Los dos últimos paros del
magisterio se distinguieron por ser masivos y combativos; sin embargo, hoy el
gobierno de Santos sigue avanzando con su política neoliberal contra la
educación y el magisterio.
Ahora, ante los desplantes del
saliente gobierno, el Comité Ejecutivo de Fecode y las direcciones regionales
nos llaman a un paro de 24 horas para defender los acuerdos firmados en 2017.
Poco podían esperar los maestros del insulso acuerdo con el que se levantó el
paro indefinido y que tanto le ha costado al magisterio con las retaliaciones
del proceso de reposición de tiempo y la vulneración al derecho a las
vacaciones el final del año pasado.
Si bien ahora el gobierno rompe
su promesa de una reforma estructural al Sistema General de Participaciones
(SGP) acordada con los negociadores de Fecode (presentado como el “gran logro”
del paro), el resto de incumplimientos y avances en la arremetida contra el
magisterio y la educación pública, son en parte resultado del aval plasmado en
los acuerdos a las políticas fundamentales del gobierno en materia de Jornada
Única, evaluación docente y salud.
La ECDF (falazmente llamada
diagnóstico-formativa) ha mostrado su verdadera cara: un obstáculo igual o peor
que la evaluación de competencias escrita (que el gobierno quiere revivir)
contra el derecho a ascender de los maestros. Ahora el gobierno ha anunciado un
cronograma para dicha evaluación con el cual en la práctica pretende congelar
el ascenso de los docentes del 1278 hasta el 2021.
La jornada única se aplica
atropellando a maestros y estudiantes, sin las garantías de alimentación,
infraestructura, recursos didácticos suficientes y violentando la jornada
laboral de los docentes. La privatización y el desvío de los dineros para la
educación pública hacia las universidades privadas, las alianzas
público-privadas, los colegios en convenio y concesión siguen siendo
profundizadas.
En materia de salud, la ilusión
de un mejor servicio con la nueva licitación y los supuestos mejores mecanismos
de sanción y control para los intermediarios, se esfumó pronto. El mal
servicio, la falta de medicamentos y la infraestructura insuficiente ponen cada
vez en peores condiciones la salud del magisterio y sus familias.
La política conciliadora de la
dirección propicia el avance del gobierno contra los maestros
Esas son las actuales condiciones
que aquejan al magisterio, razones más que suficientes para parar. Sin embargo
los objetivos decretados por el Comité Ejecutivo de Fecode no son los
correctos. Continuar con la estrategia de regatear la política del imperialismo
y la burguesía en materia educativa, para que se apliquen de una manera menos
agresiva no nos va a llevar a mejorar las condiciones del magisterio. Al contrario,
lleva a que cada vez se pierdan más conquistas y derechos en nombre de la
concertación y la conciliación.
El magisterio necesita retomar
las calles y la lucha directa para enfrentar la política educativa y laboral
del gobierno, que ante los malos resultados económicos promete ser más dura.
Por estas razones impulsamos el paro críticamente.
Los objetivos deben ser los que
la base defina en asambleas de base y la dirección debe acatar ese mandato.
Este paro debe ser preparatorio de un gran paro indefinido que ponga al orden
del día los problemas más sentidos.
Proponemos en consecuencia retomar las banderas históricas del
magisterio y en esta perspectiva resolver los más urgentes:
Acabar con la salud en manos
privadas, reestatización; no la jornada única; contra la evaluación ECDF,
asenso por estudios y experiencia: por el respeto a la jornada laboral,
nombramiento de los docentes provisionales y el aumento del presupuesto para
educación según las necesidades reales.
No parar es equivocado
Asoinca, el sindicato del
magisterio del Cauca, filial de Fecode, ha expresado públicamente que no
participará en el paro –tampoco lo hizo en el paro pasado-, hoy con el
argumento de que la dirección lo utiliza en favor de sus intereses electorales.
Reivindicamos su postura crítica, pero rechazamos la decisión equivocada de no
parar. Le hacemos el llamado a que la mantenga participando y fortaleciendo en
el paro y, electoralmente, llamando al voto en blanco.
Ningún candidato nos representa
en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales
Los dirigentes y sus
organizaciones políticas argumentan la necesidad de tener candidatos que nos
“representen” y que dicen estar contra la corrupción y el robo a las arcas del
Estado y contra la guerra. Son varios los parlamentarios que han salido del
seno del magisterio y de los trabajadores, pero sus limitadas gestiones no han
resuelto de fondo los problemas que aquejan a los trabajadores y a la
población.
Hoy nuevamente nos llaman a
respaldar esas candidaturas que hacen parte de los sectores políticos que
controlan mayoritariamente los organismos de dirección de las Centrales de
Trabajadores (CGT, CTC, CUT), de Fecode y de la mayoría de sus sindicatos
filiales.
Rechazamos la práctica
oportunista de utilizar las organizaciones sindicales como trampolín para
saltar a puestos en el parlamento o el gobierno, como ha sucedido en el pasado
y actualmente pretenden los miembros del Ejecutivo de Fecode, Tarcisio Mora,
Over Dorado y Libardo Ballesteros, candidatos que no debemos respaldar, pues
igual que lo hicieron como dirigentes sindicales, irán al Parlamento a
continuar desarrollando su política de
conciliación, concertación y colaboración con los planes gubernamentales.
Por eso para las parlamentarias y
las presidenciales, no podemos votar por ninguno de los candidatos porque NO
nos representan. Ante la legislación antidemocrática que impide que los
trabajadores y las organizaciones obreras y populares podamos presentar
candidatos con independencia de clase, la mejor alternativa es votar en blanco
para expresar en las urnas nuestro rechazo; votar en blanco es una acción de
protesta, acción que debe tener una continuidad en la lucha con el paro y la
movilización. Votemos en blanco en las elecciones parlamentarias y presidenciales