
Para facilitar mi
exposición, comenzaré por la universalidad de la contradicción y luego
continuaré con la particularidad de la contradicción. Lo haré así porque la
universalidad de la contradicción puede ser explicada en pocas palabras, pues
ha sido ampliamente reconocida desde que Marx, Engels, Lenin y Stalin, los
grandes creadores y continuadores del marxismo, descubrieron la concepción
dialéctica materialista del mundo y aplicaron con notables éxitos la dialéctica
materialista al análisis de numerosas cuestiones de la historia humana y de la
historia de la naturaleza y a la transformación, en muchos terrenos, de la
sociedad y la naturaleza (en la Unión Soviética, por ejemplo); en cambio,
muchos camaradas, especialmente los dogmáticos, todavía no comprenden
claramente la particularidad de la contradicción. No entienden que es
precisamente en la particularidad de la contradicción donde reside la
universalidad de la contradicción. Tampoco comprenden cuán importante es, para
dirigir el curso de la práctica revolucionaria, el estudio de la particularidad
de la contradicción en las cosas concretas que tenemos ante nosotros. Es
necesario, entonces, estudiar con detenimiento la particularidad de la
contradicción y dedicar suficiente espacio a explicarla. Por esta razón, en
nuestro análisis de la ley de la contradicción en las cosas, comenzaremos por
la universalidad de la contradicción, luego dedicaremos especial atención al
análisis de la particularidad de la contradicción, y volveremos finalmente a la
primera.
La universalidad o
carácter absoluto de la contradicción significa, primero, que la contradicción
existe en el proceso de desarrollo de toda cosa, y, segundo, que el movimiento
de los contrarios se presenta desde el comienzo hasta el fin del proceso de
desarrollo de cada cosa.
pág. 339
Engels dijo:
"El movimiento mismo es una contradicción"[5]. Lenin definió la ley
de la unidad de los contrarios como "el reconocimiento (descubrimiento) de
las tendencias contradictorias, mutuamente excluyentes, opuestas, en todos los
fenómenos y procesos de la naturaleza (incluso del espíritu y de la
sociedad)"[6]. ¿Son correctas estas ideas? Sí lo son. La interdependencia
y la lucha entre los contrarios existentes en cada una de las cosas determinan
su vida e impulsan su desarrollo. No hay cosa que no contenga contradicción;
sin contradicción no existiría el mundo.
La contradicción
es la base de las formas simples del movimiento (por ejemplo, el movimiento
mecánico) y tanto más lo es de las formas complejas del movimiento.
Engels explicó la
universalidad de la contradicción en los siguientes términos:
"Si ya el
simple cambio mecánico de lugar encierra una contradicción, tanto más la
encierran las formas superiores del movimiento de la materia y muy
especialmente la vida orgánica y su desarrollo. [. . .] la vida consiste
precisamente, ante todo, en que un ser es en cada instante el mismo y a la vez
otro. La vida, pues, es también una contradicción que, presente en las cosas y
los procesos mismos, se está planteando y resolviendo incesantemente; al cesar
la contradicción, cesa la vida y sobreviene la muerte. Vimos igualmente cómo
tampoco en el mundo del pensamiento podemos librarnos de las contradicciones, y
cómo, por ejemplo, la contradicción entre la interiormente ilimitada capacidad
cognoscitiva humana y su existencia real sólo en hombres exteriormente
limitados y que conocen limitadamente, se resuelve en la sucesión, para
nosotros al menos prácticamente infinita, de las generaciones, en un progreso
ilimitado."
"[. . .] una
de las bases fundamentales de las matemáticas superiores es precisamente la
contradicción [. . .].
"Pero ya en
las matemáticas inferiores hormiguean las contradicciones."[7]
A su vez, Lenin ilustró la universalidad de
la contradicción como sigue:
"En
matemáticas: + y -. Diferencial e integral.
En mecánica:
acción y reacción.
En física:
electricidad positiva y negativa.
pág. 340
En química:
combinación y disociación de los átomos.
En ciencias
sociales: lucha de clases."[8]
En la guerra, la
ofensiva y la defensiva, el avance y la retirada, la victoria y la derrota, son
todas parejas de fenómenos contradictorios. El uno no puede existir sin el
otro. La lucha y la interconexión entre ambos aspectos constituyen el conjunto
de la guerra, impulsan su desarrollo y resuelven sus problemas.
Toda diferencia
entre los conceptos de los hombres debe ser considerada como reflejo de las
contradicciones objetivas. El reflejo de las contradicciones objetivas en el
pensamiento subjetivo forma el movimiento contradictorio de los conceptos,
impulsa el desarrollo del pensamiento y va resolviendo sin cesar los problemas
planteados al pensamiento humano.
La oposición y la
lucha entre ideas diferentes tienen lugar constantemente dentro del Partido.
Este es el reflejo en su seno de las contradicciones entre las clases y entre
lo nuevo y lo viejo en la sociedad. Si en el Partido no hubiera contradicciones
ni luchas ideológicas para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin.
Así, pues, queda
claro que la contradicción existe universalmente, en todos los procesos, tanto
en las formas simples del movimiento como en las complejas, tanto en los fenómenos
objetivos como en los fenómenos del pensamiento. Pero ¿existe la contradicción
también en la etapa inicial de cada proceso? ¿Existe el movimiento de los
contrarios desde el comienzo hasta el fin del proceso de desarrollo de cada
cosa?
La escuela de
Deborin, a juzgar por los artículos en que la critican los filósofos
soviéticos, sostiene que la contradicción no aparece en el comienzo de un
proceso, sino sólo cuando éste ha alcanzado determinada etapa. Si así fuera, el
desarrollo del proceso hasta ese momento no obedecería a causas internas sino
externas. De esta manera, Deborin retrocede a la teoría metafísica de la
causalidad externa y al mecanismo. Aplicando este criterio al análisis de
problemas concretos, la escuela de Deborin estima que, en las condiciones de la
Unión Soviética, sólo existen diferencias, pero no contradicción, entre los
kulaks y las masas campesinas, y así coincide por entero con la opinión de
Bujarin. Al analizar la Revolución Francesa, sostiene que antes dé la
Revolución existían asimismo sólo diferencias, pero no contradicciones, dentro
del Tercer Estado, integrado por los obreros, los campesinos y la burguesía.
Tal punto de vista de la escuela de Deborin es antimarxista. Esta escuela
ignora que toda diferencia entraña ya una
pág. 341
contradicción, y que
la diferencia en sí es contradicción. Trabajadores y capitalistas han estado en
contradicción desde el nacimiento mismo de estas dos clases, sólo que la
contradicción no se agudizó al comienzo. Aun en las condiciones sociales de la
Unión Soviética, existen diferencias entre los obreros y los campesinos, y
estas diferencias en sí mismas constituyen una contradicción, sólo que ésta no
se intensificará hasta el punto de transformarse en antagónica ni tornará la
forma de lucha de clases, como es el caso de la contradicción entre
trabajadores y capitalistas; los obreros y los campesinos han formando una
sólida alianza en el curso de la construcción socialista y van resolviendo
gradualmente esa contradicción en el proceso de desarrollo del socialismo al
comunismo. De lo que aquí se trata es de contradicciones de distinto carácter,
y no de la presencia o ausencia de contradicciones. La contradicción es
universal, absoluta; existe en los procesos de desarrollo de todas las cosas y recorre
cada proceso desde el comienzo hasta el fin.
¿Qué es la
aparición de un nuevo proceso? La vieja unidad y los contrarios que la
constituyen, dejan lugar a una nueva unidad y sus correspondientes contrarios;
así nace un nuevo proceso en reemplazo del viejo. Termina el viejo proceso y
comienza el nuevo. El nuevo proceso contiene una nueva contradicción e inicia
su propia historia, la historia del desarrollo de su contradicción.
Como señaló Lenin,
Marx dio en El Capital un modelo de análisis del movimiento de los contrarios,
que recorre todo el proceso de desarrollo de una cosa desde el comienzo hasta
el fin. Este es el método que ha de emplearse al estudiar el proceso de
desarrollo de cualquier cosa. El propio Lenin también empleó correctamente este
método, que impregna todas sus obras.
"En El
Capital, Marx comienza por analizar la relación más simple, ordinaria y
fundamental, más común, más cotidiana de la sociedad burguesa (mercantil), una
relación miles de millones de veces presente: el intercambio de mercancías. El
análisis revela en este fenómeno sencillísimo (en esa 'célula' de la sociedad
burguesa) todas las contradicciones (o los gérmenes de todas las
contradicciones) de la sociedad contemporánea. La posterior exposición nos
muestra el desarrollo (a la vez crecimiento y movimiento) de dichas
contradicciones y de esa sociedad en la S [suma] de sus partes individuales,
desde su comienzo hasta su fin."
Lenin agregó:
"Tal debe ser el método de exposición (o de estudio) de la dialéctica en
general [. . .]"[9]
pág. 342
Los comunistas
chinos deben asimilar este método, pues sólo así podrán analizar correctamente
la historia y la situación actual de la revolución china y deducir sus
perspectivas futuras.
III. LA PARTICULARIDAD DE LA CONTRADICCION
La contradicción
existe en el proceso de desarrollo de cada cosa y lo recorre desde el comienzo
hasta el fin; tal es la universalidad o carácter absoluto de la contradicción.
A esto ya nos hemos referido más arriba. Detengámonos ahora en la
particularidad o carácter relativo de la contradicción.
Hay que estudiar
este problema en varios planos.
