Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad la prensa nunca será otra cosa que mala. Albert Camus (1913-1960)
lunes, 3 de octubre de 2016
La historia se repite ... se repite, hasta cuando, hasta que hagamos memoria, no olvidemos las experiencias y aprendamos ... Por. Jeritza Merchan Díaz
Nuevamente quienes han manejado desde las "élites" de poder al pueblo, lo volvieron a enfrentar. Durante años, décadas, quienes han sido rebeldes políticos o disidentes del régimen han sido bautizados, presentados con cuantos epítetos han sido necesarios para mostrarlos como enemigos, terroristas, "come niños" , bandoleros, etc. Ocho años de una presidencia absolutamente eliminadora de la Otredad dónde se vaciaron de sentido histórico, social y político; en los últimos 6 años la ambigüedad en su tratamiento ha sido constante: terroristas, asesinos... y hoy que la gente a respondido en sintonía con esa enseñanza, el Estado en voz de algunos de sus gobernantes responsabilizan al pueblo por "no querer la paz", que infamia!!! que ignominia!!!!.
Este !NO!, también es histórico, tiene memoria, es una negación que debe leerse con el sentido de sus connotaciones , qué implica que su intensidad numérica en zonas que habían sido de tradición guerrillera como Meta, Huila y Tolima, sean tan altas?. Dónde esta la base social de esa historia, acaso, no habrá sido eliminada? Ganó en Antioquia y a primera vista uno lo explica por la fuerte tendencia uribista, pero no será que se nos está olvidando que en este departamento tuvo presencia, incidencia y representación la Unión Patriótica, y allí precisamente se registran las masacres atroces cometidas en los noventa contra esta colectividad política como perpetración del genocidio?,qué fuerzas políticas se instalaron allí luego de la perpetración de las masacres, desapariciones forzadas, exilios, amenazas, hostigamientos, desplazamientos forzados, asesinatos selectivos contra Upeistas y otras identidades políticas que no pertenecían al séquito de los gamonales, terratenientes y explotadores mineros; se nos olvidan los asesinatos uno tras otro de los defensores de derechos humanos en este Departamento?, no puede ser!!!!
Este no, no es de ahora, ha sido propiciado, sistematizado, "enseñado" (léanse los manuales paramilitares, y militares, también) y aún así en menos de un mes, se pretendía cambiar el código del !no! para con el Otro, del !no! para la participación política, del !no! Para la memoria histórica, del !no! Para entender la significancia del delito político, del !no! para respetar los derechos sindicales y de asociación, del !no! para respetar los derechos humanos. Eso es absurdo por decirlo menos.
Este NO responde a la imposición de la política del miedo que lleva instalada en Colombia desde hace muchos lustros, para mencionar solo algunas cosas, recordemos a los trabajadores de Las Bananeras los asesinaron porque eran peligrosos para el desarrollo que muy generosamente traía la tropical Oil Company; a los gaitanistas y a Gaitán los sometieron a genocidio, hablo ya de este término, porque fue justo en el año del magnicidio que fue adoptada y abierta la firma y ratificación, por la Asamblea General de la ONU de la resolución 260 A (III) - Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio- este crimen de la identidad política se justificó y se sigue justificando por el peligro de las ideas gaitanistas, identificadas por uno como socialistas, otros comunistas e incluso fascistas; pasando un borrador siniestro nada se esclarece y se implementa el miedo entre conservadores y liberales porque unos son peligros con respecto a los otros; las guerrillas liberales fueron bombardeadas porque el comunismo es peligroso para las "buenas costumbres" de la tradición partidista; el enemigo interno concepto implantado por la Doctrina de Seguridad para mencionar, estigmatizar, criminalizar y eliminar a cualquiera que se presuma peligroso para el orden y las instituciones; el uribismo llamó a combatir a sangre y fuego a los terroristas peligrosos para el proyecto autoritario de la seguridad democrática, sabiendo que son campesinos, estudiantes, organización social, sindical, aún así había que eliminarlos; este proceso de paz empezó entre el "buen Estado" y los "terroristas" peligros e indeseables , y aún así de la manera más cínica y atrevida hoy se quiere juzgar a quienes lo único que han hecho es ser obedientes con lo que les han enseñado: evitar el peligro de la Otredad , esa que se apropiaría de las curules, se gastará el dinero de nuestros impuestos, nos llevará al Castro-Chavismo, no ha cesado la implementación de miedo, miedo, miedo, y luego quieren que voten sin miedo por un sí. Eso sí es desproporcionado.
