Campaña Electoral
El Partido Socialista de los Trabajadores llama a votar en blanco en las elecciones parlamentarias y presidenciales. Como partido hemos reivindicado ante el Estado el derecho a presentar nuestros candidatos en la actual campaña electoral, candidatos obreros, independientes de la burguesía, de sus medios corruptos de financiación y con un programa socialista para que gobierne la clase obrera, pero el régimen político colombiano y sus instituciones nos niegan el derecho.
No hay garantías y quien quiera participar debe someterse
Los mecanismos supuestamente democráticos para la inscripción de candidatos, como la recolección de firmas solo le sirven a quienes tienen los miles de millones de pesos para pagar por las firmas y su recolección. A quienes no tenemos la inversión de algún capitalista, nos quieren condenar a renunciar a la identidad programática para ser el furgón de cola de alguna opción burguesa en la contienda electoral por medio de los avales.
El régimen se ha fortalecido producto del acuerdo de paz y continúa su complicidad con el paramilitarismo o con su directa participación en el asesinato sistemático de dirigentes sindicales, populares e indígenas.
Las candidaturas no nos representan
Algunos candidatos quieren mantener su puesto en el corrupto parlamento, para seguir saqueando los recursos del Estado, al tiempo que reciben multimillonarias dádivas de empresas que como Odebrecht continúan comprando a los políticos burgueses para garantizar el desangre del presupuesto estatal; hay candidatos que quieren entrar para recibir algunas migajas de ese festín, mientras otros pretenden llegar a reformar este establo parlamentario sembrando ilusiones en quienes creen en ellos, de que el capitalismo y su corrupto Estado pueden ser limpiados y reformados para que gobierne a todos por igual porque supuestamente “todos tenemos las mismas oportunidades de una vida digna”. En el mejor de los casos estas posturas reformistas no pasan de ser “brillantes discursos” o proyectos de ley progresivos que se hunden rápidamente ante las mayorías uribistas y santistas.
Al final, la vida sigue igual
Mientras se presenta el carnaval electoral, el gobierno sigue arremetiendo contra el nivel de vida de la población, con tal de garantizar las más escandalosas ganancias para el capital imperialista y la burguesía criolla. Los trabajadores continuamos pagando la corrupción con más impuestos y las altas ganancias de los capitalistas con el encarecimiento de la canasta familiar y el aumento de la sobreexplotación y los miserables salarios, justo, porque la crisis económica empieza a golpear más directamente a los trabajadores y pobres.
Por eso los trabajadores, los explotados y los pobres no tenemos más alternativa que votar masivamente en blanco, como un voto de protesta ante este régimen político sanguinario y antidemocrático que niega y arrebata nuestros derechos. Caer nuevamente en el juego del “voto útil” de las alianzas basadas en cálculos mezquinos de los aspirantes a caudillos, es terminar poniendo a la cola de un sector de la burguesía el descontento y el temor ante los embates de la derecha, comprometiendo a las organizaciones sindicales y la capacidad de lucha de los descontentos para garantizar la paz social y la gobernabilidad, como ya pasó con Santos y su reelección.
Ninguno de los candidatos se plantea seriamente defender los derechos de los trabajadores, y ni siquiera cuestionan la riqueza de los dueños del país. Sólo el programa socialista, llevado a cabo por un gobierno obrero y popular es el que realmente plantea una alternativa que no signifique perpetuar la miseria para los trabajadores, garantizando el pleno empleo, erradicando la tercerización y todas las modalidades de precarización del empleo y aplicando un aumento general de salarios con control de precios.
En las calles a luchar y en las urnas protestar
Nuestro llamado a votar en blanco no se limita a este acto de protesta en las urnas. Es necesario salir a las calles a luchar decididamente contra los ataques permanentes al nivel de vida de los trabajadores y en apoyo a las huelgas y las luchas que surjan.
Mientras sigan siendo asesinados los dirigentes obreros, populares, indígenas, campesinos y los desmovilizados de las guerrillas, no habrá paz. Sólo una política decidida de parar la producción y de salir a las calles a rechazar cualquier asesinato podrá parar el genocidio.
Si gana el voto en blanco, las elecciones se tendrían que repetir y se produciría una importante crisis política, lo que aprovecharíamos para exigir que ningún partido de los que fueron derrotados vuelva a presentar candidatos y con la movilización podríamos imponer otro mecanismo democrático, como una Asamblea nacional constituyente, libre democrática y soberana.
Nuestras propuestas
Si el PST hubiera podido inscribir candidatos y lograr algunos puestos en el parlamento, no generaríamos ilusiones de cambio diciendo que presentando proyectos de ley se resuelven los problemas sociales. Llamaríamos, como lo hacemos ahora, a conquistar las reivindicaciones y lograr salida a los problemas fundamentales de la sociedad mediante la movilización y la lucha directa por:
1-Suprimir la tercerización laboral, por pleno empleo distribuyendo la totalidad de horas de trabajo entre toda la población económicamente activa y con salario mínimo de $1.500.000 que equivale al costo de la canasta básica, definiendo también un salario máximo para reducir la desigualdad.
2-Reforma agraria democrática que expropie a los grandes terratenientes, le entregue la tierra al campesinado pobre, los territorios a las comunidades indígenas y afro y otra parte sea estatizada y explotada industrialmente.
3-Contra el régimen político autoritario y represor, amplias libertades democráticas: plenas garantías para participación en política, castigo a los responsables de asesinatos de dirigentes sindicales y sociales, de masacres y paramilitarismo, y garantías para la protesta social y la organización sindical.
4-Frenar el saqueo de las multinacionales y la intervención del imperialismo declarando la ruptura de todos los pactos económicos, políticos y militares, expulsando las multinacionales y estatizando la industria, la banca, los servicios públicos, la salud, la educación y la vivienda. Cárcel y expropiación de bienes a los corruptos
5-No al pago de la fraudulenta deuda externa, aumento de impuestos para los ricos y disminución de impuestos para los pobres.
6-Este programa solo lo puede ejecutar un gobierno de los trabajadores y los pobres.