Ante todo, las
contradicciones de las diversas formas del movimiento de la materia poseen,
cada una, un carácter particular. El conocimiento que el hombre tiene de la
materia es el conocimiento de las formas de su movimiento, pues en el mundo no
hay más que materia en movimiento, y el movimiento de la materia reviste
necesariamente formas determinadas. Al abordar una forma dada del movimiento de
la materia, debemos tomar en consideración lo que tiene de común con otras
formas del movimiento. Pero aquello que encierra especial importancia, pues
sirve de base a nuestro conocimiento de una cosa, es atender a lo que esa forma
del movimiento de la materia tiene de particular, o sea, a lo que la distingue
cualitativamente de otras formas del movimiento. Sólo así podemos distinguir
una cosa de otra. Toda forma del movimiento contiene su propia contradicción
particular. Esta contradicción particular constituye la esencia particular que
diferencia a una cosa de las demás. He aquí la causa interna o, por decirlo así,
la base de la infinita variedad de las cosas del mundo. Hay muchas formas del
movimiento en la naturaleza: movimiento mecánico, sonido, luz, calor,
electricidad, disociación, combinación, etc. Todas estas formas del movimiento
de la materia son interdependientes, pero, en su esencia, cada una es diferente
de las otras. La esencia particular de cada forma del movimiento de la materia
es determinada por la contradicción particular de dicha forma. Esto ocurre no
sólo en la naturaleza, sino también en los fenómenos de la sociedad y del
pensamiento. Todas las formas sociales y todas las formas del pensamiento
tienen, cada una, su propia contradicción particular y su esencia particular.
pág. 343
La delimitación
entre las diferentes ciencias se funda precisamente en las contradicciones
particulares inherentes a sus respectivos objetos de estudio. Así, es la
contradicción peculiar de un determinado sector de fenómenos lo que constituye
el objeto de estudio de una rama dada de la ciencia. Por ejemplo: los números
positivos y los negativos en matemáticas; la acción y la reacción en mecánica;
la electricidad positiva y la negativa en física; la disociación y la
combinación en química; las fuerzas productivas y las relaciones de producción,
y la lucha entre una clase y otra en las ciencias sociales; la ofensiva y la
defensiva en la ciencia militar; el idealismo y el materialismo, la concepción
metafísica y la concepción dialéctica en filosofía, etc., -- cada una de estas
parejas de fenómenos constituye una contradicción particular y tiene una
esencia particular y, precisamente por eso, ellas son objetos de estudio de
ramas distintas de la ciencia. Cierto es que si no se comprende la
universalidad de la contradicción, no hay manera de descubrir la causa universal
o base universal del movimiento o desarrollo de las cosas; pero, si no se
estudia la particularidad de la contradicción, no hay manera de determinar la
esencia particular que diferencia a una cosa de las demás, ni de descubrir la
causa particular o base particular del movimiento o desarrollo de cada cosa, ni
de distinguir una cosa de otra, ni de delimitar los diversos dominios de la
ciencia.
En cuanto al orden
que sigue el movimiento del conocimiento humano, el hombre parte siempre del
conocimiento de lo individual y particular para llegar gradualmente a conocer
lo general. únicamente después de conocer la esencia particular de multitud de
cosas distintas, el hombre puede pasar a la generalización y conocer la esencia
común a las diversas cosas. Luego de haber llegado a conocer dicha esencia
común, el hombre se sirve de este conocimiento como guía para seguir adelante y
estudiar distintas cosas concretas que no han sido estudiadas todavía o que no
lo han sido en profundidad, a fin de descubrir la esencia particular de cada
una de ellas; sólo así puede acrecentar, enriquecer y desarrollar su
conocimiento de dicha esencia común y evitar que este conocimiento se marchite
o fosilice. Estos son los dos procesos del conocimiento: uno, de lo particular
a lo general, y el otro, de lo general a lo particular. El conocimiento humano
siempre avanza en forma cíclica y cada ciclo (si se observa estrictamente el
método científico) puede elevar el conocimiento humano a una etapa más alta y
hacerlo más profundo. El error de nuestros dogmáticos a este respecto consiste
en que, por una parte, no comprenden que es imperativo estudiar la
particularidad de la contradicción y conocer la esencia particular de las
pág. 344
cosas individuales
para poder conocer plenamente la universalidad de la contradicción y la esencia
común a las diversas cosas, y, por otra parte, no comprenden que aun después de
conocer la esencia común a las cosas hay que seguir adelante y estudiar las
cosas concretas todavía no estudiadas profundamente o aquéllas recién surgidas.
Nuestros dogmáticos son perezosos y rehusan dedicar el menor esfuerzo al
estudio de las cosas concretas; consideran las verdades generales como surgidas
de la nada y las convierten en fórmulas puramente abstractas, ininteligibles, y,
de este modo, niegan por completo e invierten el orden normal que sigue el
hombre para llegar a conocer la verdad. Tampoco comprenden la interconexión
entre los dos procesos del conocimiento humano: de lo particular a lo general
y, luego, de lo general a lo particular. Los dogmáticos no entienden nada de la
teoría marxista del conocimiento.
Es preciso
estudiar no sólo la contradicción particular y la esencia, por ella
determinada, de cada gran sistema de formas del movimiento de la materia, sino
también la contradicción particular y la esencia de cada proceso en el largo
curso del desarrollo de cada forma del movimiento de la materia. En toda forma
del movimiento, cada proceso de desarrollo, real y no imaginario, es
cualitativamente diferente. En nuestro estudio debemos poner énfasis en este
punto y comenzar por él.
Contradicciones
cualitativamente diferentes sólo pueden resolverse por métodos cualitativamente
diferentes. Por ejemplo: la contradicción entre el proletariado y la burguesía
se resuelve por el método de la revolución socialista; la contradicción entre
las grandes masas populares y el sistema feudal, por el método de la revolución
democrática; la contradicción entre las colonias y el imperialismo, por el
método de la guerra revolucionaria nacional; la contradicción entre la clase
obrera y el campesinado en la sociedad socialista, por el método de la
colectivización y la mecanización de la agricultura; las contradicciones en el
seno del Partido Comunista, por el método de la crítica y la autocrítica; la
contradicción entre la sociedad y la naturaleza, por el método del desarrollo
de las fuerzas productivas. Los procesos cambian, desaparecen viejos procesos y
contradicciones y surgen nuevos procesos y contradicciones, y, en consecuencia,
varían los métodos para resolver las contradicciones. En Rusia fueron
radicalmente diferentes tanto la contradicción resuelta por la Revolución de
Febrero y la resuelta por la Revolución de Octubre, como los métodos empleados
para resolverlas. Resolver contradicciones diferentes por métodos diferentes es
un principio que los marxista-leninistas deben observar
pág. 345
rigurosamente. Los
dogmáticos no observan este principio, no comprenden las diferencias entre las
condiciones de los distintos tipos de revolución y, por eso, tampoco comprenden
la necesidad de usar métodos diferentes para resolver contradicciones
diferentes; antes al contrario, siguen invariablemente una fórmula que suponen
inalterable y la aplican mecánicamente y en todas partes, lo cual sólo puede
causar reveses a la revolución o llevar a hacer muy mal lo que podría hacerse
bien.
Para descubrir la
particularidad de las contradicciones en el proceso de desarrollo de una cosa,
consideradas en su conjunto, en sus interconexiones, es decir, para descubrir
la esencia del proceso de desarrollo de una cosa, hay que descubrir la
particularidad de cada uno de los aspectos de cada contradicción de ese
proceso; de otro modo, será imposible descubrir la esencia del proceso. En
nuestro estudio también debemos prestar mucha atención a esto.
En el proceso de
desarrollo de toda cosa grande existen numerosas contradicciones. Por ejemplo,
en el proceso de la revolución democrático-burguesa de China, existen la
contradicción entre todas las clases oprimidas de la sociedad china y el
imperialismo, la contradicción entre las amplias masas populares y el
feudalismo, la contradicción entre el proletariado y la burguesía, la
contradicción entre el campesinado y la pequeña burguesía urbana, por un lado,
y la burguesía, por el otro, las contradicciones entre los distintos grupos
dominantes reaccionarios, etc.; la situación es sumamente compleja. Estas
contradicciones no pueden ser tratadas de una misma manera, ya que cada una
tiene su propia particularidad; además, los dos aspectos de cada contradicción
tampoco pueden ser tratados de una misma manera, puesto que cada uno tiene sus
propias características. Los que nos dedicamos a la revolución china no sólo
debemos comprender la particularidad de las contradicciones en su conjunto, es
decir, en sus interconexiones, sino también estudiar los dos aspectos de cada
contradicción, único medio para llegar a comprender el conjunto. Comprender
cada uno de los aspectos de una contradicción significa comprender qué posición
específica ocupa cada uno de ellos, qué formas concretas asumen sus relaciones
de interdependencia y contradicción con su contrario, y qué medios concretos
emplea en la lucha con su contrario tanto mientras ambos aspectos están en
interdependencia y contradicción como después de la ruptura de la
interdependencia. Estudiar estos problemas es de suma importancia. A esto se
refería Lenin al decir que la esencia misma del marxismo, el alma viva del
marxismo, es el análisis concreto de la situación concreta[10]. En
pág. 346
contra de las
enseñanzas de Lenin, nuestros dogmáticos nunca usan su cerebro para analizar
ninguna cosa concretamente, y en sus escritos y discursos recurren siempre a
frases vacías y estereotipadas, introduciendo de esta manera una pésima práctica
en nuestro Partido.
