viernes, 12 de agosto de 2016

Discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara


Clip aquí para ver el discurso. Discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara




Discurso pronunciado por Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara el 02 de Diciembre de 1972.



" No hay querella de generaciones, hay jóvenes viejos y viejos jóvenes....."



Qué difícil es para mí poder expresar lo que he vivido y sentido en estas breves y largas horas de convivencia con el pueblo mexicano, con su gobierno. Cómo poder traducir lo que nosotros, integrantes de la delegación de nuestra patria, hemos recibido en generosa entrega y como aporte solidario a nuestro pueblo en la dura lucha en que está empeñado.
Yo, más que otros, sé perfectamente bien que esta actitud del pueblo de México nace de su propia historia. Y aquí se ha recordado ya cómo Chile estuvo presente junto a Juárez, el hombre de la independencia mexicana proyectada en ámbito continental; y cómo entendemos perfectamente bien que, además de esta raíz común, que antes fuera frente a los conquistadores, México es el primer país de Latinoamérica que en 1938, a través de la acción de un hombre preclaro de esta tierra y de América Latina, nacionaliza el petróleo a través de la acción del general, presidente Lázaro Cárdenas.
Por eso ustedes, que supieron del ataque alevoso, tuvieron que sentir el llamado profundo de la patria en un superior sentido nacional; por eso ustedes, que sufrieron largamente el embate de los intereses heridos por la nacionalización; por eso ustedes, más que otros pueblos de este continente, comprenden la hora de Chile, que es la misma que ustedes tuvieron en 1938 y los años siguientes. Por eso es que la solidaridad de México nace en su propia experiencia y se proyecta con calidad fraternal frente a Chile, que está hoy realizando el mismo camino liberador que ustedes.
Quiero agradecer las palabras del ingeniero Ignacio Mora Luna, a nombre de los profesores de la Universidad de Guadalajara; las del licenciado Enrique Romero González, a nombre de las autoridades universitarias, y las del compañero Guillermo Gómez Reyes, presidente de la Federación de Estudiantes de esta Universidad.
Bien decía el presidente Echeverría, cuando él señalara que este viaje era conveniente que llegara a conocer la provincia, y eligiera a Jalisco, y me hablara de Guadalajara y de su Universidad. Yo se lo agradecí, y ahora -por cierto- se lo agradezco más. Porque si hemos recibido el afecto cálido del pueblo mexicano, de sus mujeres y de sus hombres, qué puede significar más que estar junto a la juventud, y sentir cómo ella late y presurosamente, con una clara conciencia revolucionaria y antimperialista.
Desde que llegara cerca de esta universidad, ya comprendí perfectamente bien el espíritu que hay en ella, en los letreros de saludo a mi presencia aquí, tan solo como mensajero de mi pueblo, con los cambios, con la lucha por la independencia económica y por la plena soberanía en nuestros pueblos.
Y porque una vez fui universitario, hace largos años, por cierto -no me pregunten cuántos-, porque pasé por la universidad no en búsqueda de un título solamente: porque fui dirigente estudiantil y porque fui expulsado de la universidad, puedo hablarles a los universitarios a distancia de años; pero yo sé que ustedes saben que no hay querella de generaciones: hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, y en éstos me ubico yo.
Hay jóvenes viejos que comprenden que ser universitario, por ejemplo, es un privilegio extraordinario en la inmensa mayoría de los países de nuestro continente. Esos jóvenes viejos creen que la universidad se ha levantado como una necesidad para preparar técnicos y que ellos deben estar satisfechos con adquirir un título profesional. Les da rango social y el arribismo social, caramba, qué dramáticamente peligroso, les da un instrumento que les permite ganarse la vida en condiciones de ingresos superiores a la mayoría del resto de los conciudadanos.
Y estos jóvenes viejos, si son arquitectos, por ejemplo, no se preguntan cuántas viviendas faltan en nuestros países y, a veces, ni en su propio país. Hay estudiantes que con un criterio estrictamente liberal, hacen de su profesión el medio honesto para ganarse la vida, pero básicamente en función de sus propios intereses.
Allá hay muchos médicos -y yo soy médico- que no comprenden o no quieren comprender que la salud se compra, y que hay miles y miles de hombres y mujeres en América Latina que no pueden comprar la salud; que no quieren entender, por ejemplo, que a mayor pobreza mayor enfermedad, y a mayor enfermedad mayor pobreza y que, por tanto, si bien cumplen atendiendo al enfermo que demanda sus conocimientos sobre la base de los honorarios, no piensan en que hay miles de personas que no pueden ir a sus consultorios y son pocos los que luchan porque se estructuren los organismos estatales para llevar la salud ampliamente al pueblo.
De igual manera que hay maestros que no se inquietan en que haya también cientos y miles de niños y de jóvenes que no pueden ingresar a las escuelas. Y el panorama de América Latina es un panorama dramático en las cifras, de su realidad dolorosa.
Llevamos, casi todos los pueblos nuestros, más de un siglo y medio de independencia política, y ¿cuáles son los datos que marcan nuestra dependencia y nuestra explotación? Siendo países potencialmente ricos, la inmensa mayoría somos pueblos pobres.
En América Latina, continente de más de 220 millones de habitantes, hay cien millones de analfabetos y semianalfabetos.
En este continente hay más de 30 millones de cesantes absolutos, y la cifra se eleva por sobre 60 millones tomando en consideración aquellos que tienen trabajos ocasionales.
En nuestro continente 53% de la población según algunos, y según otros 57%, se alimenta en condiciones por debajo de lo normal. En América Latina faltan más de 26 millones de viviendas.
En estas circunstancias cabe preguntar, ¿cuál es el destino de la juventud? Porque este continente es un continente joven. 51% de la población de América Latina está por debajo de los 27 años, por eso puedo decir -y ojalá me equivoque- que ningún gobierno e incluyo, por cierto, el mío y todos los anteriores de mi patria, ha podido solucionar los grandes déficit, las grandes masas de nuestro continente en relación con la falta de trabajo, la alimentación, la vivienda, la salud. Para qué hablar de la recreación y del descanso.
En este marco que encierra y aprisiona a nuestros pueblos hace un siglo y medio, es lógico que tengan que surgir, desde el dolor y el sufrimiento de las masas, anhelos de alcanzar niveles de vida y existencia y de cultura.
Si hoy tenemos las cifras que aquí he recordado, ¿qué va a ocurrir si las cosas no cambian cuando seamos 360 ó 600 millones de habitantes? En un continente en donde la explosión demográfica está destinada a compensar la alta mortalidad infantil, los pueblos así se defienden; pero a pesar de ello aumenta vigorosamente la población de nuestros países, y el avance tecnológico en el campo de la medicina ha elevado -y también al mejorarse condiciones de vida ha mejorado- el promedio de nuestra existencia que, por cierto, es muy inferior al de los países del capitalismo industrial y a los países socialistas.
Pero ningún gobierno de este continente -democráticos los hay pocos, pseudodemocráticos hay más, dictatoriales también los hay-, ningún gobierno ha sido capaz de superar los grandes déficit, reconociendo, por cierto, que han hecho esfuerzos indiscutiblemente laudatorios por gobierno, y especialmente por los gobiernos democráticos, porque escuchan la voz, la protesta, el anhelo de los pueblos mismos para avanzar en la tentativa frustrada y hacer posible que estos déficit no sigan pesando sobre nuestra existencia.
¿Y por qué sucede esto? Porque somos países monoproductores en la inmensa mayoría: somos los países del cacao, del banano, del café, del estaño, del petróleo o del cobre. Somos países productores de materias primas e importadores de artículos manufacturados; vendemos barato y compramos caro.
Nosotros, al comprar caro estamos pagando el alto ingreso que tiene el técnico, el empleado y el obrero de los países industrializados. Además, en la inmensa mayoría de los casos, como las riquezas fundamentales están en manos del capital foráneo, se ignoran los mercados, no se interviene en los precios, ni en los niveles de producción. La experiencia la hemos vivido nosotros en el cobre, y ustedes en el petróleo.
Somos países en donde el gran capital financiero busca, y encuentra, por complacencia culpable muchas veces de gente que no quiere entender su deber patriótico, la posibilidad de obtenerlo.
¿Por qué? ¿Qué es el imperialismo, compañeros jóvenes? Es la concentración del capital en los países industrializados que alcanzando la fuerza de capital financiero, abandonan las inversiones en las metrópolis económicas, para hacerlo en nuestros países y, por lo tanto, este capital que en su propia metrópoli tiene utilidades muy bajas, adquiere grandes utilidades en nuestras tierras, porque, además, muchas veces las negociaciones son entre las compañías que son dueñas de éstas y que están más allá de nuestras fronteras.