El NO, de hoy representa miedo, temor, en la mayoría de casos, o preguntémonos: cómo se instaló ese NO en las regiones ya mencionadas, con invitación, con propuestas de dignidad, con asistencia y respeto a los DH, o quizá con motosierras y la implementación mafiosa que todo lo compra?. Negar estas realidades es hacerle nuevamente el juego a un Estado que por tradición ha engañado, ha cambiado los discursos y ha desvanecido las historias. Otra vez la confrontación entre el pueblo?. Otra vez el engaño?, a eso SI digámosle NO.
Por qué hacer un plebiscito sin amnistía e indulto previos?
Por qué el desvanecimiento de la categoría de delito político?
Por qué la consulta de tantos puntos que desbordaban el acuerdo de DOS partes, no de toda la sociedad?
Por qué la fiesta antes del resultado del plebiscito?
Por qué la desinformación en los resultados de las encuestas?
Por qué apenas un mes para ilustrar sobre los Acuerdos?
Pero sobre todo, por qué el interés de fragmentar, polarizar y enfrentar al mismo pueblo que, generación tras generación ha puesto los muertos y que no ha encontrado verdad, justicia , reparación y mucho menos garantías de no repetición, pero aún así , hoy se quiere mostrar como el responsable de no querer la paz, eso si ya es abominable!!!!
Pregunto, y el Estado no es responsable de ese NO?, algunos industriales, multinacionales, ejércitos legales y paraestatales, no tienen nadita que ver con ese NO????? ; y con inmenso, pero inmenso dolor me pregunto, algunas expresiones y acciones de la izquierda tampoco tiene nada que ver? . Me interrogo, será que algo incidió el que hayamos actuado más por emoción que por razón, y por eso quizá nos faltó pensar que en las regiones, en las localidades, en las zonas no era tan fácil decir SI, porque aún quienes las manejan tienen el poder de la violencia para "ordenar el NO"; o de pronto no podría esperarse que se saliera a votar SI, sin haberse sentido la inclusión de los sectores votantes en la negociación?. Por eso me sigo interrogando: cuales son los intereses reales de haber sometido un DERECHO, como lo es la paz, a votación???; cual es la razón de que aún entendiendo que no era el plebiscito la figura expedita para la ratificación de los Acuerdos, fue la adoptada???, porque sabiendo que este país se encuentra altamente polarizado se insistió, sin embargo, en seguirlo dividiendo con un SI o NO, que realmente no son opciones reales para la superación del conflicto social y armado ???
Que se quiere legitimar ahora?, lo mismo que se hizo con el Frente Nacional?, el silencio, el olvido, los pactos entre gobernantes de partidos tradicionales y la exclusión y criminalización de otras fuerzas políticas?, esta vez con el argumento de que "el pueblo lo decidió así", que horror!!!!
Espero en realidad, que la grandeza del pueblo, sea superior a la mezquindad y el engaño de sus gobernantes. Yo soy de ese pueblo y siempre, como creo la mayoría quiero la paz, la exijo y también me comprometo con ella, pero me resisto a seguir con la tradición de dejarme engañar o chantajear a nombre de este concepto, como lo hicieron con mis abuelos, padres... esos gobernantes de tradición, adueñados de este Estado excluyente y vulnerador, precisamente, para justificar y legitimar la guerra. Por eso creo, que no es el pueblo el que tiene que dar explicaciones, este NO, lo debe explicar el presidente, los asesores también, quienes manejan las encuestas otro tanto, y quienes hoy de manera irresponsable se llaman "ganadores" no se de qué _ además de las tierras de nuestros campesinos, de la paramilitación del Estado, de la instalación del terror, de la pauperización de la existencia gracias a sus políticas y acciones_ para que nos expliquen, ellos SI: cómo van a cobrar ahora esa "ganancia"?.
GANÓ LA CONSTITUYENTE Y LA SOCIEDAD CIVIL. Por: Jaime Araujo Renteria.