Al estudiar un
problema, debemos guardarnos del subjetivismo, la unilateralidad y la
superficialidad. Por subjetivismo se entiende no saber abordar los problemas
objetivamente, es decir, no saber abordarlos desde el punto de vista
materialista. De esto ya he hablado en mi trabajo "Sobre la
práctica". Por unilateralidad se entiende no saber abordar los problemas
en todas sus facetas. Por ejemplo, comprender sólo a China y no al Japón, sólo
al Partido Comunista y no al Kuomintang, sólo al proletariado y no a la
burguesía, sólo a los campesinos y no a los terratenientes, sólo las
condiciones favorables y no las difíciles, sólo el pasado y no el futuro, sólo
las partes y no el todo, sólo los defectos y no los éxitos, sólo al acusador y
no al acusado, sólo el trabajo revolucionario secreto y no el trabajo
revolucionario abierto, y así por el estilo. En una palabra, significa no
comprender las características de cada uno de los aspectos de una
contradicción. A esto se llama enfocar un problema unilateralmente; o puede
llamarse ver la parte y no el todo, ver los árboles y no el bosque. De esta
manera no es posible encontrar el método para resolver las contradicciones, ni
cumplir las tareas de la revolución, ni llevar a buen término el trabajo
encomendado, ni desarrollar correctamente la lucha ideológica en el seno del
Partido. Cuando Sun Tsi decía en su exposición del arte de la guerra:
"Conoce a tu adversario y conócete a ti mismo, y podrás librar cien
batallas sin correr ningún riesgo de derrota"[11], se refería a las dos
partes beligerantes. Wei Cheng, de la dinastía Tang, también comprendía lo
errónea que es la unilateralidad cuando decía: "Si escuchas a ambas
partes, se hará en ti la luz; si escuchas a una sola, permanecerás en tinieblas."[12]
Pero nuestros camaradas a menudo examinan los problemas de manera unilateral y,
por eso, dan con la cabeza en un muro. En la novela A la orilla del agua, Sung
Chiang lanza tres ataques contra la aldea de Chu[13]. Dos veces es derrotado porque
no conoce las condiciones locales y no emplea métodos correctos. Más tarde
cambia de métodos; comienza por investigar la situación y llega a conocer el
laberinto de senderos, después logra deshacer la alianza entre las aldeas de
Li, Ju y Chu y, empleando una estratagema similar a la del caballo de Troya de
que habla una leyenda extranjera, envía a sus hombres disfrazados a mantenerse
a la espera en el campo enemigo. Y en el tercer ataque obtiene la victoria. Hay
muchos ejemplos de
pág. 347
dialéctica
materialista en A la orilla del agua, de los cuales el episodio de los tres
ataques a la aldea de Chu es el mejor. Lenin dijo:
"Para conocer
realmente un objeto hay que abarcar y estudiar todos sus aspectos, todos sus
vínculos y 'mediaciones'. Esto jamás lo conseguiremos por completo, pero la
exigencia de estudiar las cosas en todos sus aspectos nos prevendrá contra los
errores y la rigidez."[14]
Debemos tener presentes sus palabras. Por superficialidad se
entiende no considerar ni las características de la contradicción en su
conjunto ni las características de cada uno de sus aspectos, no reconocer la
necesidad de ir al fondo de las cosas para estudiar minuciosamente las
características de la contradicción, sino limitarse a mirar de lejos y, después
de una ojeada a los contornos generales de la contradicción, tratar
inmediatamente de resolverla (responder a una pregunta, zanjar una disputa,
manejar un asunto o dirigir una operación militar). Esta forma de proceder
lleva inevitablemente a consecuencias funestas. La razón por la cual los
camaradas dogmáticos y empíricos chinos han cometido errores reside
precisamente en que su modo de examinar las cosas es subjetivista, unilateral y
superficial. La unilateralidad y la superficialidad son también subjetivismo,
porque todas las cosas objetivas se hallan en realidad ligadas unas con otras y
se rigen por leyes internas; sin embargo, hay personas que, en lugar de
reflejar las cosas tal como son, las consideran de modo unilateral o
superficial ignorando sus relaciones recíprocas y sus leyes internas; por
tanto, el método que siguen es subjetivista.
No sólo el proceso
total del movimiento de las contradicciones en el desarrollo de una cosa,
consideradas en sus interconexiones, y cada uno de los aspectos de cada
contradicción tienen rasgos particulares, a los que debemos prestar atención,
sino que cada etapa del proceso tiene también sus rasgos particulares, que
deben ser igualmente atendidos.
La contradicción
fundamental del proceso de desarrollo de una cosa y la esencia de éste,
determinada por dicha contradicción, no desaparecen mientras el proceso no
termina; sin embargo, en un proceso de desarrollo prolongado, la situación
generalmente varía de etapa a etapa. La razón es que, si bien no cambia ni la
naturaleza de la contradicción fundamental del proceso de desarrollo de la cosa
ni la esencia del proceso, la contradicción fundamental se va agudizando a
medida que pasa de una etapa a otra en este proceso prolongado. Además, de
pág. 348
las numerosas
contradicciones, grandes y pequeñas, determinadas por la contradicción
fundamental o sujetas a su influencia, unas se agudizan y otras son temporal o
parcialmente resueltas o atenuadas, y surgen algunas nuevas; es por esto que
hay etapas en el proceso. Si no se presta atención a las etapas del proceso de
desarrollo de una cosa, no se puede tratar apropiadamente sus contradicciones.
Por ejemplo,
cuando el capitalismo de la época de la libre competencia se desarrolló y
convirtió en imperialismo, no cambió ni la naturaleza de las dos clases
radicalmente contradictorias, el proletariado y la burguesía, ni tampoco la
esencia capitalista de la sociedad; pero se agudizó la contradicción entre
estas dos clases, surgió la contradicción entre el capital monopolista y el no
monopolista, se agudizó la contradicción entre las metrópolis y las colonias, y
se manifestaron con especial intensidad las contradicciones entre los distintos
países capitalistas, originadas en la desigualdad de su desarrollo; así surgió
una fase especial del capitalismo: el imperialismo. El leninismo es el marxismo
de la era del imperialismo y de la revolución proletaria precisamente porque
Lenin y Stalin han explicado correctamente estas contradicciones y han
formulado la teoría y las tácticas correctas de la revolución proletaria para
resolverlas.
Veamos el proceso
de la revolución democrático-burguesa de China, iniciada con la Revolución de
1911. Ha tenido varias etapas distintas. Constituyen, en particular, dos etapas
históricas sumamente diferentes el período en que la revolución fue dirigida
por la burguesía y el período en que la dirige el proletariado. En otras
palabras, la dirección del proletariado ha provocado un cambio radical en la
fisonomía de la revolución, ha conducido a un nuevo alineamiento de las clases,
ha hecho desencadenarse en gran escala la revolución campesina, ha impreso un
carácter consecuente a la revolución antiimperialista y antifeudal, ha abierto
la posibilidad de la transformación de la revolución democrática en revolución
socialista, etc. Nada de esto era posible en el período en que la revolución se
hallaba bajo la dirección de la burguesía. Aunque no ha cambiado la naturaleza
de la contradicción fundamental del proceso considerado en su conjunto, ni la
naturaleza del proceso en cuanto revolución democrática, antiimperialista y
antifeudal (cuyo contrario es la naturaleza semicolonial y semifeudal del
país), este proceso ha pasado por varias etapas de desarrollo en el curso de
más de veinte años, durante los cuales se produjeron muchos acontecimientos
importantes: la derrota de la Revolución de 1911 y la implantación del régimen
de los caudillos militares del Norte, la
pág. 349
formación del primer
frente único nacional y la revolución de 1924-1927, la ruptura del frente único
y el paso de la burguesía al campo de la contrarrevolución, las guerras entre
los nuevos caudillos militares, la Guerra Revolucionaria Agraria, el
establecimiento del segundo frente único nacional y la Guerra de Resistencia
contra el Japón. Caracterizan a las mencionadas etapas la agudización de
algunas contradicciones (por ejemplo, la Guerra Revolucionaria Agraria y la
invasión japonesa de las cuatro provincias del Nordeste), la solución parcial o
temporal de otras contradicciones (por ejemplo, la eliminación de los caudillos
militares del Norte y nuestra confiscación de las tierras de los
terratenientes), o la reaparición de ciertas contradicciones (por ejemplo, la
lucha entre los nuevos caudillos militares y la recuperación de las tierras por
los terratenientes después de que perdimos las bases de apoyo revolucionarias
en el Sur).
Al estudiar la
particularidad de las contradicciones en cada etapa del proceso de desarrollo
de una cosa, debemos no sólo considerar las contradicciones en sus
interconexiones, en su conjunto, sino también examinar cada uno de los aspectos
de cada contradicción.
Tomemos por
ejemplo al Kuomintang y al Partido Comunista. Veamos un aspecto, el Kuomintang.
En el período del primer frente único, el Kuomintang aplicaba las Tres Grandes
Políticas de Sun Yat-sen: alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y
ayuda a los obreros y campesinos; por eso era revolucionario y vigoroso y
constituía una alianza de diversas clases para la revolución democrática. En
1927, sin embargo, el Kuomintang se transformó en su reverso, en un bloque
reaccionario de los terratenientes y de la gran burguesía. Después del
Incidente de Sían en diciembre de 1936, comenzó a cambiar, orientándose a cesar
la guerra civil y a cooperar con el Partido Comunista para luchar juntos contra
el imperialismo japonés. Tales son las características del Kuomintang en estas
tres etapas. Dichas características obedecen, por supuesto, a diversas causas.
Veamos ahora el otro aspecto, el Partido Comunista de China. En el período del
primer frente único, estaba en su infancia; dirigió valerosamente la revolución
de 1924-1927, pero se mostró inmaduro en su comprensión del carácter, las
tareas y los métodos de la revolución y, en consecuencia, el chentusiuísmo[15],
surgido en el último tiempo de esa revolución, pudo imponerse y conducirla a la
derrota. A partir de 1927, el Partido Comunista dirigió con valentía la Guerra
Revolucionaria Agraria y creó el ejército revolucionario y las bases de apoyo revolucionarias;
sin embargo, cometió errores de aventurerismo, que causaron serias
pág. 350
pérdidas tanto al
ejército como a las bases de apoyo. Desde 1935 el Partido ha corregido estos
errores y ha asumido la dirección de un nuevo frente único, el de resistencia
al Japón; esta gran lucha está desarrollándose ahora. En la presente etapa, el
Partido Comunista es un partido probado en dos revoluciones y poseedor de una
rica experiencia. Tales son las características del Partido Comunista de China
en las tres etapas. Y también ellas obedecen a diversas causas. Si no
estudiamos estas características de los dos partidos, no podremos comprender
sus mutuas relaciones particulares en las diferentes etapas: formación de un
frente único, ruptura del mismo y creación de otro nuevo. Pero, al estudiar las
distintas características de los dos partidos, es aún más fundamental examinar
la base de clase de uno y otro y las contradicciones, surgidas de ella en los
diferentes períodos, entre cada partido y las demás fuerzas. Por ejemplo, en el
período de su primera alianza con el Partido Comunista, el Kuomintang, por una
parte, se hallaba en contradicción con el imperialismo extranjero y,
consiguientemente, se le oponía; por la otra, estaba en contradicción con las
vastas masas populares en el interior, y, si bien prometió muchos beneficios al
pueblo trabajador, de hecho le dio muy pocos o ninguno. En el período en que
llevó adelante la guerra anticomunista, el Kuomintang, colaborando con el
imperialismo y el feudalismo, se opuso a las grandes masas populares y suprimió
de una plumada todos los beneficios que éstas habían conquistado en la
revolución, de manera que agudizó su contradicción con ellas. Actualmente, en
el período de la resistencia antijaponesa, el Kuomintang se encuentra en
contradicción con el imperialismo japonés; por una parte, está interesado en
cooperar con el Partido Comunista, en tanto que, por la otra, no atenúa su
lucha contra éste y el pueblo ni la opresión que ejerce sobre ellos. En cuanto
al Partido Comunista, ha estado siempre, en cada período, al lado de las
grandes masas populares contra el imperialismo y el feudalismo; sin embargo, en
el presente período, el de la resistencia antijaponesa, ha adoptado una
política de moderación respecto al Kuomintang y a las fuerzas feudales del
país, porque el Kuomintang se ha manifestado a favor de la resistencia al
Japón. Todas estas condiciones han llevado ya a la alianza, ya a la lucha,
entre los dos partidos; incluso durante los períodos de alianza se presenta un
complejo estado de alianza y lucha simultáneas. Si no estudiamos las
características de los aspectos de las mencionadas contradicciones, no podremos
comprender ni las relaciones de cada uno de los dos partidos con las demás
fuerzas, ni sus propias relaciones mutuas.