Entonces, somos países que no aprovechamos los excedentes de nuestra producción, y este continente ya conoce, no a través de los agitadores sociales con apellido político, como el que yo tengo de socialista, sino a través de las cifras de la CEPAL, organismo de las Naciones Unidas, que en la última década -no puedo exactamente decir si de 1950 a1960 o de 1956 a 1966-, América Latina exportó mucho más capitales que los que ingresaron en ella.
De esta manera se ha ido produciendo una realidad que es común en la inmensa mayoría de todos nuestros pueblos: somos países ricos potencialmente, y vivimos como pobres. Para poder seguir viviendo, pedimos prestado. Pero al mismo tiempo somos países exportadores de capitales. Paradoja típica del régimen en el sistema capitalista.
Por ello, entonces, es indispensable comprender que dentro de esta estructura, cuando internacionalmente los países poderosos viven y fortalecen su economía de nuestra pobreza, cuando los países financieramente fuertes necesitan de nuestras materias primas para ser fuertes, cuando la realidad de los mercados y los precios lleva a los pueblos de éste y otros continentes, a endeudarse, cuando la deuda de los países del Tercer Mundo alcanza la fantástica cifra de 95 mil millones de dólares, cuando a mi país, país democrático, con muy sólidas instituciones, país que tiene un Congreso en funciones hace 160 años, país en donde las Fuerzas Armadas -igual que en México- son fuerzas armadas profesionales, respetuosas de la ley y la voluntad popular; cuando mi país, que es el segundo productor de cobre en el mundo y tiene las más grandes reservas de cobre del mundo y tiene la más grande mina de tajo abierto del mundo y tiene la más grande mina subterránea del mundo, Chuquicamata y El Teniente; cuando mi país se ha visto obligado a endeudarse con una deuda externa per cápita que sólo puede ser superada por la deuda que tiene Israel, que podemos estimar que está en guerra; cuando yo debía haber cancelado este año para amortizar y pagar los intereses de esa deuda 420 millones de dólares, que significan más de 30 por ciento del presupuesto de ingresos, uno puede colegir que es imposible que pueda esto seguir y que esta realidad se mantenga.
Si a ello se agrega que los países poderosos fijan las normas de la comercialización, controlan los fletes, imponen los seguros, dan los créditos ligados que implica la obligación de invertir un alto porcentaje en esos países; si además sufrimos las consecuencias que emanan y que cuando los países poderosos, o el país más poderoso, del capitalismo estiman necesario devaluar su moneda, las consecuencias las pagamos nosotros, y si tiembla el mercado del dinero en los países industrializados, las consecuencias son mucho más fuertes, mucho más duras y pesan más sobre nuestros pueblos. Si el precio de las materias primas baja, el precio de los artículos manufacturados, y aún los alimentos, suben; cuando el precio de los alimentos sube, nos encontramos que hay barreras aduaneras que impiden que algunos países que pueden exportar productos agropecuarios lleguen a los mercados de consumo, los países industriales.
El caso de mi patria es elocuente: nosotros producimos entre la gran minería, cerca de 750 mil toneladas de cobre. Entre Zambia, Perú, Zaire y Chile, signatarios de lo que se llama CIPEC, entre estos cuatro países se produce 70% del cobre que se comercializa en el mundo, más de tres millones de toneladas, pero el precio del cobre se fija en la bolsa de Londres y se transa tan sólo 200 mil toneladas. Y Chile hace tres años, por ejemplo, tuvo un promedio de precio de la libra de cobre año, superior a los 62 centavos, y cada centavo que suba o baje el precio de la libra de cobre, significa 18 millones de dólares más o menos de ingreso para nuestro país.
El año 1971, el precio del cobre, del último año de gobierno del presidente Frei, fue de 59 centavos la libra. En el primer año del Gobierno Popular fue tan solo de 49. Este año, seguramente no va a alcanzar más allá de 47,4; pero en valores reales, después de la devaluación del dólar, este promedio será, a lo sumo, 45. Y el costo de producción nuestro, a pesar de que son minas con un alto porcentaje de riqueza minera y están cerca del mar, rodea los 45 centavos en algunas de ellas; y es, por cierto, más alto por una técnica inferior en la producción de la pequeña y mediana minería.
He puesto este ejemplo porque es muy claro. Nosotros, que tenemos un presupuesto de divisas superior a muchos países latinoamericanos, que tenemos una extensión de tierra que podría alimentar, y debería alimentar, a 20 a 25 millones de habitantes, hemos tenido que importar, desde siempre -por así decirlo-, carne trigo, grasa, mantequilla y aceite: 200 millones de dólares al año.
Y desde que estamos en el Gobierno Popular, tenemos que importar más alimentos; porque tenemos conciencia que importar más alimentos que aún importando como lo hicieron los gobiernos anteriores, 200 millones de dólares al año, en Chile el 43 por ciento de la población se alimentaba por debajo de lo normal. Y aquí, esta casa de hermanos, yo, que soy médico, que he sido profesor de medicina social y el presidente durante cinco años del Colegio Médico de Chile, puedo dar una cifra que no me avergüenza, pero que sí me duele, en mi patria, porque hay estadísticas y no las ocultamos: hay 600 mil niños que tienen un desarrollo mental por debajo de lo normal.
Si acaso un niño en los primeros ocho meses de su vida no recibe la proteína necesaria para su desarrollo corporal y cerebral, si ese niño no recibe esa proteína, se va a desarrollar en forma diferente al niño que pudo tenerla, y que lógicamente es casi siempre el hijo de un sector minoritario, de un sector poderoso económicamente. Si a ese niño que no recibió la proteína suficiente, después de los ocho meses se la da, puede recuperar y normalizar el desarrollo normal de su cerebro.
Por eso muchas veces los maestros o las maestras en su gran labor -yo siempre vinculo a los maestros y a los médicos como profesionales de una gran responsabilidad-, muchas veces los maestros o las maestras ven que el niño no asimila, no entiende, no aprende, no retiene; y no es porque ese niño no quiera aprender o estudiar: es porque cae en condiciones de menor valía, y eso es consecuencia de un régimen y de un sistema social; porque por desgracia, hasta el desarrollo de la inteligencia está marcado por la ingestión de los alimentos, fundamentalmente los primeros ocho meses de la vida. Y cuántas son las madres proletarias que no pueden amamantar a sus hijos, cuando nosotros los médicos sabemos que el mejor alimento es la leche de la madre, y no lo pueden hacer porque viven en las poblaciones marginales, porque sus compañeros están cesantes y porque ella recibe el subalimento, como madres ellas están castigadas en sus propias vidas, y lo que es más injusto, en la vida de sus propios hijos, por eso, claro.
Los gobiernos progresistas, como los nuestros, avanzamos en iniciativas que tienen un contenido, pero que indiscutiblemente es un paliativo; por ejemplo, en mi país está la asignación familiar prenatal, se paga a la mujer que está esperando familia desde el tercer mes del embarazo; se hace real desde el quinto, donde puede comprobar que efectivamente está esperando familia. Esto tiene un doble objetivo: que tenga un ingreso que se entrega a la madre para que pueda ella alimentarse mejor. Y en la etapa final, comprar algo para lo que podríamos llamar la mantilla, los pañales del niño.
Y, por otra parte, para recibir este estipendio, que es un sobresalario, requiere un control médico y, por lo tanto, obliga a la madre a ir a controlarse. Y en ese caso, si la madre está, y es tratada oportunamente, el hijo nace sano. Y, además se le dan las más elementales nociones sobre el cuidado del niño. Y tenemos la asignación familiar que se paga también desde que el niño nace hasta que termina de estudiar, si estudia.
Pero no hemos podido, por ejemplo, nosotros, nivelar la asignación familiar, porque un Congreso que representa, no a los trabajadores en su mayoría, establece, como siempre, leyes discriminatorios. Y en mi patria había asignación diferente para bancarios, para empleados públicos, particulares, Fuerzas Armadas, obreros y campesinos. Nosotros levantamos la idea justa: una asignación familiar igual para todos. Y eso, con generosidad. Pero pensar que la asignación familiar sea más alta para los sectores que tienen más altos ingresos, es una inconsecuencia y una brutal injusticia.
Hemos logrado nivelar la asignación familiar de obreros, campesinos, Fuerzas Armadas y empleados públicos, pero queda distante todavía la asignación familiar de empleados particulares, y un sector de ellos, es un avance, pero no basta, porque si bien es cierto, entregamos mejores condiciones para defender el equilibrio biológico cuando se alimenta mejor el niño; y gracias a esta asignación familiar, también es cierto que el proceso del desarrollo universitario en el caso de la medicina -y lo pongo como ejemplo- conlleva a establecer que nosotros carecemos de los profesionales suficientes para darle atención a todo el pueblo, desde el punto de vista médico.