Conocidos los resultados del plebiscito, se observa que el 63% de los votantes y 34 millones de colombianos, en su mayoría, miembros de la sociedad civil, víctimas de la violencia del Estado y del NO Estado, consideró que Santos y Uribe eran una misma cosa; que ambos, por igual han violado sus derechos fundamentales, al trabajo, a la salud, a la educación, a la igualdad, a la libertad, a la vivienda etcétera; que ambos defienden el mismo modelo económico, han sido socios y lo serán en el futuro, en la guerra que han hecho contra los derechos del pueblo; que ambos proponían la cesación de un conflicto armado, sin justicia social. La sociedad civil sabía, que cualquiera que fuera el resultado, al día siguiente, los desempleados seguirían sin empleo; los estudiantes sin escuelas y los enfermos sin hospitales, los jóvenes sin oportunidades y las mujeres discriminadas; etcétera.
Que lo único cierto, eran los nuevos impuestos que pagaría el pueblo, especialmente su clase media, ya que los más ricos no pagan con el argumento de la seguridad inversionista de Uribe y de Santos.
Las víctimas de la sociedad civil, tenían claro, que como en el caso del proceso de “Paz” con los paramilitares, otra vez, se les iba a violar su derecho a la verdad, a la justicia, a la reparación y la garantía de no repetición. Por estas razones fundamentales y por otras adicionales, fue que no acudieron a ratificar los acuerdos de La Habana, pues sabían que no era la paz con justicia social que es lo que anhelan.
Ese 63% de los colombianos, miembros de la sociedad civil con derecho a voto, es casi el doble, del 37.1% que acudió a votar el plebiscito y que representan el 13.5 por el sí; y el 13.5 por el no. La realidad entonces, es que tanto Uribe como Santos perdieron; perdieron unidos, pues el 63% es casi el doble del 37%; y perdieron también individualmente ya que el 13% de cada uno de ellos, frente al 63%, implica una diferencia del 50% (63-30=50); lo que significa que el 50% de los colombianos, miembros de la sociedad civil, los rechaza a cada uno de ellos. Es de resaltar, que entre votos nulos y votos no mercados (170.946+ 86.243= 257.189); más de un cuarto de millón de colombianos también los rechazaron.
Por eso sorprende, que tanto los rechazados Uribe como Santos, propongan como fórmula mágica, para enfrentar el rechazo de que ambos fueron objeto; un pacto para repartirse el poder y el gobierno entre ellos, otro acuerdo con exclusión del 63% de la sociedad civil, sin justicia social y con una nueva violación de los derechos de las víctimas de la sociedad civil a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición. ¡La sociedad civil rechaza ese nuevo frente nacional entre Uribe y Santos!, con exclusión del 63% de los ciudadanos (cerca de 21 millones de ciudadanos) y de otros miembros de la sociedad civil. Y decimos otros miembros, ya que el número de ciudadanos es de 34.899.945; pero existen 13 millones más de compatriotas (para un total de 48 millones), que no votan, por ser menores de edad, pero como personas tienen los mismos derechos humanos que tienen los ciudadanos y por lo mismo hacen parte de la sociedad civil y deben ser tenidos en cuenta al momento de decidir sobre su destino.
El plebiscito, no era el camino, para dar una verdadera paz con justicia social; no era tampoco el escenario donde pudiera concurrir la sociedad civil, esto es, 34 millones de colombianos, que son el 250% más que los que concurrimos a votar el 2 de octubre. Si de verdad, queremos reconciliarnos a los 34 millones de colombianos, con los 13 millones que votaron el 2 de octubre, hay que hacerlo desde abajo, desde la base, y no desde la cúpula de la clase política que fue rechazada. Por este motivo el único instrumento para hacerlo es desde una verdadera Asamblea Constituyente, democrática, con representación mayoritaria de la sociedad civil, sin limitaciones, que se ocupe de todos los asuntos que interesan, precisamente, a la sociedad civil. Asamblea que cree las nuevas instituciones que hagan posible los cambios estructurales que requiere el Estado y la sociedad colombiana.