pág. 351
Así se ve que al
estudiar la particularidad de la contradicción en cualquier plano -- trátese de
la contradicción en cada forma del movimiento de la materia, la contradicción
en cada uno de los procesos de desarrollo de cada forma del movimiento de la
materia, los dos aspectos de la contradicción en cada proceso, la contradicción
en cada etapa de desarrollo de un proceso, o los dos aspectos de la
contradicción en cada etapa --, al estudiar la particularidad de la
contradicción en cualquiera de estos planos, no debemos ser subjetivos ni
arbitrarios, sino que debemos hacer un análisis concreto. Sin un análisis
concreto no se puede llegar a conocer la particularidad de la contradicción en
ningún plano. Tengamos siempre presentes las palabras de Lenin: análisis
concreto de la situación concreta.
Marx y Engels
fueron los primeros en ofrecernos excelentes modelos de semejante análisis
concreto.
Al aplicar la ley
de la contradicción en las cosas al estudio del proceso socio-histórico, Marx y
Engels descubrieron la contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, la contradicción entre las clases explotadoras y las
explotadas, así como la contradicción, originada por las anteriores, entre la
base económica y su superestructura (política, ideología, etc.), y descubrieron
también cómo estas contradicciones conducen inevitablemente, en los diferentes
tipos de sociedades de clases, a diferentes tipos de revoluciones sociales.
Al aplicar esta
ley al estudio de la estructura económica de la sociedad capitalista, Marx
descubrió que la contradicción fundamental de esta sociedad es la contradicción
entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la
propiedad. Esta contradicción se manifiesta en la contradicción entre el
carácter organizado de la producción en las empresas individuales y el carácter
anárquico de la producción en la sociedad en su conjunto. En términos de
relaciones de clase, se manifiesta en la contradicción entre la burguesía y el
proletariado.
Dado que la
variedad de las cosas es inconmensurable y su desarrollo no tiene límites, lo
que es universal en un contexto determinado se hace particular en otro
contexto, y viceversa. La contradicción, inherente al sistema capitalista,
entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de los medios
de producción, es común a todos los países donde existe y se desarrolla el
capitalismo, y, por tanto, es universal con respecto a éste. Sin embargo, la
contradicción propia del capitalismo corresponde sólo a una determinada etapa
histórica en
pág. 352
el desarrollo de la
sociedad de clases en general, y, por consiguiente, tiene carácter particular
respecto a la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción dentro de la sociedad de clases en general. Ahora bien, al disecar
la particularidad de las contradicciones arriba mencionadas de la sociedad
capitalista, Marx elucidó en forma aún más profunda, exhaustiva y completa el
carácter universal de la contradicción entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción dentro de la sociedad de clases en general.
Lo particular y lo
universal están unidos, y no solamente la particularidad sino también la
universalidad de la contradicción son inherentes a toda cosa: la universalidad
reside en la particularidad; por eso, al estudiar una cosa determinada, debemos
tratar de descubrir estos dos lados y su interconexión, lo particular y lo
universal dentro de la cosa misma y su interconexión, y de descubrir las
interconexiones entre dicha cosa y las numerosas cosas exteriores a ella.
Stalin, al explicar las raíces históricas del leninismo en su famosa obra "Los
fundamentos del leninismo", analizó la situación internacional en que
nació el leninismo, analizó las distintas contradicciones del capitalismo,
llegadas a su grado extremo bajo las condiciones del imperialismo, y mostró
cómo ellas hicieron de la revolución proletaria una cuestión práctica inmediata
y crearon condiciones favorables para el asalto directo al capitalismo. Además,
analizó por qué Rusia fue la patria del leninismo, por qué la Rusia zarista
constituía el punto de convergencia de todas las contradicciones del
imperialismo y por qué el proletariado ruso se convirtió en la vanguardia del
proletariado revolucionario internacional. De esta manera, Stalin analizó lo
universal de las contradicciones del imperialismo, demostrando que el leninismo
es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria, y,
al mismo tiempo, analizó lo que de particular tenían estas contradicciones
generales en el caso del imperialismo de la Rusia zarista, explicando por qué
Rusia llegó a ser la cuna de la teoría y las tácticas de la revolución
proletaria y cómo dicha particularidad encerraba la universalidad de la
contradicción. Este análisis de Stalin nos ofrece un modelo para comprender la
particularidad y la universalidad de la contradicción y su interconexión.
Al referirse a la
aplicación de la dialéctica al estudio de los fenómenos objetivos, Marx y
Engels, así como Lenin y Stalin, han enseñado siempre que es preciso deshacerse
de todo subjetivismo y arbitrariedad y partir de las condiciones concretas del
movimiento objetivo real para descubrir las contradicciones concretas de estos
fenómenos, la posición
pág. 353
concreta de cada uno
de los aspectos de cada contradicción y las interrelaciones concretas de las
contradicciones. A nuestros dogmáticos les falta esta actitud en el estudio y,
por lo tanto, yerran en todo. Debemos sacar lecciones de sus fracasos y
aprender a estudiar con esta actitud, la única correcta.
La relación entre
la universalidad y la particularidad de la contradicción es la relación entre
el carácter general y el carácter individual de la contradicción. Por carácter
general de la contradicción entendemos que ésta existe en todos los procesos y
los recorre desde el comienzo hasta el fin: movimiento, cosas, procesos y
pensamiento, todo es contradicción. Negar la contradicción es negarlo todo.
Esta es una verdad universal para todos los tiempos y todos los países, sin
excepción. Tal es el carácter general, el carácter absoluto de la
contradicción. Sin embargo, lo general está contenido en todo ser individual;
sin carácter individual no puede haber carácter general. Si todo lo individual
fuera excluido, ¿qué sería de lo general? Cada contradicción es particular y de
ahí lo individual. Lo individual existe condicional y temporalmente y es, por
tanto, relativo.
Esta verdad
referente a lo general y lo individual, a lo absoluto y lo relativo, es la
quintaesencia del problema de la contradicción en las cosas; no comprenderla
equivale a abandonar la dialéctica.
IV. LA CONTRADICCIN PRINCIPAL Y EL ASPECTO
PRINCIPAL DE LA CONTRADICCION
En lo tocante a la
particularidad de la contradicción, quedan dos cuestiones que requieren un
análisis especial: la contradicción principal y el aspecto principal de la
contradicción.
En el proceso de
desarrollo de una cosa compleja hay muchas contradicciones y, de ellas, una es
necesariamente la principal, cuya existencia y desarrollo determina o influye
en la existencia y desarrollo de las demás contradicciones.
Por ejemplo: en la
sociedad capitalista, las dos fuerzas contradictorias, el proletariado y la
burguesía, constituyen la contradicción principal. Las otras contradicciones,
como las que existen entre los remanentes de la clase feudal y la burguesía, entre
la pequeña burguesía campesina y la burguesía, entre el proletariado y la
pequeña burguesía campesina, entre la burguesía no monopolista y la monopo-
pág. 354
lista, entre la
democracia y el fascismo en el seno de la burguesía, entre los diversos países
capitalistas, entre el imperialismo y las colonias, etc., son todas
determinadas por esta contradicción principal o sujetas a su influencia.
En un país
semicolonial como China, la relación entre la contradicción principal y las
contradicciones no principales ofrece un cuadro complejo.
Cuando el
imperialismo desata una guerra de agresión contra un país así, las diferentes
clases de éste, excepto un pequeño número de traidores, pueden unirse
temporalmente en una guerra nacional contra el imperialismo. Entonces, la
contradicción entre el imperialismo y el país en cuestión pasa a ser la
contradicción principal, mientras todas las contradicciones entre las
diferentes clases dentro del país (incluida la contradicción, que era la
principal, entre el sistema feudal y las grandes masas populares) quedan
relegadas temporalmente a una posición secundaria y subordinada. Tal fue el
caso en China durante la Guerra del Opio de 1840, la Guerra Chino-Japonesa de
1894, la Guerra del Yijetuan de 1900, y tal es también el caso de la actual
guerra chino-japonesa.
En otras
circunstancias, sin embargo, las contradicciones cambian de posición. Cuando el
imperialismo no recurre a la guerra, sino a medios relativamente moderados,
medios políticos, económicos y culturales, para llevar adelante su opresión, la
clase dominante del país semicolonial en cuestión capitula ante el imperialismo
y forma con él una alianza para oprimir conjuntamente a las masas populares. En
esas circunstancias, las masas populares suelen recurrir a la guerra civil
contra la alianza del imperialismo y la clase feudal, en tanto que el
imperialismo emplea a menudo métodos indirectos, y no la acción directa, para
ayudar a los reaccionarios de dicho país a oprimir al pueblo, y así las
contradicciones internas se vuelven particularmente agudas. Esto sucedió en
China durante la Guerra Revolucionaria de 1911, la guerra revolucionaria de
1924-1927 y los diez años de la Guerra Revolucionaria Agraria, iniciada en
1927. También entran en esta categoría las guerras intestinas entre los
diversos grupos dominantes reaccionarios de los países semicoloniales, como por
ejemplo las guerras entre los caudillos militares de China.