En Chile hay 4.600 médicos; deberíamos ser ocho mil médicos, en Chile faltan, entonces, tres mil médicos. En Chile faltan más de 6.000 dentistas. En ningún país de América Latina -y lo digo con absoluta certeza- hay ningún servicio público estatal que haga una atención médica dental con sentido social. Se limitan en la mayoría de los países, si es que tienen esos servicios, a la etapa inicial previa, básica, simple, sencilla, de la extracción. Y si hay algo que yo he podido ver con dolor de hombre y conciencia de médico, cuando he ido a las poblaciones, es a las compañeras trabajadoras, a las madres proletarias, gritar con esperanza nuestros gritos de combate, y darme cuenta, por desgracia, cómo sus bocas carecen de la inmensa mayoría de los dientes.
Y los niños también sufren esto. Por ello, entonces, y sobre la base tan solo de estos ejemplos simples, nosotros tenemos que entender que cuando hablamos de una universidad que entiende que para que termine esta realidad brutal que hace más de un siglo y medio pesa sobre nosotros, en los cambios estructurales económicos se requiere un profesional comprometido con el cambio social; se requiere un profesional que no se sienta un ser superior porque sus padres tuvieron el dinero suficiente para que él ingresara a una universidad; se necesita un profesional con conciencia social que entienda que su lucha, si es arquitecto, es para que se construyan las casas necesarias que el pueblo necesita. Se necesita un profesional que, si es médico, levante su voz para reclamar que la medicina llegue a las barriadas populares y, fundamentalmente, a los sectores campesinos.
Se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos, en las capitales de nuestras patrias. Profesionales que vayan a la provincia, que se hundan en ella.
Por eso yo hablo así aquí en esta Universidad de Guadalajara, que es una universidad de vanguardia, y tengo la certeza que la obligación patriótica de ustedes es trabajar en la provincia, fundamentalmente, vinculada a las actividades económicas, mineras o actividades industriales o empresariales, o a las actividades agrícolas; la obligación del que estudió aquí es no olvidar que ésta es una universidad del Estado que la pagan los contribuyentes, que en la inmensa mayoría de ellos son los trabajadores. Y que por desgracia, en esta universidad, como en las universidades de mi patria, la presencia de hijos de campesinos y obreros alcanza un bajo nivel, todavía.
Por eso, ser joven en esta época implica una gran responsabilidad, ser joven de México o de Chile; ser joven de América Latina, sobre todo en este continente que, como he dicho, está marcado por un promedio que señala que somos un continente joven. Y la juventud tiene que entender que no hay lucha de generaciones, como lo dijera hace un instante; que hay un enfrentamiento social, que es muy distinto, y que pueden estar en la misma barricada de ese enfrentamiento los que hemos pasado -y yo pasé muy poquito de los 60 años; guárdenme el secreto- de los sesenta años y los jóvenes que puedan tener 13 ó 20.
No hay querella de generaciones, y eso es importante que yo lo diga. La juventud debe entender su obligación de ser joven, y si es estudiante, darse cuenta que hay otros jóvenes que, como él, tienen los mismos años, pero que no son estudiantes. Y si es universitario con mayor razón mirar al joven campesino o al joven obrero, y tener un lenguaje de juventud, no un lenguaje sólo de estudiante universitario, para universitarios.
Pero el que es estudiante tiene una obligación porque tiene más posibilidades de comprender los fenómenos económicos y sociales y las realidades del mundo; tiene la obligación de ser un factor dinámico del proceso de cambio, pero sin perder los perfiles, también, de la realidad.
La revolución no pasa por la universidad, y esto hay que entenderlo; la revolución pasa por las grandes masas; la revolución la hacen los pueblos; la revolución la hacen, esencialmente, los trabajadores.
Y yo comparto el pensamiento que aquí se ha expresado -y el presidente Echeverría lo ha señalado muchas veces-, que yo también lo he dicho en mi patria, allá luchamos por los cambios dentro de los marcos de la democracia burguesa, con dificultades mucho mayores, en un país donde los poderes del Estado son independientes, y en el caso nuestro, la Justicia, el Parlamento y el Ejecutivo. Los trabajadores que me eligieron están en el gobierno; nosotros controlamos una parte del Poder Ejecutivo, somos minoría en el Congreso. El Poder Judicial es autónomo, y el Código Civil de mi patria tiene 100 años. Y si yo no critico en mi patria al Poder Judicial, menos lo voy a hacer aquí. Pero indiscutiblemente, hay que pensar que estas leyes representaban otra época y otra realidad, no fueron leyes hechas por los trabajadores que estamos en el gobierno: fueron hechas por los sectores de la burguesía, que tenían el Ejecutivo, el poder económico y que eran mayoría en el Congreso Nacional.
Sin embargo, la realidad de Chile, su historia y su idiosincrasia, sus características, la fortaleza de su institucionalidad, nos llevó a los dirigentes políticos a entender que en Chile no teníamos otro camino que el camino de la lucha electoral -y ganamos por ese camino-, que muchos no compartían, fundamentalmente como consecuencia del pensamiento generado en este continente, después de la Revolución Cubana, y con la asimilación, un poco equivocada, de la divulgación de tácticas, en función de la interpretación que hacen los que escriben sobre ellas, nos hemos encontrado en muchas partes, y ahora se ha dejado un poco, la idea del foquismo, de la lucha guerrillera o del ejército popular.
Yo tengo una experiencia que vale mucho. Yo soy amigo de Cuba; soy amigo, hace 10 años, de Fidel Castro; fui amigo del comandante Ernesto Che Guevara. Me regaló el segundo ejemplar de su libro Guerra de Guerrillas; el primero se lo dio a Fidel. Yo estaba en Cuba cuando salió, y en la dedicatoria que me puso dice lo siguiente: A Salvador Allende, que por otros medios trata de obtener lo mismo. Si el comandante Guevara firmaba una dedicatoria de esta manera, es porque era un hombre de espíritu amplio que comprendía que cada pueblo tiene su propia realidad, que no hay receta para hacer revoluciones. Y por lo demás, los teóricos del marxismo -y yo declaro que soy un aprendiz tan solo; pero no niego que soy marxista- también trazan con claridad los caminos que pueden recorrerse frente a lo que es cada sociedad, cada país.
De allí, entonces, que es útil que la juventud, y sobre todo la juventud universitaria, que no puede pasar por la universidad al margen de los problemas de su pueblo, entienda que no puede hacerse del balbuceo doctrinario la enseñanza doctrinaria, de entender que el denso pensamiento de los teóricos de las corrientes sociológicas o económicas requieren un serio estudio; que si es cierto que no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria, no puede haber la aplicación voluntaria o la interpretación de la teoría adecuándola a lo que la juventud o el joven quiere. Que tiene que mirar lo que pasa dentro de su país y más allá de la frontera, y comprender que hay realidades que deben ser meditadas y analizadas.
Cuando algunos grupos en mi patria, un poco más allá de la Unidad Popular, en donde hay compañeros jóvenes en cuya lealtad revolucionaria yo creo, pero en cuya concepción de la realidad no creo, hablan, por ejemplo, de que en mi país debería hacerse lo mismo que se ha hecho en otros países que han alcanzado el socialismo, yo les he hecho esta pregunta en voz alta: ¿Por qué, por ejemplo, un país como es la República Popular China, poderoso país, extraordinariamente poderoso país, ha tenido que tolerar la realidad de que Taiwán o de que Formosa esté en manos de Chian-Kai-Shek? ¿Es que acaso la República Popular China no tiene los elementos bélicos, por así decirlo, lo suficientemente poderosos para haber, en dos minutos, recuperado Taiwán, llamado Formosa? ¿Por qué no lo ha hecho? Porque, indiscutiblemente hay problemas superiores de la responsabilidad política; porque al proceder así, colocaba a la República Popular China en el camino de una agresión que podría haber significado un daño para el proceso revolucionario, y quizá una conflagración mundial.
¿Quién puede dudar de la voluntad de acción, de la decisión, de la conciencia revolucionaria de Fidel Castro? ¿Y por qué la bahía de Guantánamo no la ha tomado? Porque no puede ni debe hacerlo, porque expondría a su revolución y a su patria a una represalia brutal.
Entonces, uno se encuentra a veces con jóvenes, y los que han leído el Manifiesto Comunista, o lo han llevado largo rato debajo del brazo, creen que lo han asimilado y dictan cátedra y exigen actitudes y critican a hombres, que por lo menos, tienen consecuencia en su vida. Y ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir avanzando en los caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, en una sociedad burguesa, es difícil.
Un ejemplo personal: yo era un orador universitario de un grupo que se llama Avance; era el grupo más vigoroso de la izquierda. Un día se propuso que se firmara, por el grupo Avance un manifiesto -estoy hablando del año 1931- para crear en Chile los soviets de obreros, campesinos, soldados y estudiantes. Yo dije que era una locura, que no había ninguna posibilidad, que era una torpeza infinita y que no quería, como estudiante, firmar algo que mañana, como un profesional, no iba a aceptar.