Es importante recordarle a Uribe y a Santos, que muchos de los votos que obtuvieron por el sí y por el no, fueron de miembros de la sociedad civil, a quienes no se les dio otras opciones, como el voto en blanco o el voto por la constituyente, que no son amigos ni de la guerra de Uribe, ni de “La Paz” excesivamente imperfecta de Santos, pues quieren más que la cesación parcial de un conflicto armado: la paz con justicia social; esto es, con derechos humanos. Como es importante recordarles, que no deben seguirle mintiendo a la sociedad civil, ya que, si bien el presidente es responsable del orden público, no es el dueño de la paz; pues este es un derecho que ya tenemos los colombianos
en el artículo 22 y que no vamos a dejárnoslo quitar ni Uribe ni de Santos, ni de la FARC. No basta, con que el presidente reconozca su derrota; es necesario que asuma las consecuencias de la misma; como la asumió David Cameron, el primer ministro inglés cuando perdió su propuesta de continuar en la unión europea; como la asumió el general Charles de Gaulle, cuando el pueblo francés le dijo no a su propuesta; como debió asumirla también un dictador como Pinochet, cuando perdió su plebiscito en Chile y en el caso de Colombia, como quiera que el plebiscito involucró a todo el gobierno, que hicieron campaña por el sí (sin respetar la sentencia de la Corte Constitucional), todo el gobierno debe asumir su responsabilidad política; y en política, la responsabilidad se asume como la asumió Cameron, de Gaulle y Pinochet: ¡Renunciando!. Ha llegado el momento, en Colombia, de nombrar un gobierno provisional, cuyo primer acto, sea la convocatoria inmediata de una Asamblea Nacional Constituyente, con representación mayoritaria de la sociedad civil (no de la clase política); esto es de las organizaciones sociales, democrática, sin limitaciones, reitero: que cree las nuevas instituciones que hagan posible los cambios estructurales que requiere el Estado y la sociedad colombiana.
Jaime Araujo Rentería.
¡ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE: NUEVAS INSTITUCIONES PARA EL ESTADO Y LA SOCIEDAD COLOMBIANA!
Con el triunfo del NO se abre el camino de una Asamblea Nacional Constituyente. ¿Pero que tipo de Constituyente y para que?
La Asamblea Nacional Constituyente
Por.
Editson Romero Angulo
Por.
Editson Romero Angulo
¿Qué es una Asamblea
Constituyente?
Es una reunión nacional de
delegados del pueblo—no representantes— elegidos o designados con el objetivo
específico de determinar las reglas de funcionamiento del Poder Público como
fundamento de su sistema político y plasmar a través de un pacto político en
una Constitución fijando reglas para la construcción de un nuevo Estado y de
convivencia entre éste y la sociedad.(1)
Existen dos tipos de Constituyentes:
Asamblea: Aquella surgida después
de una revolución que violenta el orden establecido, bien sea a través de un
golpe de estado o una revolución. Rompe la estructura institucionalizada, en
Colombia la última Asamblea Constituyente fue la que produjo la actual Constitución
que es considerada una Asamblea porque según
la Constitución de 1886:
“Artículo 209.- Esta Constitución
podrá ser reformada por un acto legislativo, discutido primeramente y aprobado en
tres debates por el Congreso en la forma ordinaria, transmitido por el
Gobierno, para su examen definitivo, a la Legislatura subsiguiente, y por ésta
nuevamente debatido, y últimamente aprobado por dos tercios de los votos en
ambas Cámaras.” No por convocatoria del pueblo como finalmente se dio.
Convención: conocida como
Asamblea Institucional es decir sin romper el orden establecido y se convoca para reformar la Constitución
vigente. El ejemplo clásico es La Convención de Filadelfia se desarrolló entre el 14 de mayo y el 17 de
septiembre de 1787.
Pero lo cierto como en el caso de
la Convención de Filadelfia que estas suelen convertirse en creadoras de nuevas
estructuras jurídicas y de gobierno.
Bien con estas breves aclaraciones
veamos la situación de una Asamblea Nacional Constituyente en Colombia:
·
Las Propuestas emanas desde el uribismo “Centro Democrático”
Una Constituyente que apruebe más
impunidad para los actores que violaron los derechos humanos desde la orilla
del Estado y aplicar si todo el peso de
la ley a las FARC- E.P, negando la
posibilidad del ejercicio político a los miembros de las FARC – E.P.
·
La propuesta emanada de las FARC – E.P.
En diciembre
de 2013 colocaron sobre la mesa “un gran
acuerdo político nacional”, que permitiera:
1. avanzar
hacia la construcción la paz con
justicia social,
2. a
democratización real y la reconciliación nacional.
3. El
Gran acuerdo político nacional’ que
comprometiera los poderes públicos, sin perjuicio de las facultades y funciones
que les han sido conferidos”.
4. Es
una Constituyente como parte de una negociación con el Estado.