Cuando la guerra
civil revolucionaria se desarrolla hasta el punto en que amenaza la existencia
misma del imperialismo y de sus lacayos, los reaccionarios internos, suele
aquél adoptar otros métodos para mantener su dominación: o bien trata de
dividir el frente revolucio-
pág. 355
nario, o bien envía
fuerzas armadas para ayudar directamente a los reaccionarios internos. En tal
caso, el imperialismo extranjero y la reacción interna se colocan, sin el menor
disimulo, en un polo, y las amplias masas populares se agrupan en el otro, y
así se forma la contradicción principal, que determina o influye en el
desarrollo de las demás contradicciones. La ayuda prestada por diversos países
capitalistas a los reaccionarios rusos luego de la Revolución de Octubre, es un
ejemplo de intervención armada. La traición de Chiang Kai-shek en 1927 es un ejemplo
de división del frente revolucionario.
Pero, ocurra lo
que ocurra, no cabe ninguna duda de que en cada etapa de desarrollo de un
proceso hay sólo una contradicción principal, que desempeña el papel dirigente.
De este modo, si
en un proceso hay varias contradicciones, necesariamente una de ellas es la
principal, la que desempeña el papel dirigente y decisivo, mientras las demás
ocupan una posición secundaria y subordinada. Por lo tanto, al estudiar
cualquier proceso complejo en el que existan dos o más contradicciones,
debernos esforzarnos al máximo por descubrir la contradicción principal. Una
vez aprehendida la contradicción principal, todos los problemas pueden
resolverse con facilidad. Tal es el método que nos enseñó Marx en su estudio de
la sociedad capitalista. Lo mismo nos enseñaron Lenin y Stalin al estudiar el
imperialismo y la crisis general del capitalismo y al estudiar la economía
soviética. Miles de estudiosos y hombres de acción no comprenden este método, y
el resultado es que, perdidos en un mar de humo, no son capaces de llegar a la
médula de los problemas y, por consiguiente, no logran encontrar la manera de
resolver las contradicciones.
Como queda dicho,
no hay que tratar de un mismo modo todas las contradicciones de un proceso,
sino distinguir entre la principal y las secundarias y concentrarse en
aprehender la principal. Ahora bien, en cada contradicción, sea principal o
secundaria, ¿cabe tratar de un mismo modo sus dos aspectos contradictorios?
Tampoco. En toda contradicción, el desarrollo de los aspectos contradictorios
es desigual. A veces ambos parecen estar en equilibrio, pero tal situación es
sólo temporal y relativa, en tanto que la desigualdad es el estado fundamental.
De los dos aspectos contradictorios, uno ha de ser el principal, y el otro, el
secundario. El aspecto principal es el que desempeña el papel dirigente en la
contradicción. La naturaleza de una cosa es determinada fundamentalmente por el
aspecto principal de su contradicción, aspecto que ocupa la posición
predominante.
pág. 356
Pero esta
situación no es estática; el aspecto principal y el no principal de una
contradicción se transforman el uno en el otro y, en consecuencia, cambia la
naturaleza de la cosa. En un determinado proceso de desarrollo de una
contradicción o en una etapa dada de éste, el aspecto principal es A y el
aspecto no principal es B, pero en otra etapa o proceso, los papeles se
invierten; este cambio lo determina el grado en que ha crecido o disminuido la
fuerza de cada aspecto en su lucha contra el otro durante el desarrollo de la
cosa.
Hablamos
corrientemente del "reemplazo de lo viejo por lo nuevo". El reemplazo
de lo viejo por lo nuevo es una ley universal, eterna e ineludible. Una cosa se
transforma en otra mediante un salto cuya forma varía según la naturaleza de la
cosa y las condiciones: éste es el proceso del reemplazo de lo viejo por lo
nuevo. Dentro de toda cosa existe la contradicción entre lo nuevo y lo viejo,
la cual da origen a una serie de luchas llenas de vicisitudes. Como resultado
de estas luchas, lo nuevo pasa de pequeño a grande y llega a ser predominante;
en cambio, lo viejo pasa de grande a pequeño y se aproxima gradualmente a su
desaparición. En el momento en que lo nuevo logra predominar sobre lo viejo, la
cosa vieja se transforma cualitativamente en una cosa nueva. De esto se
desprende que la naturaleza de una cosa es determinada fundamentalmente por el
aspecto principal de su contradicción, el que ocupa la posición predominante.
Al cambiar dicho aspecto, cambia en consecuencia la naturaleza de la cosa.
El capitalismo,
que en la vieja época feudal ocupa una posición subordinada, pasa a ser la
fuerza predominante en la sociedad capitalista y, con ello, la naturaleza de la
sociedad se convierte de feudal en capitalista. Las fuerzas feudales pasan de
su antigua posición dominante a una posición subordinada en la nueva era
capitalista, y se acercan paulatinamente a su desaparición. Así sucedió, por
ejemplo, en Inglaterra y Francia. A medida que se desarrollan las fuerzas
productivas, la burguesía se transforma de clase nueva, que juega un papel
progresista, en clase vieja, que juega un papel reaccionario, y finalmente es
derrocada por el proletariado, pasando a ser una clase despojada de sus medios
privados de producción y del Poder; entonces también se aproxima de manera
gradual a su desaparición. El proletariado, muy superior en número a la
burguesía y que crece simultáneamente con ésta, pero bajo su dominación, es una
fuerza nueva que, dependiente de la burguesía en un comienzo, se robustece poco
a poco, llega a ser una clase independiente y que desempeña el papel dirigente
en la historia, y finalmente toma el Poder convirtiéndose en
pág. 357
la clase dominante.
Entonces la sociedad cambia de naturaleza: la vieja sociedad capitalista se
transforma en la nueva sociedad socialista. Este es el camino recorrido ya por
la Unión Soviética y que seguirán forzosamente todos los demás países.
Veamos el caso de
China. El imperialismo ocupa la posición principal en la contradicción en que
China se ve reducida al estado de semicolonia; oprime al pueblo chino, mientras
China ha sido convertida de país independiente en país semicolonial. Pero este
estado de cosas cambiará inevitablemente; en la lucha entre las dos partes, la
fuerza del pueblo chino, creciente bajo la dirección del proletariado,
transformará inevitablemente a China de semicolonia en país independiente, al
paso que el imperialismo será derrocado. La vieja China se transformará
inevitablemente en una nueva China.
La transformación
de la vieja China en una nueva China entraña además, dentro del país, la
transformación de la relación entre las viejas fuerzas feudales y las nuevas
fuerzas populares. La vieja clase terrateniente feudal será derrocada, de
dominante se convertirá en dominada, y también se aproximará gradualmente a su
desaparición. Y el pueblo, bajo la dirección del proletariado, pasará de
dominado a dominante. Entonces cambiará la naturaleza de la sociedad china: la
vieja sociedad, semicolonial y semifeudal, se transformará en una nueva
sociedad democrática.
Transformaciones
semejantes se han producido ya en el pasado. La dinastía Ching, que gobernó a
China durante casi trescientos años, fue derribada en la Revolución de 1911, en
tanto que la Keming Tungrnengjui (Liga Revolucionaria), dirigida por Sun
Yat-sen, quedó triunfante por algún tiempo. En la guerra revolucionaria de
1924-1927, las fuerzas revolucionarias de la alianza entre el Kuomintang y el
Partido Comunista en el Sur se transformaron de débiles en fuertes y obtuvieron
la victoria en la Expedición al Norte, mientras que los caudillos militares del
Norte, al comienzo dueños de la situación, fueron derrocados. En 1927, las
fuerzas populares, encabezadas por el Partido Comunista, se vieron seriamente
reducidas bajo los golpes de la reacción kuomintanista; pero, después de
eliminar de sus filas el oportunismo, volvieron a crecer paulatinamente. En las
bases de apoyo revolucionarias, que dirige el Partido Comunista, los campesinos
se han transformando de dominados en dominantes, en tanto que los
terratenientes han sufrido la transformación inversa. Siempre ocurre así en el
mundo: lo nuevo desplaza a lo viejo, lo viejo es
pág. 358
reemplazado por lo
nuevo, lo viejo es eliminado para dejar paso a lo nuevo, lo nuevo surge de lo
viejo.
En ciertos
momentos de la lucha revolucionaria, las dificultades prevalecen sobre las
condiciones favorables y constituyen, entonces, el aspecto principal de la
contradicción, mientras las condiciones favorables constituyen el aspecto
secundario. Sin embargo, los revolucionarios pueden, mediante sus esfuerzos,
superar gradualmente las dificultades y crear una situación nueva, favorable;
así, una situación difícil cede su lugar a una situación favorable. Tal fue el
caso después de la derrota de la revolución china en 1927 y durante la Gran
Marcha del Ejército Rojo de China. En la actual guerra chino-japonesa, nuestro
país se encuentra de nuevo en una posición difícil; pero podemos cambiar este
estado de cosas y transformar radicalmente la situación de China y la del
Japón. A la inversa, las condiciones favorables pueden transformarse en
dificultades si los revolucionarios cometen errores. Así, la victoria de la
revolución de 1924-1927 se transformó en derrota. Las bases de apoyo
revolucionarias que se desarrollaron a partir de 1927 en las provincias del
Sur, habían sido todas derrotadas hacia 1934.
En el estudio,
sucede lo mismo con la contradicción en el paso del no saber al saber. Cuando
comenzamos a estudiar el marxismo, existe una contradicción entre nuestra
ignorancia o escasa noción del marxismo y el conocimiento del marxismo. Pero, a
través de un estudio tenaz, podernos llegar a transformar esa ignorancia en
conocimiento, ese conocimiento escaso, en conocimiento amplio, y la ceguera en
la aplicación del marxismo, en libertad en su aplicación.
Algunos estiman
que no ocurre así con ciertas contradicciones. Por ejemplo, según ellos, en la
contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, las
fuerzas productivas constituyen el aspecto principal; en la contradicción entre
la práctica y la teoría, la práctica constituye el aspecto principal; en la
contradicción entre la base económica y la superestructura, la base económica
constituye el aspecto principal; y los aspectos no cambian de posición entre
sí. Esta es una concepción materialista mecanicista, y no materialista
dialéctica. Es verdad que las fuerzas productivas, la práctica y la base
económica desempeñan por regla general el papel principal y decisivo; quien
niegue esto no es materialista. Pero hay que admitir también que, bajo ciertas
condiciones, las relaciones de producción, la teoría y la superestructura
desempeñan, a su vez, el papel principal y decisivo. Cuando el desarrollo de
las fuerzas productivas se hace imposible sin
pág. 359
un cambio de las
relaciones de producción, este cambio desempeña el papel principal y decisivo.