Éramos 400 los muchachos de la universidad que estábamos en el grupo Avance, 395 votaron mi expulsión; de los 400 que éramos, sólo dos quedamos en la lucha social. Los demás tienen depósitos bancarios, algunos en el extranjero; tuvieron latifundios -se los expropiamos-; tenían acciones en los bancos -también se los nacionalizamos-, y a los de los monopolios les pasó lo mismo. Pero en el hecho, dos hemos quedado; y a mí me echaron por reaccionario; pero los trabajadores de mi patria me llaman el compañero presidente.
Por eso, el dogmatismo, el sectarismo, debe ser combatido; la lucha ideológica debe llevarse a niveles superiores, pero la discusión para esclarecer, no para imponer determinadas posiciones. Y, además, el estudiante universitario tiene una postura doctrinaria y política, tiene, fundamentalmente, no olvidarse que precisamente la revolución necesita los técnicos y los profesionales.
Ya Lenin lo dijo -yo he aumentado la cifra para impactar más en mi patria-, Lenin dijo que un profesional, un técnico, valía por 10 comunistas; yo digo que por 50, y por 80 socialistas. Yo soy socialista. Les duele mucho a mis compañeros que yo diga eso; pero lo digo, ¿por qué? Porque he vivido una politización en la universidad, llevada a extremos tales que el estudiante olvida su responsabilidad fundamental; pero una sociedad donde la técnica y la ciencia adquieren los niveles que ha adquirido la sociedad contemporánea, ¿cómo no requerir precisamente capacidad y capacitación a los revolucionarios? Por lo tanto, el dirigente político universitario tendrá más autoridad moral, si acaso es también un buen estudiante universitario.
Yo no le he aceptado jamás a un compañero joven que justifique su fracaso porque tiene que hacer trabajos políticos: tiene que darse el tiempo necesario para hacer los trabajos políticos, pero primero están los trabajos obligatorios que debe cumplir como estudiante de la universidad. Ser agitador universitario y mal estudiante, es fácil; ser dirigente revolucionario y buen estudiante, es más difícil. Pero el maestro universitario respeta al buen alumno, y tendrá que respetar sus ideas, cualesquiera que sean.
Por eso es que la juventud contemporánea, y sobre todo la juventud de Latinoamérica, tiene una obligación contraída con la historia, con su pueblo, con el pasado de su patria. La juventud no puede ser sectaria: la juventud tiene que entender, y nosotros en Chile hemos dado un paso trascendente: la base política de mi gobierno está formada por marxistas, por laicos y cristianos, y respetamos el pensamiento cristiano; interpreta el verbo de Cristo, que echó a los mercaderes del templo.
Claro que tenemos la experiencia de la iglesia, vinculada al proceso de los países poderosos del capitalismo e, incluyendo, en los siglos pasados y en la primera etapa de éste, no a favor de los humildes como lo planteaba el maestro de Galilea; pero sí los tiempos han cambiado y la conciencia cristiana está marcando la consecuencia por el pensamiento honesto, en la acción honesta, los marxistas podemos coincidir en etapas programáticas como pueden hacerla los laicos y lo hemos hecho en nuestra patria -y nos está yendo bien-, y conjugamos una misma actitud y un mismo lenguaje frente a los problemas esenciales del pueblo.
Porque un obrero sin trabajo, no importa que sea o no sea marxista, no importa que sea o no sea cristiano, que no tenga ideología política, es un hombre que tiene derecho al trabajo y debemos dárselo nosotros; por eso el sectarismo, el dogmatismo, el burocratismo, que congela las revoluciones, y ése es un proceso de concientización que es muy profundo y que debe comenzar con la juventud: pero la juventud está frente a problemas que no son sólo económicos, sino son problemas que lamentablemente se manifiestan con mayor violencia destructiva en el mundo contemporáneo.
El escapismo, el drogadismo, el alcoholismo. ¿Cuántos son los jóvenes, de nuestros jóvenes países, que han caído en la marihuana, que es más barata que la cocaína y más fácil de acceso?, ¿pero cuántos son los jóvenes de los países industrializados? El porcentaje, no sólo por la densidad de población, sino por los medios económicos, es mucho mayor.
¿Qué es esto, qué significa, por qué la juventud llega a eso? ¿Hay frustración? ¿Cómo es posible que el joven no vea que su existencia tiene que tener un destino muy distinto al que escabulle su responsabilidad? ¿Cómo un joven no va a mirar, en el caso de México, a Hidalgo o a Juárez, a Zapata o a Villa, o a Lázaro Cárdenas? ¡Cómo no entender que esos hombres fueron jóvenes también, pero que hicieron de sus vidas un combate constante y una lucha permanente!
¿Cómo la juventud no sabe que su propio porvenir está cercado por la realidad económica, que marca los países dependientes? Porque si hay algo que debe preocuparnos, también, a los gobernantes, es no seguir entregando cesantes ilustrados a nuestra sociedad.
¿Cuántos son los miles de jóvenes que egresan de los politécnicos o de las universidades que no encuentran trabajo? Yo leí hace poco un estudio de un organismo internacional importante, que señala que para América Latina, en el final de esta década se necesitaban -me parece- cerca de seis millones de nuevas ocupaciones, en un continente en donde la cesantía marca los niveles que yo les he dicho. Los jóvenes tienen que entender, entonces, que están enfrentados a estos hechos y que deben contribuir a que se modifiquen las condiciones materiales, para que no haya cesantes ilustrados, profesionales con títulos de arquitectos sin construir casas, y médicos sin atender enfermos, porque no tienen los enfermos con qué pagarles, cuando lo único que faltan son médicos para defender el capital humano, que es lo que más vale en nuestros países.
Por eso, repito -y para terminar mis palabras-, dando excusas a ustedes por lo excesivo de ellas, que yo que soy un hombre que pasó por la universidad, he aprendido mucho más de la universidad de la vida: he aprendido de la madre proletaria en las barriadas marginales; he aprendido del campesino, que sin hablarme, me dijo la explotación más que centenaria de su padre, de su abuelo o de su tatarabuelo; he aprendido del obrero, que en la industria es un número o era un número y que nada significaba como ser humano, y he aprendido de las densas multitudes que han tenido paciencia para esperar.
Pero la injusticia no puede seguir marcando, cerrando las posibilidades del futuro a los pueblos pequeños de éste y de otros continentes. Para nosotros, las fronteras deben estar abolidas y la solidaridad debe expresarse con respeto a la autodeterminación y la no intervención, entendiendo que puede haber concepciones filosóficas y formas de gobierno distintas, pero que hay un mandato que nace de nuestra propia realidad que nos obliga -en el caso de este continente- a unirnos; pero mirar más allá, inclusive de América Latina y comprender que nacer en Africa en donde hay todavía millones y millones de seres humanos que llevan una vida inferior a la que tienen los más postergados y pretéridos seres de nuestro continente.
Hay que entender que la lucha es solidaria en escala mundial, que frente a la insolencia imperialista sólo cabe la respuesta agresiva de los países explotados.
Ha llegado el instante de darse cuenta cabalmente que los que caen luchando en otras partes por hacer de sus patrias países independientes, como ocurre en Vietnam, caen por nosotros con su gesto heroico.
Por eso, sin decir que la juventud será la causa revolucionaria y el factor esencial de las revoluciones, yo pienso que la juventud por ser joven, por tener una concepción más diáfana, por no haberse incorporado a los vicios que traen los años de convivencia burguesa, porque la juventud debe entender que debe ser estudiante y trabajadora; porque el joven debe ir a la empresa, a la industria o a la tierra. Porque ustedes deben hacer trabajos voluntarios; porque es bueno que sepa el estudiante de medicina cuánto pesa un fardo que se echa a la espalda el campesino que tiene que llevarlo a veces, a largas distancias; porque es bueno que el que va a ser ingeniero se meta en el calor de la máquina, donde el obrero a veces, en una atmósfera inhóspita, pasa largos y largos años de su oscura existencia; porque la juventud debe estudiar y debe trabajar -porque el trabajo voluntario vincula, amarra, acerca, hace que se compenetre el que va a ser profesional con aquel que tuvo por herencia las manos callosas de los que, por generaciones, trabajaron la tierra-.
Gracias, presidente y amigos por haberme dado la oportunidad de fortalecer mis propias convicciones, y la fe en la juventud frente a la actitud de ustedes.
Gracias por comprender el drama de mi patria, que es como dijera Pablo Neruda, un Vietnam silencioso; no hay tropas de ocupación, ni poderosos aviones nublan los cielos limpios de mi tierra, pero estamos bloqueados económicamente, pero no tenemos créditos, pero no podemos comprar repuestos, pero no tenemos cómo comprar alimentos y nos faltan medicamentos, y para derrotar a los que así proceden, sólo cabe que los pueblos entiendan quiénes son sus amigos y quiénes son sus enemigos.
Yo sé, por lo que he vivido, que México ha sido y será -gracias por ello- amigo de mi patria.





Che Guevara en la ONU. Discurso Marxista

Fragmentos de discurso del Che Guevara en la ONU el 11 de diciembre de 1964, donde hace referencia a los ataques que los capitalistas lanzan sobre Cuba, la crisis de los misiles, a su soberanía, al pacifismo y al carácter irrenunciablemente socialista, marxista-leninista, de la Revolución.

Discurso del che en la onu 1964


NADIE DEBE DETERMINAR QUE ARMAS TIENE UNA NACION. SOLO IGUALDAD DE TRATO.

Silvio Rodriguez - Playa Girón

 Clip . Para ver el Video Playa Giron



Subido el 29 ago. 2008
Extracto del documental 'Hombres sobre cubierta', dirigido por Alejandro Ramirez y Ernesto Pérez. Gracias a Alberto Montoya por compartir el video con todos nosotros.

Entrevista al profesor Juan de la Cruz Sanchez en la Emisora Mariana

La Emisora Mariana (Bogotá) entrevistó el 11 de agosto al profesor Juan de la Cruz Sánchez, vocero de la campaña “Ni el SI de Santos, ni el NO de Uribe; por la Constituyente con derechos”. En la entrevista se explica en qué consiste esta propuesta para que los colombianos se expresen en el plebiscito con una posición independiente; que realmente constituye una opción democrática para la discusión y decisión sobre los graves problemas que aquejan a millones en el país.

http://www.magazine.pstcolombia.org/2016/08/entrevista-al-profesor-juan-de-la-cruz-sanchez-en-la-emisora-mariana/

miércoles, 10 de agosto de 2016

‘No vamos a permitir ningún Bronx en Bogotá, ténganlo claro’: Peñalosa

La historia del centro de Bogotá se partió en dos este miércoles, a las 7:42 a.m.

A esa hora, el alcalde Enrique Peñalosa activó la máquina retroexcavadora que inició la demolición del Bronx, la olla más grande del país y que se convirtió, por años, en un verdadero epicentro del crimen.


El primer edificio que golpeó la máquina fue la llamada casa de pique, una edificación vieja, de cuatro pisos, que era el símbolo del horror que se vivía en esas calles, a pocas cuadras de la plaza de Bolívar y la Casa de Nariño.

“Aquí, en esa vivienda, se concentraba la mayor parte de las actividades criminales en el Bronx. Había personas prisioneras y sufrían toda clase de torturas”, dijo, indignado, el alcalde Peñalosa.

El predio donde funcionaba la casa de pique es apenas uno de los 66 que serán demolidos en los próximos cinco meses para abrirle paso a un proyecto de renovación urbana en el sector, que abarcará un total de 1,7 hectáreas.  En el proyecto se invertirán 35.000 millones de pesos.

Donde antes funcionaba el Bronx estará la nueva sede de la Alcaldía Local de Los Mártires, establecimientos comerciales, vivienda y posiblemente una sede del Sena, según los planes de la Empresa de Renovación Urbana. Así mismo, se conservará y recuperará un bien de interés cultural, ubicado en la carrera 15 entre calle 9 y 10. Además, muy cerca de allí pasará la primera línea del metro de Bogotá.


Ante por lo menos 60 periodistas, fotógrafos y camarógrafos, y bajo una mañana fría y lluviosa, Peñalosa fue contundente: “Jamás vamos a permitir que sigan existiendo estas repúblicas independientes del crimen en Bogotá”.

El mandatario, al mismo tiempo, destacó todas las acciones que ha venido realizando el Distrito para ayudar a cientos de habitantes de la calle que han sido víctimas de las mafias del narcotráfico. El Alcalde reiteró su solicitud a la Corte Constitucional para que revise una sentencia que impide que los habitantes de la calle sean trasladados a los centros de acogida para iniciar su rehabilitación y lograr que abandonen el oscuro mundo de la droga.

“Lo más importante son las personas. Este año hemos atendido a más de 12.000 exhabitantes de la calle en los albergues. Les estamos brindando un apoyo en la reconstrucción de sus proyectos de vida con el fin de arrancarlos de las manos de las organizaciones criminales”, resaltó Peñalosa.

“Esto es un mensaje de vida. Este es el centro de Colombia y aquí tiene que haber orden, seguridad, empresas prósperas, turismo, una ciudad donde la gente viva bien como tiene que ser”, expresó el mandatario.


En el proceso de demolición participarán 120 personas que adelantarán principalmente un trabajo manual para evitar desplomes, ya que seis de cada 10 predios en la zona amenazan ruina, según los expertos de Idiger.

Desde la intervención del Bronx, el pasado 28 de mayo, la Alcaldía ha atendido a 2.053 personas que habitaban esa zona. Muchos de ellos le han agradecido al alcalde Peñalosa su operativo, pues lograron recuperar sus vidas.

Adjuntamos audio del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. 

Cundinamarca ha recaudado este año más de 25 mil millones de pesos por concepto del Impuesto sobre Vehículos

·       Se han recaudado $3.671.000 más que en la vigencia anterior.
·       Quienes no realizaron su liquidación en los  plazos estipulados deberán hacerlo con sanción del 5% sobre el valor del impuesto, e intereses por mora.

 Por concepto del pago del Impuesto sobre Vehículos matriculados en Cundinamarca, el departamento ha recaudado este año $25.544 millones con corte al 30 del mes de junio de 2016, evidenciando un incremento de 16.7 % en relación con el mismo periodo del año anterior.

De acuerdo con las cifras reportadas por la secretaría de Hacienda, de enero a junio de 2015 se recaudaron $21.873 millones, es decir que en lo corrido de 2016 se han recaudado $3.671.millones más.

La implementación de nuevas herramientas de liquidación como la página web Impuvehiculo.cundinamarca.gov.co, el portal institucional desde el cual se han realizado más de 280.000 liquidaciones de las cerca de 400.000 que se reportan de enero a julio; y la información oportuna con la que se logró la movilización de miles de contribuyentes que adelantaron el trámite, son algunos de los factores que aumentaron el recaudo.

Durante los primeros siete meses del año, se invitó a la ciudadanía, a través de diversos medios, a realizar su liquidación dentro de dos plazos: uno con descuento del 10 % hasta el 27 de mayo, y otro, sin intereses ni sanciones, hasta el 22 de julio.

Quienes no realizaron su liquidación en ninguno de estos plazos, deberán hacerlo con sanción del 5 % sobre el valor del impuesto, e intereses por mora, los cuales van en aumento y se aplican según la tasa de usura que determina la Superintendencia Financiera.

Para realizar su liquidación recuerde ingresar a Impuvehiculo.cundinamarca.gov.co o dirigirse al Centro Único de Atención al Contribuyente (CUAC). Gobernación de Cundinamarca, calle 26 No. 51-53, Torre Beneficencia, Piso 1.  Teléfonos 7490000 y 018000911899.  Horario de atención: lunes a viernes, de 8:30 a.m. a 4:00 p.m.



El Salto del Tequendama fue declarado por la Gobernación de Cundinamarca

El Salto del Tequendama fue declarado por la Gobernación de Cundinamarca como Patrimonio Inmaterial del departamento. Para lograrlo, el Instituto Departamental de Cultura y Turismo (Idecut), realizó en 2015 un estudio sobre este ecosistema y los valores asociados a la constitución de dicho espacio como un hito para la construcción de memoria e historia colectiva de la región.