La creación y divulgación de una teoría revolucionaria desempeña el papel
principal y decisivo en determinados momentos, refiriéndose a los cuales dijo
Lenin: "Sin teoría revolucionaria, no puede haber tampoco movimiento
revolucionario."[16] Cuando hay una tarea por cumplir (sea la que fuere),
pero se carece todavía de orientación; método, plan o política, lo principal y
decisivo es determinar una orientación, método, plan o política. Cuando la
superestructura (política, cultura, etc.) obstaculiza el desarrollo de la base
económica, las transformaciones políticas y culturales pasan a ser lo principal
y decisivo. ¿Estamos yendo en contra del materialismo al afirmar esto? No. La
razón es que, junto con reconocer que, en el curso general del desarrollo
histórico, lo material determina lo espiritual y el ser social determina la
conciencia social, también reconocemos y debemos reconocer la reacción que a su
vez ejerce lo espiritual sobre lo material, la conciencia social sobre el ser
social, y la superestructura sobre la base económica. No vamos así en contra
del materialismo, sino que evitamos el materialismo mecanicista y defendemos
firmemente el materialismo dialéctico.
Al estudiar la
particularidad de la contradicción, a no ser que examinemos estas dos
cuestiones -- las contradicciones principal y no principales de un proceso, y
los aspectos principal y no principal de la contradicción --, es decir, a no
ser que examinemos lo que distingue a un término del otro en cada una de estas
dos cuestiones, nos veremos empantanados en un estudio abstracto, seremos
incapaces de comprender concretamente las contradicciones y, por ende, no
podremos encontrar el método correcto para resolverlas. Lo distintivo o lo
particular en cada una de estas dos cuestiones representa la desigualdad de las
fuerzas en contradicción. Nada en el mundo se desarrolla en forma absolutamente
uniforme; debemos combatir la teoría del desarrollo uniforme o teoría del
equilibrio. Más aún, es esta característica concreta de la contradicción y el
cambio de los aspectos principal y no principal de una contradicción en el
curso de su desarrollo lo que muestra la fuerza de lo nuevo que reemplaza a lo
viejo. El estudio de las distintas modalidades de la desigualdad en las
contradicciones, el estudio de la contradicción principal y las no principales
y de los aspectos principal y no principal de la contradicción, es uno de los
métodos importantes que permiten a un partido revolucionario determinar
correctamente su estrategia y táctica en lo político y lo militar; todos los
comunistas deben prestar atención a este método.
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V. LA IDENTIDAD Y LA LUCHA ENTRE LOS
ASPECTOS DE LA CONTRADICCION
Después de
comprendidas la universalidad y la particularidad de la contradicción, debemos
proceder al estudio de la identidad y la lucha entre los aspectos de la
contradicción.
Identidad, unidad,
coincidencia, interpenetración, impregnación recíproca, interdependencia (o
mutua dependencia para existir), interconexión o cooperación -- todos estos
variados términos significan lo mismo y se refieren a los dos puntos
siguientes: primero, la existencia de cada uno de los dos aspectos de una
contradicción en el proceso de desarrollo de una cosa presupone la existencia
de su contrario, y ambos aspectos coexisten en un todo único; segundo, sobre la
base de determinadas condiciones, cada uno de los dos aspectos contradictorios se
transforma en su contrario. Esto es lo que se entiende por identidad.
Lenin dijo:
"La
dialéctica es la doctrina de cómo los contrarios pueden ser y cómo suelen ser
(cómo devienen) idénticos, -- en qué condiciones suelen ser idénticos,
convirtiéndose el uno en el otro, -- por qué el entendimiento humano no debe
considerar estos contrarios como muertos, petrificados, sino como vivos,
condicionales, móviles y que se convierten el uno en el otro."[17]
¿Qué significan
estas palabras de Lenin?
En todo proceso,
los aspectos de una contradicción se excluyen, luchan y se oponen entre sí. Los
procesos de desarrollo de todas las cosas del mundo y todo pensamiento del
hombre, sin excepción, contienen tales aspectos contradictorios. Un proceso
simple contiene solamente una pareja de contrarios, mientras un proceso
complejo contiene más de una. Las diferentes parejas de contrarios, a su vez,
se hallan en contradicción. Es así como están constituidas todas las cosas del
mundo objetivo y todo pensamiento del hombre, y de ahí su movimiento.
Podría parecer
entonces que no hay ninguna identidad o unidad. En tal caso, ¿cómo se puede
hablar de identidad o unidad?
El caso es que
ninguno de los dos aspectos contradictorios puede existir independientemente
del otro. Si falta uno de los dos contrarios, falta la condición para la
existencia del otro. Piensen: de una pareja de cosas contradictorias o de dos
conceptos contradictorios en la conciencia humana, ¿puede uno de los aspectos
existir independiente-
pág. 361
mente? Sin vida no
habría muerte; sin muerte tampoco habría vida. Sin "arriba" no habría
"abajo"; sin "abajo" tampoco habría "arriba". Sin
desgracia no habría felicidad; sin felicidad tampoco habría desgracia. Sin
facilidad no habría dificultad; sin dificultad tampoco habría facilidad. Sin
terratenientes no habría campesinos arrendatarios; sin campesinos arrendatarios
tampoco habría terratenientes. Sin burguesía no habría proletariado; sin
proletariado tampoco habría burguesía. Sin opresión nacional por parte del
imperialismo no habría colonias ni semicolonias; sin colonias ni semicolonias
tampoco habría opresión nacional por parte del imperialismo. Así sucede con
todos los contrarios: en virtud de determinadas condiciones, junto con oponerse
el uno al otro, están interconectados, se impregnan recíprocamente, se
interpenetran y dependen el uno del otro; esto es lo que se denomina identidad.
Los aspectos de toda contradicción se llaman contrarios porque, en virtud de
determinadas condiciones, existe entre ellos no-identidad. Pero también existe
entre ellos identidad, y por eso están interconectados. A esto se refería Lenin
cuando dijo que la dialéctica estudia "cómo los contrarios pueden [ . . .
] ser idénticos ". ¿Por qué pueden serlo? Porque cada uno constituye la
condición para la existencia del otro. Este es el primer sentido de la
identidad.
Pero ¿basta con
afirmar que cada uno de los dos aspectos contradictorios es la condición para
la existencia de su opuesto, que hay identidad entre uno y otro, y que, por
consiguiente, ambos pueden coexistir en un todo único? No, no basta. La
cuestión no se limita a la interdependencia de los contrarios; más importante
aún es la transformación del uno en el otro. Esto significa que, en razón de
determinadas condiciones, cada uno de los aspectos contradictorios de una cosa
se transforma en su contrario cambiando su posición por la de éste. Tal es el
segundo sentido de la identidad de los contrarios.
¿Por qué existe
identidad aquí también? Obsérvese cómo, a través de la revolución, el
proletariado se transforma de clase dominada en clase dominante, en tanto que
la burguesía, hasta entonces dominante, se transforma en dominada, cambiando
cada cual su posición por la que originalmente ocupaba su contrario. Esto ha
tenido lugar ya en la Unión Soviética, y ocurrirá en todo el mundo. De no
existir, bajo determinadas condiciones, la interconexión y la identidad entre
los contrarios, ¿cómo podría producirse semejante cambio?
El Kuomintang, que
desempeñó un papel hasta cierto punto positivo en una determinada etapa de la
historia contemporánea de China, pasó a ser un partido contrarrevolucionario en
1927 debido a su inhe-
pág. 362
rente naturaleza de
clase y a la seducción por el imperialismo (éstas son las condiciones); pero,
después se ha visto obligado a aceptar la resistencia al Japón debido a la
agudización de la contradicción entre China y el Japón y a la política de
frente único del Partido Comunista (éstas son las condiciones). Los contrarios
se transforman el uno en el otro, pues entre ellos existe una determinada
identidad.
Nuestra revolución
agraria ha sido y será un proceso en que la clase terrateniente, poseedora de
tierras, se transforma en una clase que ha perdido sus tierras, mientras los
campesinos, antes despojados de sus tierras, se transforman en pequeños propietarios
que han obtenido tierras. Debido a determinadas condiciones, poseer y no
poseer, obtener y perder, están interconectados; hay identidad entre lo uno y
lo otro. Bajo el socialismo, la propiedad privada de los campesinos, a su vez,
se transforma en la propiedad social de la agricultura socialista; esto ya ha
ocurrido en la Unión Soviética, y ocurrirá también en todo el mundo. Hay un
puente que conduce de la propiedad privada a la propiedad social; en filosofía,
esto se llama identidad o transformación recíproca o interpenetración.
Consolidar la
dictadura del proletariado, o del pueblo, significa, justamente, preparar las
condiciones para abolir dicha dictadura y pasar a una etapa más elevada, en la
cual no habrá ningún tipo de sistema estatal. Fundar y desarrollar el Partido
Comunista significa, precisamente, preparar las condiciones para la
desaparición del Partido Comunista y de todos los partidos políticos. Crear un
ejército revolucionario bajo la dirección del Partido Comunista y llevar adelante
la guerra revolucionaria significa, justamente, preparar las condiciones para
acabar para siempre con las guerras. En cada una de estas parejas, los
contrarios se sostienen mutuamente.
Como todos saben,
la guerra y la paz se transforman la una en la otra. La guerra se transforma en
paz; por ejemplo, la Primera Guerra Mundial se transformó en la paz de la
postguerra, y la guerra civil en China ha cesado ahora, cediendo su lugar a la
paz interna. La paz se transforma en guerra; por ejemplo, en 1927, la cooperación
entre el Kuomintang y el Partido Comunista se transformó en guerra, y la actual
situación de paz mundial puede también transformarse en una segunda guerra
mundial. ¿Por qué sucede esto? Porque en la sociedad de clases, bajo
determinadas condiciones, existe identidad entre cosas contrarias como la
guerra y la paz.
Todos los
contrarios están interconectados; no sólo coexisten en un todo único bajo
determinadas condiciones, sino que, también bajo
pág. 363
determinadas
condiciones, se transforman el uno en el otro; éste es el significado íntegro
de la identidad de los contrarios. A esto se refería Lenin al hablar de
"cómo los contrarios [. . .) suelen ser (cómo devienen) idénticos, -- en
qué condiciones suelen ser idénticos, convirtiéndose el uno en el otro".
¿Por qué "el
entendimiento humano no debe considerar estos contrarios como muertos,
petrificados, sino como vivos, condicionales, móviles y que se convierten el
uno en el otro"? Porque precisamente así son las cosas objetivas. El caso es
que la unidad o identidad de los contrarios en las cosas objetivas no es algo
muerto o petrificado, sino algo vivo, condicional, móvil, temporal y relativo;
sobre la base de determinadas condiciones, cada uno de los aspectos de la
contradicción se transforma en su contrario. Y el reflejo de esto en el
pensamiento humano constituye la concepción marxista, dialéctica materialista,
del mundo. Sólo las clases dominantes reaccionarias del pasado y del presente,
y la metafísica a su servicio, no consideran los contrarios como vivos,
condicionales, móviles y que se convierten el uno en el otro, sino como muertos
y petrificados, y propagan esta falacia por todas partes para engañar a las
masas populares, en el intento de perpetuar su dominación. Es tarea de los comunistas
denunciar esta falacia de los reaccionarios y de la metafísica, divulgar la
dialéctica inherente a las cosas y acelerar la transformación de las cosas, a
fin de alcanzar los objetivos de la revolución.
Cuando decimos
que, bajo determinadas condiciones, existe la identidad de los contrarios, nos
referimos a contrarios reales y concretos, y consideramos que la transformación
del uno en el otro es igualmente real y concreta. En la mitología se habla de
innumerables transformaciones, por ejemplo, en los mitos de la carrera de Kua
Fu tras el Sol en el Libro de las montañas y los mares [18], del derribo de
nueve soles a flechazos por Yi, en el Juai Nan Tsi [19], de las setenta y dos
metamorfosis de Sun Wu-kung en Peregrinación al Oeste [20], en los numerosos
episodios de fantasmas y zorros metamorfoseados en seres humanos en los Cuentos
extraños de Liaochai [21], etc. Estas transformaciones de los contrarios, de
las que habla la mitología, no son cambios concretos que reflejen
contradicciones concretas, sino transformaciones ingenuas, imaginarias,
fantásticas, inspiradas a los hombres por las innumerables y complejas
transformaciones reales de los contrarios el uno en el otro. Marx decía:
"Toda mitología conquista, domina y da formas a las fuerzas de la
naturaleza, en la imaginación y mediante ella, y desaparece cuando las fuerzas
de la naturaleza son
pág. 364
dominadas
realmente."[22] Las innumerables metamorfosis en la mitología (y también
en los cuentos infantiles) deleitan a la gente porque describen
imaginativamente la conquista de las fuerzas de la naturaleza por el hombre, y
los mejores mitos poseen, como señaló Marx, "un encanto eterno"; pero
los mitos no se crean basándose en situaciones determinadas surgidas de
contradicciones concretas y, por lo tanto, no son un reflejo científico de la
realidad. Esto significa que, en los mitos o en los cuentos infantiles, existe
sólo una identidad imaginaria y no concreta entre los aspectos que constituyen
la contradicción. Es la dialéctica marxista la que refleja científicamente la
identidad en las transformaciones reales.
¿Por qué puede un
huevo, y no una piedra, transformarse en un pollo? ¿Por qué existe identidad
entre la guerra y la paz pero no entre la guerra y una piedra? ¿Por qué los
seres humanos son capaces de engendrar sólo seres humanos y no otra cosa? La
única razón es que la identidad de los contrarios exige determinadas
condiciones necesarias. En ausencia de éstas, no puede haber ninguna identidad.
¿Por qué en Rusia
la revolución democrático-burguesa de febrero de 1917 se ligó directamente a la
revolución socialista proletaria de octubre del mismo año, mientras que en
Francia la revolución burguesa no se ligó directamente a una revolución
socialista y la Comuna de París de 1871 terminó en derrota? ¿Por qué, en
cambio, el sistema nómade de Mongolia y Asia Central empalmó directamente con
el socialismo? ¿Por qué puede la revolución china evitar un futuro capitalista
y entroncar directamente con el socialismo, sin seguir el viejo camino histórico
recorrido por los países occidentales, sin pasar por un período de dictadura
burguesa? Todo esto no se debe sino a las condiciones concretas de la época.
Cuando se presentan determinadas condiciones necesarias, en el proceso de
desarrollo de las cosas surgen determinadas parejas de contrarios, y estos
contrarios son interdependientes y se transforman el uno en el otro. De no
presentarse tales condiciones, nada de esto podría suceder.
Hasta aquí el
problema de la identidad. Ahora bien, ¿qué es la lucha? ¿Cuál es la relación
entre la identidad y la lucha?
Lenin señala:
"La unidad
(coincidencia, identidad, equivalencia) de los contrarios es condicional,
temporal, transitoria, relativa. La lucha de los contrarios, mutuamente
excluyentes, es absoluta, como es absoluto el desarrollo, el
movimiento."[23]
pág. 365
¿Qué significan
estas palabras de Lenin?
Todo proceso tiene
comienzo y fin, todo proceso se transforma en su contrario. La permanencia de
todo proceso es relativa, en tanto que la mutabilidad, manifestada en la
transformación de un proceso en otro, es absoluta.
En todas las cosas
se presentan dos estados de movimiento: el de reposo relativo y el de cambio
manifiesto. Ambos tienen su origen en la lucha entre los dos elementos
contradictorios que contiene cada cosa. En el primer estado de movimiento, la
cosa experimenta sólo cambios cuantitativos y no cualitativos y, en
consecuencia, parece estar en reposo. La cosa pasa al segundo estado de
movimiento cuando los cambios cuantitativos producidos en el primer estado
alcanzan ya su punto culminante, dando origen a la disolución de la cosa como todo
único, esto es, a un cambio cualitativo; de este modo aparece el estado de
cambio manifiesto. La unidad, la cohesión, la unión, la armonía, el equilibrio,
el impasse, el punto muerto, el reposo, la permanencia, la uniformidad, el
aglutinamiento, la atracción, etc., que vemos en la vida diaria, son todas
manifestaciones del estado de cambio cuantitativo de las cosas. A la inversa,
la disolución del todo único, es decir, la destrucción de esa cohesión, unión,
armonía, equilibrio, impasse, punto muerto, reposo, permanencia, uniformidad,
aglutinamiento, atracción, y su transformación en sus respectivos contrarios,
son todas manifestaciones del estado de cambio cualitativo de las cosas, es
decir, de la transformación de un proceso en otro. Las cosas cambian constantemente,
pasando del primero al segundo estado; la lucha de los contrarios existe en
ambos estados, y la contradicción se resuelve a través del segundo estado. Es
por esto que la unidad de los contrarios es condicional, temporal y relativa,
en tanto que la lucha de los contrarios, mutuamente excluyentes, es absoluta.
Al afirmar más
arriba que entre los contrarios existe identidad y que, por esta razón, ambos
pueden coexistir en un todo único y, además, transformarse el uno en el otro,
nos hemos referido a la condicionalidad; esto es, bajo determinadas
condiciones, dos cosas contrarias pueden unirse y transformarse la una en la
otra; en ausencia de tales condiciones, no pueden formar una contradicción, no
pueden coexistir en un todo único ni transformarse la una en la otra. La
identidad de los contrarios se produce sólo a causa de determinadas
condiciones, y por eso decimos que es condicional y relativa. Ahora, agregamos
que la lucha entre los contrarios recorre los procesos desde el comienzo hasta
el fin y origina la transformación de un proceso en otro; la lucha entre
pág. 366
los contrarios es
omnipresente, y por lo tanto decimos que es incondicional y absoluta.
La combinación
entre la identidad, condicional y relativa, y la lucha, incondicional y
absoluta, forma el movimiento de los contrarios en todas las cosas.
Los chinos
acostumbramos a decir: "Cosas que se oponen, se sostienen entre
sí."[24] En otras palabras, existe identidad entre cosas que se oponen una
a otra. Este dicho es dialéctico y contrario a la metafísica. "Se
oponen" significa que los dos aspectos contradictorios se excluyen
mutuamente o luchan entre sí. "Se sostienen entre sí" significa que,
bajo determinadas condiciones, los dos aspectos contradictorios se interconectan
y adquieren identidad. Sin embargo, la lucha está implícita en la identidad;
sin lucha no hay identidad.
En la identidad
existe la lucha, en lo particular existe lo universal, en lo individual existe
lo general. Para citar a Lenin, "en lo relativo existe lo
absoluto"[25].
VI. EL PAPEL DEL ANTAGONISMO
EN LA CONTRADICCION
El problema de la
lucha de los contrarios incluye la cuestión de qué es antagonismo. Nuestra
respuesta es que el antagonismo constituye una forma, pero no la única, de la
lucha de los contrarios.
En la historia de
la humanidad existe el antagonismo de clase, que es una manifestación
particular de la lucha de los contrarios. Veamos la contradicción entre la
clase explotadora y la clase explotada. En una misma sociedad, sea la
esclavista, la feudal o la capitalista, estas dos clases contradictorias
coexisten por largo tiempo y luchan entre sí; pero sólo al alcanzar cierta
etapa en su desarrollo, la contradicción entre las dos clases adopta la forma
de antagonismo abierto y se convierte en revolución. De igual manera se
verifica la transformación de la paz en guerra dentro de la sociedad de clases.
Antes de estallar,
una bomba es un todo único en el cual los contrarios coexisten debido a
determinadas condiciones. La explosión tiene lugar sólo cuando se hace presente
una nueva condición: la ignición. Análoga situación se presenta en todos
aquellos fenómenos de la naturaleza en los que la solución de la vieja
contradicción y el
pág. 367
nacimiento de una
cosa nueva se producen, finalmente, bajo la forma de un conflicto abierto.
Es extremadamente
importante adquirir conciencia de este hecho, pues nos permite comprender que
en la sociedad de clases, son inevitables las revoluciones y las guerras
revolucionarias y que sin ellas es imposible realizar saltos en el desarrollo
social y derrocar a las clases dominantes reaccionarias, y, por lo tanto, es
imposible que el pueblo conquiste el Poder. Los comunistas deben denunciar la
engañosa propaganda de los reaccionarios, quienes afirman, entre otras cosas,
que la revolución social es innecesaria e imposible; deben perseverar
firmemente en la teoría marxista-leninista de la revolución social y ayudar al
pueblo a comprender que la revolución no sólo es absolutamente necesaria, sino
también enteramente posible, y que esta verdad científica ha sido confirmada ya
por toda la historia de la humanidad y por el triunfo en la Unión Soviética.