En el estudio justificatorio para la declaratoria como paisaje cultural se señaló: “El Salto del Tequendama ha sido considerado históricamente un importante elemento de patrimonio natural y cultural de Soacha. Sin embargo, la contaminación del río Bogotá y por ende del Salto del Tequendama ha generado un decrecimiento en la valoración del lugar por parte de habitantes y visitantes”.

En ese contexto, el Gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey Ángel, impulsara el fomento, la promoción, la conservación, la divulgación y el desarrollo del espacio cultural del Salto del Tequendama, teniendo en cuenta las políticas y los lineamientos legales establecidos en la Constitución Política de Colombia y el ordenamiento legal que rige la materia.

Este escenario paisajístico da lugar al mito de Bochica, a la inundación de la Sabana de Bogotá y al origen del dios Cuchavira, como referente del respeto hacia el agua por parte de la cultura Muisca. Por ende, el territorio se constituye como un lugar mítico fundacional, que además está integrado por la catarata, por la Casa Museo Tequendama, por su entorno natural y por las manifestaciones culturales asociadas a la memoria colectiva.


Así las cosas, esta cascada natural con más de 150 metros de altura, ubicada a aproximadamente 30 km al suroeste de Bogotá y luego de un estudio muy exhaustivo indicó la necesidad de formular el Plan Especial de Salvaguardia del espacio cultural y si fuere el caso, de los planes especiales de manejo y protección de los bienes inmuebles ubicados en la jurisdicción.

lunes, 8 de agosto de 2016

Armas no letales: riesgo para la vida e integridad de los ciudadanos

-       Hicimos un recorrido por un sector comercial en Bogotá y evidenciamos como las pistolas de balines, fogueo y otras armas de letalidad reducida, son vendidas sin ningún control.


-       El nuevo Código Nacional de Policía establece una sanción de 183.000 pesos para quienes porten estas armas, sin embargo las medidas que se contemplan están orientadas solamente al porte de dichos artefactos pero no a su comercialización.

-       Con la sanción del Código Nacional de Policía, la Administración Distrital, tendrá que realizar modificaciones al Código de Policía de Bogotá. El concejal Nelson Cubides Salazar, advierte la importancia de incluir normas que permitan ejercer control a la venta de dichas armas.

-    Realizar un registro ante la Policía Nacional de las armas que son compradas para fines deportivos o situaciones justificadas, que establecimientos tramiten un permiso especial para vender dichas armas y se sometan a controles periódicos, son algunas de las propuestas del cabildante.
Las  armas neumáticas, de fogueo y de balines, así como otros elementos de letalidad reducida, son vendidos en Bogotá sin ningún control ni reglamentación. Conseguir uno de estos artefactos es muy sencillo; las ofrecen en establecimientos de reconocidos sectores comerciales de la ciudad, pero también en la calle como cualquier otro elemento.
Para el concejal Nelson Cubides Salazar, las armas de fogueo y de balines bien pueden ser utilizadas por un ciudadano para su defensa personal, pero también pueden ser manipuladas por un delincuente. Este año se han presentado varios casos de intolerancia e inseguridad en los que dichas armas han causado situaciones lamentables. El cabildante, advierte que dichos artefactos son un riesgo para la vida y la integridad de los ciudadanos. “Las sanciones establecidas en el nuevo Código de Policía son positivas, sin embargo la norma sigue siendo insuficiente pues el problema de fondo tiene que ver con la forma en que pueden ser adquiridos dichos elementos, por eso es necesario que la Administración Distrital ponga control a la venta de dichas armas”, indicó el concejal Cubides.
Un problema en crecimiento

El pasado 23 de julio en Bogotá, un conductor de Uber fue atacado por un taxista quien le disparó en varias ocasiones con una pistola de balines, uno de ellos impactó en su cabeza.

 

El 2 de junio, un taxista atacó con una pistola de balines a un bus escolar, uno de los niños resultó lesionado.
El 1 de mayo en medio de las manifestaciones por el día del trabajo, un joven disparó contra la fuerza pública con un arma de fogueo.
El 15 de enero tres asaltantes que portaban armas de fogueo, intentaron robar una droguería en ubicada en Usaquén.
En la ciudad de Cali recientemente se presentó un caso de gravedad; una mujer en medio de un presunto robo perpetrado por dos jóvenes que portaban armas de fogueo y se transportaban en motocicleta, los arrolló con su vehículo causando la muerte a uno de ellos quien resultó ser menor de edad.
El pasado 7 de mayo en Long Beach (California), un joven perdió la vida al intentar agredir a la policía con un arma de balines, los oficiales pensando que se trataba de un arma de fuego le dispararon causando su muerte al instante.
 “En la capital no podemos esperar a que sucedan hechos como los presentados en Cali o en California para poner freno a la venta de estos artefactos. Estuvimos en un reconocido sector comercial en Bogotá y evidenciamos lo fácil que resulta comprar armas y otros instrumentos de letalidad reducida como gases pimienta, taser o armas de electrochoques, bastones metálicos retractiles y puños de acero. Según sus comerciantes un arma de balines cuando se dispara a menos de dos metros resulta peligrosa, pues la presión con la que sale el balín hace que éste se incruste en la piel causando heridas de gravedad. Las pistolas de balines y de fogueo tienen un precio promedio entre 200 mil y 600 mil pesos. Los electrochoques se venden desde 30 mil hasta 250 mil pesos. Conseguir estas armas es tan sencillo que hasta las ofrecen por internet y las entregan a domicilio”, señaló el cabildante. (Ver video)
En Colombia la venta de estas armas está respaldada por el Decreto 2535 de 1993 del Ministerio de Defensa, el cual especifica que no se requiere permiso para porte o tenencia de armas neumáticas. Sin embargo, el nuevo Código Nacional de Policía en su artículo 27 establece un sanción de hasta ocho salarios mínimos diarios legales vigentes ($183.000) para quienes porten armas neumáticas, de aire, de fogueo, de letalidad reducida o sprays, rociadores, aspersores o aerosoles de pimienta o cualquier elemento que se asimile a armas de fuego, en lugares abiertos al público donde se desarrollen aglomeraciones de personas o en aquellos donde se consuman bebidas embriagantes.
Para el concejal conservador, el nuevo Código Nacional de Policía es una oportunidad para que la Administración Distrital en conjunto con el Concejo de Bogotá a través de su facultad residual y subsidiaria en esta materia, establezcan normas que restrinjan la venta de estas armas, puesto que las medidas que se contemplan en el nuevo Código están orientadas únicamente al porte de dichos artefactos pero no a su comercialización y control. “Con la sanción del Código Nacional de Policía, la Administración Distrital, tendrá que realizar modificaciones al Código de Policía de Bogotá (Acuerdo 79 de 2003), lo cual brinda una gran oportunidad para poner reglas claras y ejercer un control al porte y comercialización de las mal llamadas armas no letales, que en realidad generan un peligro inminente para los ciudadanos”, dijo el concejal Nelson Cubides.
¿Qué hacer para poner control a la venta de estas armas?
1.    Que en la revisión y modificación del Código de Policía de Bogotá, se incorporen normas que puedan ser ejecutadas por la Policía Nacional, ejerciendo los controles necesarios para que la venta de estas armas sea únicamente en lugares autorizados y para actividades justificadas.

2.    Esta norma debe contener al menos un registro ante la Policía Nacional de las armas que son compradas para fines deportivos o situaciones justificadas.

3.    Los establecimientos y sitios web que comercialicen estos artefactos deben someterse a un control periódico y tener la respectiva autorización para vender dichos elementos.

4.    Las armas deben ser compradas únicamente por personas mayores de edad.

Ni por el SÍ de Santos, ni por el NO de Uribe, por una Asamblea Constituyente

Santos va a convocar un plebiscito sobre el acuerdo que está negociando con las Farc y que está próximo a firmarse. Los trabajadores y sectores populares debemos fijar una posición sobre ese plebiscito. Este mecanismo de “consulta” es de todos el más antidemocrático porque no permite opinar y solo le da al votante dos opciones: SI o NO.
Votar por el SÍ significa apoyar al gobierno de Santos y el acuerdo con las Farc, cuyo contenido de fondo es respaldar sus planes económicos y políticos que favorecen fundamentalmente a los terratenientes, a los empresarios y a las multinacionales, en desmedro de la situación de los trabajadores y los pobres. Por eso no debemos apoyar el SÍ.
Votar por el NO significa el rechazo a que se termine el conflicto armado que ha producido muerte, desplazamiento y expropiación de la tierra al campesinado pobre, entre otros crímenes. Uribe y su sector se decidió por la opción del NO para lograr más impunidad para sus crímenes, al pretender que se negocie otro acuerdo más benévolo para sus intereses. El NO representa la negativa a entregar las tierras usurpadas y la negativa a que las FARC se integren a la vida política legalmente con garantías democráticas. Por eso la del NO es una opción que tampoco debemos apoyar.
La abstención en general significa indiferencia. En este caso en particular puede ser una forma de expresar el rechazo a Santos y a Uribe, o pretender golpear el umbral para que no alcance la aprobación como lo había contemplado Uribe. Pero no debemos quedarnos simplemente en el rechazo. Debemos proponer una alternativa. Gane el Si o gane el NO, de todas formas la negociación con las Farc seguirá adelante porque ya manifestaron que no volverán a la lucha armada y negociarán para reintegrarse a la actividad política legal, por lo que en realidad el cese del conflicto no está en juego como nos quieren hacer creer.
No debemos caer en lo que ya cayó la burocracia sindical y la izquierda reformista: apoyaron a Santos en la segunda vuelta de las pasadas elecciones para su reelección. Hoy siguen hipotecados y están llamando a apoyar el SÍ. Es decir a apoyar el plan de Santos. Esa es la razón por la cual se oponen a centralizar las luchas en un paro nacional contra el gobierno. Es la razón por la cual no buscan mecanismos para unificar los conflictos, y cuando comienza a manifestarse el inconformismo popular, convocan jornadas controladas para descomprimir el descontento social, o eventos controlados con declaraciones amañadas como el encuentro nacional de organizaciones sociales y políticas de julio.
Por las consideraciones antes señaladas proponemos una campaña desde el punto de vista y los intereses de la clase trabajadora. Por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente libre, amplia, democrática y soberana, conquistada mediante la movilización y la lucha, cuyos diputados constituyentes sean los dirigentes de las luchas y conflictos, no los que detentan el poder económico y político mediante un proceso electoral controlado por ellos.
Esa Constituyente, con ese carácter, puede discutir y legislar sobre los problemas sociales más sentidos por la clase trabajadora y los pobres. En ella los socialistas propondremos un programa que incluya entre otros puntos los siguientes:
1. Reforma agraria democrática y radical expropiando a los terratenientes y a las multinacionales.
2. No a la impunidad, castigo a los culpables del genocidio paramilitar.
3. Amplias libertades democráticas, que se desmonten los aparatos represivos como el Esmad y los paramilitares.
4. Ruptura de los pactos con el imperialismo y no pago de la fraudulenta deuda externa.
5. Distribución de las horas de trabajo entre toda la población económicamente activa para resolver el problema del empleo y garantizar estabilidad laboral.
5. Estatización y gratuidad en salud, educación y transporte.
6. Vivienda digna para la población, garantizada por el Estado.
7. Alza general de salarios y que el mínimo se corresponda con el costo de la canasta familiar.
8. Eliminación de los impuestos indirectos e implementación de fuertes impuestos progresivos para los burgueses.

Juan de la Cruz Sánchez R., vocero de la campaña del PST ante el plebiscito que convocará el gobierno para refrendar los acuerdos con las FARC en La Habana

En el vídeo a continuación, Juan de la Cruz Sánchez R., vocero de la campaña del PST ante el plebiscito que convocará el gobierno para refrendar los acuerdos con las FARC en La Habana, presenta la ÚNICA propuesta realmente independiente, desde una perspectiva de los trabajadores, las víctimas, los explotados y oprimidos para no quedar hipotecado ni al gobierno ni a la fracción burguesa de Uribe: ¡Ni por el SI de Santos, ni por el NO de Uribe; ¡por una Asamblea Constituyente que decida sobre los grandes problemas que aquejan a millones: salud, educación, vivienda, tierra para el campesina, garantías democráticas para la libre actividad política; incluyendo la incorporación de la guerrilla a la actividad política legal. https://youtu.be/LhoS2XRng8M

viernes, 5 de agosto de 2016

Ni por el SÍ de Santos, ni por el NO de Uribe, por una Asamblea Constituyente

Boletín P.S.T . Colombia 
Lo publicamos como parte de nuestro deseo de objetividad y responsabilidad.


Santos va a convocar un plebiscito sobre el acuerdo que está negociando con las Farc y que está próximo a firmarse. Los trabajadores y sectores populares debemos fijar una posición sobre ese plebiscito. Este mecanismo de “consulta” es de todos el más antidemocrático porque no permite opinar y solo le da al votante dos opciones: SI o NO.
Votar por el SÍ significa apoyar al gobierno de Santos y el acuerdo con las Farc, cuyo contenido de fondo es respaldar sus planes económicos y políticos que favorecen fundamentalmente a los terratenientes, a los empresarios y a las multinacionales, en desmedro de la situación de los trabajadores y los pobres. Por eso no debemos apoyar el SÍ.
Votar por el NO significa el rechazo a que se termine el conflicto armado que ha producido muerte, desplazamiento y expropiación de la tierra al campesinado pobre, entre otros crímenes. Uribe y su sector se decidió por la opción del NO para lograr más impunidad para sus crímenes, al pretender que se negocie otro acuerdo más benévolo para sus intereses. El NO representa la negativa a entregar las tierras usurpadas y la negativa a que las FARC se integren a la vida política legalmente con garantías democráticas. Por eso la del NO es una opción que tampoco debemos apoyar.
La abstención en general significa indiferencia. En este caso en particular puede ser una forma de expresar el rechazo a Santos y a Uribe, o pretender golpear el umbral para que no alcance la aprobación como lo había contemplado Uribe. Pero no debemos quedarnos simplemente en el rechazo. Debemos proponer una alternativa. Gane el Si o gane el NO, de todas formas la negociación con las Farc seguirá adelante porque ya manifestaron que no volverán a la lucha armada y negociarán para reintegrarse a la actividad política legal, por lo que en realidad el cese del conflicto no está en juego como nos quieren hacer creer.
No debemos caer en lo que ya cayó la burocracia sindical y la izquierda reformista: apoyaron a Santos en la segunda vuelta de las pasadas elecciones para su reelección. Hoy siguen hipotecados y están llamando a apoyar el SÍ. Es decir a apoyar el plan de Santos. Esa es la razón por la cual se oponen a centralizar las luchas en un paro nacional contra el gobierno. Es la razón por la cual no buscan mecanismos para unificar los conflictos, y cuando comienza a manifestarse el inconformismo popular, convocan jornadas controladas para descomprimir el descontento social, o eventos controlados con declaraciones amañadas como el encuentro nacional de organizaciones sociales y políticas de julio.
Por las consideraciones antes señaladas proponemos una campaña desde el punto de vista y los intereses de la clase trabajadora. Por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente libre, amplia, democrática y soberana, conquistada mediante la movilización y la lucha, cuyos diputados constituyentes sean los dirigentes de las luchas y conflictos, no los que detentan el poder económico y político mediante un proceso electoral controlado por ellos.
Esa Constituyente, con ese carácter, puede discutir y legislar sobre los problemas sociales más sentidos por la clase trabajadora y los pobres. En ella los socialistas propondremos un programa que incluya entre otros puntos los siguientes:
1. Reforma agraria democrática y radical expropiando a los terratenientes y a las multinacionales.
2. No a la impunidad, castigo a los culpables del genocidio paramilitar.
3. Amplias libertades democráticas, que se desmonten los aparatos represivos como el Esmad y los paramilitares.
4. Ruptura de los pactos con el imperialismo y no pago de la fraudulenta deuda externa.
5. Distribución de las horas de trabajo entre toda la población económicamente activa para resolver el problema del empleo y garantizar estabilidad laboral.
5. Estatización y gratuidad en salud, educación y transporte.
6. Vivienda digna para la población, garantizada por el Estado.
7. Alza general de salarios y que el mínimo se corresponda con el costo de la canasta familiar.
8. Eliminación de los impuestos indirectos e implementación de fuertes impuestos progresivos para los burgueses.