Sin embargo,
debemos estudiar concretamente la situación de cada lucha de contrarios y no
aplicar impropiamente y a todas las cosas la fórmula arriba mencionada. La
contradicción y la lucha son universales y absolutas, pero los métodos para
resolver las contradicciones, esto es, las formas de lucha, varían según el
carácter de las contradicciones. Algunas contradicciones tienen un carácter
antagónico abierto, mientras que otras no. Siguiendo el desarrollo concreto de
las cosas, algunas contradicciones, originalmente no antagónicas, se
transforman en antagónicas, en tanto que otras, originalmente antagónicas, se
transforman en no antagónicas.
Como ya lo hemos
señalado, mientras existan las clases, las contradicciones entre las ideas
correctas e incorrectas dentro del Partido Comunista son un reflejo, en su seno,
de las contradicciones de clase. Al comienzo o en algunos problemas, tales
contradicciones pueden no manifestarse inmediatamente como antagónicas. Pero, a
medida que se desenvuelve la lucha de clases, pueden llegar a transformarse en
antagónicas. La historia del Partido Comunista de la Unión Soviética nos enseña
que la contradicción entre las correctas ideas de Lenin y Stalin y las erróneas
ideas de Trotski, Bujarin y otros no se manifestó como antagónica al principio,
pero posteriormente se desarrolló hasta convertirse en antagónica. Casos
similares se han dado en la historia del Partido Comunista de China. La
contradicción entre las correctas ideas de muchos de nuestros camaradas del
Partido y las erróneas ideas de Chen Tu-siu, Chang Kuo-tao y otros, tampoco se
manifestó en un
pág. 368
comienzo como
antagónica, pero posteriormente se desarrolló y se convirtió en antagónica.
Actualmente, la contradicción entre las ideas correctas y las incorrectas en
nuestro Partido no se manifiesta como antagónica y, si los camaradas que han
cometido errores son capaces de corregirlos, no llegará a convertirse en
antagónica. En vista de ello, el Partido debe Llevar a cabo, por un lado, una
seria lucha contra las ideas erróneas, y, por el otro, dar a los camaradas que han
cometido errores plena oportunidad para que adquieran conciencia. En estas
circunstancias, una lucha excesiva es obviamente inadecuada. Pero si aquellos
que han cometido errores persisten en ellos y los agravan, habrá posibilidad de
que esta contradicción desemboque en antagonismo.
En lo económico,
la contradicción entre la ciudad y el campo es extremadamente antagónica tanto
en la sociedad capitalista (donde la ciudad dominada por la burguesía saquea
implacablemente al campo) como en las zonas controladas por el Kuomintang en
China (donde la ciudad dominada por el imperialismo extranjero y la gran
burguesía compradora china saquea al campo con extremada ferocidad). Pero en un
país socialista y en nuestras bases de apoyo revolucionarias, esta contradicción
antagónica se ha transformado en no antagónica, y desaparecerá con la llegada
de la sociedad comunista.
Lenin dijo:
"El antagonismo y la contradicción no son en absoluto una y la misma cosa.
Bajo el socialismo, desaparecerá el primero, subsistirá la segunda."[26]
Esto significa que el antagonismo es una forma, pero no la única, de la lucha
de los contrarios; no se puede aplicar esta fórmula de manera mecánica y en
todas partes.
VII. CONCLUSION
Digamos ahora
algunas palabras a modo de resumen. La ley de la contradicción en las cosas,
esto es, la ley de la unidad de los contrarios, es la ley fundamental de la
naturaleza y la sociedad y, por consiguiente, también la ley fundamental del
pensamiento. Esta ley se opone a la concepción metafísica del mundo. Su
descubrimiento representó una gran revolución en la historia del conocimiento
humano. Según el materialismo dialéctico, la contradicción existe en todos los
procesos de las cosas objetivas y del pensamiento subjetivo, y los recorre desde
el comienzo hasta el fin; esto constituye la universalidad
pág. 369
o carácter absoluto
de la contradicción: Cada contradicción y cada uno de sus dos aspectos tienen
sus respectivas características; esto constituye la particularidad o
relatividad de la contradicción. Sobre la base de determinadas condiciones,
entre cosas contrarias existe identidad y; por lo tanto, ambas pueden coexistir
en un todo único y transformarse la una en la otra; esto también constituye la
particularidad o relatividad de la contradicción. Pero la lucha de los
contrarios es ininterrumpida, y está presente tanto cuando los contrarios
coexisten como cuando se transforman el uno en el otro; especialmente en el
último casó la lucha se manifiesta de una manera más evidente; esto también
constituye la universalidad o carácter absoluto de la contradicción. Al
estudiar la particularidad o relatividad de la contradicción, debemos prestar
atención a distinguir entre la contradicción principal y las contradicciones no
principales, así como entre el aspecto principal y el aspecto no principal de
la contradicción; al estudiar la universalidad de la contradicción y la lucha
de los contrarios, debemos prestar atención a distinguir entre las diferentes
formas de lucha. De otro modo, cometeremos errores. Si, mediante el estudio,
llegamos a comprender realmente las tesis esenciales expuestas más arriba,
podremos destruir el pensamiento dogmático, opuesto a los principios
fundamentales del marxismo-leninismo y perjudicial para nuestra causa revolucionaria,
y los camaradas que tienen experiencia estarán en condiciones de sistematizarla
y elevarla a la categoría de principios y evitar la repetición de los errores
de empirismo. Tal es, en pocas palabras, la conclusión a que nos conduce el
estudio de la ley de la contradicción.
pág. 369
NOTAS
[1]V. I. Lenin: Resumen del libro de Hegel " Lecciones
de historia de la filosofía ".
[pág. 333]
[2]En su escrito En torno a la cuestión de la dialéctica,
Lenin dice: "El desdoblamiento de un todo y el conocimiento de sus partes
contradictorias [. . .) es la esencia [. . .) de la dialéctica:" Dice
también en su Resumen del libro de Hegel " Ciencia de la lógica ":
"En una palabra, la dialéctica puede ser definida como la doctrina acerca
de la unidad de los contrarios. Esto aprehende el núcleo de la dialéctica, pero
exige explicaciones y desarrollo."
[pág. 333]
[3]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica. [pág. 334]
[4]Palabras de Tung Chung-shu (179-104 a.n.e.), célebre
exponente del confucianismo durante la dinastía Jan. Una vez Tung dijo al
emperador Wuti: "El Tao se origina en el cielo. El cielo no cambia y el
Tao tampoco." "Tao", término comúnmente
pág. 370
usado por los
filósofos chinos de la antigüedad, significa "caminó",
"razón" y también "ley".
[pág. 335]
[5]F. Engels: Anti-Dühring, primera sección, XII,
"Dialéctica. Cantidad y calidad".
[pág. 339]
[6]V. I. Lenin: En torno a lo cuestión de la
dialéctica. [pág. 339]
[7]F. Engels: Anti-Dühring, primera sección, XII,
"Dialéctica. Cantidad y calidad".
[pág. ]
[8]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica. [pág. 340]
[9]Ibíd. [pág. 341]
[10]V. I. Lenin: "Comunismo", Obras Completas, t.
XXXI. Véase "Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de
China", nota 10, en el presente tomo.
[pág. 345]
[11]Sun Tsi, cap. III, "Plan de ataque". [pág. 346]
[12]Wei Cheng (580-643), estadista e historiador de la
dinastía Tang. [pág. 346]
[13]Famosa novela china que describe una guerra campesina
ocurrida a finales de la dinastía Sung del Norte. Sung Chiang es uno de los
protagonistas de la novela. La aldea de Chu, bajo la dominación de un
terrateniente despótico llamado Chu Chao-feng, estaba cerca de Liangshanpo,
base de apoyo de esa guerra campesina.
[pág. 346]
[14]V. I. Lenin: "Una vez más sobre los sindicatos, el
momento actual y los errores de Trotski y Bujarin". [pág. 347]
[15]Acerca de Chen Tu-siu, véase "Problemas
estratégicos de la guerra revolucionaria de China", nota 4, en el presente
tomo. [pág. 349]
[16]V. I. Lenin: ¿Qué Hacer?, I, d. [pág. 359]
[17]V. I. Lenin: Resumen del libro de Hegel " Ciencia
de la lógica ". [pág. 360]
[18]Libro escrito durante la Era de los Reinos Combatientes
(403-221 a.n.e.). En una de sus leyendas se relata que Kua Fu, un ser
sobrenatural, corrió en persecución del Sol. Pero murió de sed en el camino. El
báculo que llevaba se transformó en un bosque.
[pág. 363]
[19]Yi es el héroe de una antigua leyenda china, famoso por
su destreza en el manejo del arco. Según una leyenda contada en el Juai Nan
Tsi, obra compilada en el siglo II a.n.e., había, en tiempos del emperador Yao,
diez soles en el cielo. Para acabar con los daños causados a la vegetación por
los abrasadores rayos de los estros, Yao ordenó a Yi que derribara los soles.
Otra leyenda, registrada por Wang Yi (siglo II), cuenta que el arquero derribó
nueve de los diez soles. [pág. 363]
[20]Novela mitológica escrita en el siglo XVI. Su héroe, Sun
Wu-kung, el Rey Mono, es valiente e ingenioso y está dotado del poder mágico de
adquirir a voluntad setenta y dos formas diferentes, tales como pájaro, bestia,
planta, etc. [pág. 363]
[21]Famosa colección de cuentos fantásticos, redactados por
Po Sung-ling en el siglo XVII. Conste en total de 431 cuentos que en su mayoría
hablan de hadas, fantasmas y zorros.
[pág. 363]
[22]C. Marx: Introducción a la crítica de la economía
política. [pág. 364]
[23]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica. [pág. 364]
[24]Esta frase apareció por primera vez en la Historia de la
primera dinastía Jan, escrita por Pan Ku, célebre historiador del siglo I, y be
sido siempre un dicho popular. [pág.
366]
[25]V. I. Lenin: En torno a la cuestión de la
dialéctica. [pág. 366]
[26]V. I. Lenin: "Observaciones críticas sobre el libro
de Bujarin Economía del período de transición ". [pág. 368]