miércoles, 3 de agosto de 2016

COLOMBIA Seis acuerdos: sí o no

Autor: Antonio Romero
El 20 de julio de 1964 las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia decretaban desde Marquetalia el Programa Agrario de los Guerrilleros que en su Artículo Primero decía:
“A la reforma agraria de mentiras de la burguesía oponemos una efectiva Reforma Agraria Revolucionaria que cambie de raíz la estructura social del campo colombiano, entregando en forma completamente gratuita la tierra a los campesinos que la trabajan o quisieran trabajarla, sobre la base de la confiscación de la propiedad latifundista en beneficio de todo el pueblo trabajador. La Reforma Agraria Revolucionaria entregará a los campesinos las herramientas, animales de labor, equipos y construcciones para su debida explotación económica. La reforma agraria es la condición indispensable para elevar verticalmente el nivel de vida material y cultural de todo el campesinado, librarlo del desempleo, del hambre y del analfabetismo; para liquidar las trabas del latifundismo y para impulsar el desarrollo de la producción agropecuaria e industrial del país. La Reforma Agraria confiscará las tierras ocupadas por los imperialistas yanquis a cualquier título y cualquiera que sea la actividad a la cual están dedicadas”.
Cincuenta y dos años después, las FARC anuncian el acuerdo con el Gobierno de Colombia para un cese del fuego bilateral y definitivo, además de un acuerdo acerca de las condiciones para la entrega de armas, como último paso al “Acuerdo Final para la terminación del conflicto que contribuya a la construcción de la paz estable y duradera”.
Este acuerdo contiene seis puntos que –contrario a lo que sostiene la extrema derecha representada en el ex presidente Uribe Vélez– nada tiene que ver con el programa liberal radical que levantara las FARC en Marquetalia hace más de medio siglo, ni con la reforma agraria en defensa del mercado interno que defendieran en los últimos años, lo acordado hasta ahora se parece más al programa de gobierno ‘Prosperidad para todos’ de Juan Manuel Santos.
Basta hacer el ejercicio de revisar los textos acordados e ir a las páginas de las distintas instituciones estatales, para mirar que en los seis puntos no hay una sola modificación del régimen en Colombia y que lo nuevo será que las FARC estarán haciendo política, con un programa regresivo con relación al que levantaron aquel 20 de julio en Marquetalia.
Primer punto: Política de desarrollo agrario integral
El primer punto acordado en la agenda fue la otrora llamada cuestión agraria, que ha sido el motor de la confrontación armada en el país. Pero contrario a lo que se pensaba, fue el más fácil de firmar, porque las FARC aceptaron el llamado desarrollo agrario integral con enfoque territorial, que no es más que la política del liquidado Incoder de entrega de baldíos tanto a campesinos como a empresarios y la entrega de unas zonas de reserva campesina.
En el documento ‘Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral’, se manifiesta que se reconoce “el papel fundamental de la economía campesina, familiar y comunitaria en el desarrollo del campo, la promoción de diferentes formas de asociación y cooperativismo… Lo anterior sin perjuicio de la necesaria articulación entre esta y otras formas de producción agrícola y pecuaria como condición para garantizar el desarrollo rural”.
Es decir, que  las zonas de reserva campesinas coexistirán con las Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social (Zidres), pues advierten que esta reforma “se adelantará en un contexto de globalización y de políticas de inserción en ella por parte del Estado que demandan atención especial de la producción agropecuaria nacional y especialmente de la producción campesina, familiar y comunitaria”.
Segundo punto: Participación política
Dos grandes aspectos constituyen este punto, por una parte las garantías para la oposición política y por otra los mecanismos de participación en política.
En el primero, el acuerdo es la elaboración de un proyecto de ley de garantías y promoción de la participación ciudadana. Este proyecto contará “con la participación de los voceros de las organizaciones y movimientos sociales más representativos”, que serán elegidos en un acuerdo entre las FARC y el Gobierno. Es decir, las organizaciones políticas y sociales que han soportado el rigor de la guerra, que deberían tener por derecho propio participación en todos los espacios, estarán supeditados a la buena voluntad de los firmantes de los acuerdos.
En el segundo, que apunta a promover el pluralismo político, los acuerdos dicen que se deben “hacer los cambios necesarios para desligar la obtención y conservación de la personería jurídica de los partidos y movimientos políticos del requisito de la superación de un umbral en las elecciones de Congreso, y en consecuencia redefinir los requisitos para su constitución; y diseñar un sistema de adquisición progresiva de derechos para partidos y movimientos políticos, según su desempeño electoral en los ámbitos municipal, departamental y nacional”.
Este reclamo, que vienen haciendo muchas organizaciones políticas de izquierda que fueron víctimas de la Reforma Política de 2003, que creó el umbral para mantener la personería jurídica y por ende el derecho a participación política, es contemplado en los acuerdos, al igual que una circunscripción especial de paz que le daría un número de curules directas a las FARC.
Tercer punto: Fin del conflicto
Este tercer punto fue uno de los más difíciles de acordar pues se trataba del cese bilateral del fuego, de las condiciones del armisticio de las FARC, de la entrega de las armas y de las zonas en las que se concentrarán los guerrilleros para su desmovilización.
Pero lo que debemos advertir en este punto no son los mecanismos, sino el trasfondo, pues dicen los acuerdos que: “El Gobierno Nacional y el nuevo movimiento político que surja del tránsito de las FARC-EP a la actividad política legal, se comprometen a promover un Pacto Político Nacional y desde las regiones, con los partidos y movimientos políticos, los gremios, las fuerzas vivas de la Nación, la sociedad organizada y las comunidades en los territorios, sindicatos, el Consejo Nacional Gremial y los diferentes gremios económicos, los propietarios y directivos de los medios de comunicación, las iglesias, la academia e instituciones educativas, las organizaciones de mujeres y de diversidad sexual, de personas con discapacidad, jóvenes, los pueblos indígenas y afrodescendientes, las organizaciones de víctimas y de defensoras y defensores de derechos humanos y las demás organizaciones sociales”.
Con esto la idea de que las FARC desmovilizadas se convertirán en una fuerza política que desde la institucionalidad promoverá las transformaciones que no pudo promover como grupo armado queda desvirtuada. Lo que queda claro en este acuerdo es que el nuevo movimiento se dedicará a defender su pacto con la burguesía, con las patronales, con el establecimiento.
Cuarto punto: Solución al problema de las drogas ilícitas
Este punto fue de fácil acuerdo en la agenda y lo que se firmó tampoco es nada nuevo: programas de sustitución de cultivos ilícitos, programas de prevención del consumo y solución al fenómeno de producción y comercialización de narcóticos a través de la “intensificación de la lucha contra el crimen organizado y sus redes de apoyo”, es decir, seguimos en los mismo: la política de la zanahoria y el garrote, solo que las FARC esta vez harán parte del garrote.
Quinto punto: Víctimas
Poco se habla de las víctimas en las sesenta páginas del quinto punto. Al contrario lo que se establecen son los mecanismos para que la guerrilla pueda resolver sus problemas judiciales con el régimen a través de la implementación de un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.
Este es uno de los puntos que más afectará a las víctimas, porque detrás de esta amnistía a las FARC estará la amnistía para los militares, los paramilitares y sus financiadores (terratenientes, ganaderos, empresarios nacionales y extranjeros, y políticos) que se podrán acoger a este sistema y así dejar en la impunidad los crímenes cometidos contra 4.744.476 personas desplazadas, 25.007 desaparecidas y 218.094 asesinadas.
Para las víctimas, se propone dar continuidad a la Ley de Víctimas que prevé reparación individual y colectiva, con los resultados conocidos en la aplicación de esta norma. La reparación individual que además de tener bajos montos,  solo ha indemnizado a 500 mil de las nueves millones de víctimas registradas, cuando van transcurrido cinco de los diez años previstos para tal fin. La reparación colectiva que apunta a restituir los derechos violentados, pero que depende de una precaria justicia transicional en manos de alcaldías y gobernaciones, la mayoría de ellas en manos de los victimarios.
Sexto punto: Implementación, verificación y refrendación
El último punto se centra en el mecanismo de refrendación de estos acuerdos. Un punto crucial para las organizaciones revolucionarias que por más de medio siglo han criticado la táctica guerrillera y que entienden la legítima aspiración de los trabajadores y los pobres de que se acabe una guerra que los ha afectado y que no los ha beneficiado, pero que están en contra de la propaganda del Frente Amplio por la Paz y de la Unidad Nacional que promueven estos acuerdos como los que harán las transformaciones políticas y sociales que se requieren.
Todo parece indicar que el referendo tendrá dos opciones: sí o no. Que el Frente Amplio por la Paz y la Unidad Nacional actuarán juntos por el Sí y que el Centro Democrático de Uribe Vélez votará por el No. Como siempre, nos crearán una falsa encrucijada, como en las pasadas elecciones, entre Santos y Zuluaga. Pero debemos entender que en este mecanismo de refrendación no solo votaremos si queremos o no una guerrilla desmovilizada, haciendo política con su programa reformista, sino que votaremos por estos seis puntos que están lejos de transformar el régimen político en Colombia.