El Secvtor de los Progresistas
representado por Gustavo Petro viene
hablando de una Asamblea Constituyente, que
discuta temas esenciales para la población
y que la afectan en su vida diaria pero que no se han podido resolver por las vías
rutinarias de la institucionalidad como son de la salud, la educación, la
justicia y el territorio.
Bien, la realidad es que en las
condiciones actuales la Constituyente se convierte en una opción para salir de
esta oscura noche que apenas empieza pero para enmendar errores esta constituyente
debería ser realmente representativa debe profundizar las raíces democráticas de
nuestra población. Una organización de
la que hemos en este blog informado el denominado Partido Socialista de los
Trabajadores propone:
“La Asamblea Nacional
Constituyente significa que su composición debe reflejar la estructura social
del país. Si la mayoría -estratosoría de la población es la clase trabajadora
este sector debe tener la mayoría de constituyentes; los campesinos pobres, la
comunidad afro y los indígenas y demás participación acorde con su número. Mientras que los terratenientes y empresarios
que son la ínfima minoría tendrán una participación de entre el 1% y 2%, como
máximo, que será el reflejo de lo que son desde el punto de vista numérico en
la sociedad. En la actualidad es al revés, la inmensa mayoría no tienen
representación en el Congreso y por eso las leyes favorecen a los capitalistas
con el criterio de la ganancia. Si queremos democracia tenemos que empezar por
que esta sea real, no formal. Que sea una democracia de la mayoría de la población.
Una democracia con el sello de los trabajadores y sectores populares”(2)
Pero lo cierto es que para este
ejercicio se necesita un verdadero ejercicio de política unido al que hacer pedagógico
de la población que se pueda usar la inteligencia emocional y administrar los
sentido, si no redundara en otra derrota contra los más golpeados por la
sociedad y el conflicto.
(2)
La Constituyente que proponemos
miércoles, 28 de septiembre de 2016
CENSURA TOTAL A CAMPAÑA PARA REDUCIR EL CONSUMO DE BEBIDAS AZUCARADAS
Ante el Tribunal Superior de Bogotá se presentó una acción de tutela como primer paso de una fuerte estrategia jurídica para defender los derechos a la información, libertad de expresión y el debido proceso de la Asociación Colombiana de Educación al Consumidor (Educar Consumidores) .
El 7 de septiembre esta entidad ordenó a Educar Consumidores por medio de la Resolución 59176, cesar la divulgación de la campaña “Tómala En Serio”, en un rápido proceso administrativo producto de una denuncia presentada por Postobón S.A.
En flagrante violación de la normatividad nacional e internacional que prohíbe la censura, la SIC ordenó sacar del aire un comercial que advertía sobre los efectos nocivos del consumo de bebidas azucaradas, ordenando también someter a control previo cualquier tipo de información que Educar Consumidores quisiera transmitir con relación a estos productos, lo que significa que esta organización no puede publicar en ningún medio de comunicación tradicional o digital, ni en redes sociales, información relacionada con esta materia, sin contar con la previa autorización de la SIC.
Restricciones tan severas a la libertad de expresión y al derecho a informar sólo encuentran justificación en casos en que la información que se esté divulgando vulnere derechos fundamentales de terceros, o atente contra la salud y/o la seguridad públicas. Paradójicamente, el comercial y toda la campaña “Tómala En Serio” defiende en particular el derecho fundamental a la salud, que pasa por tener acceso a información veraz sobre los productos que atentan contra ella. Nuestra campaña no vende productos, intenta salvar vidas.
Toda la información suministrada en la campaña “Tómala En Serio” cuenta con amplio respaldo científico. Es la misma OMS la que promueve en el mundo la reducción del consumo de bebidas azucaradas como una medida de salud pública para prevenir y disminuir la aparición de enfermedades como sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y otros eventos adversos para la salud, como lo advertía el comercial.
Esta campaña es necesaria en un país que presenta más de la mitad de la población adulta en sobrepeso y obesidad, y más del 17% de sus niños en igual condición (Ensin 2010), y en el cual, el sistema de salud ha visto crecer en solo 5 años los costos de atención por enfermedades metabólicas relacionadas en 755% .
A pesar de las gravísimas consecuencias que produjo la orden de la SIC para la campaña “Tómala En Serio”, Educar Consumidores adoptó todas las medidas para dar cumplimiento a la misma, al tiempo que ha desarrollado una estrategia jurídica que llevará hasta donde sea necesario, en orden de defender el derecho del pueblo colombiano a conocer los factores de riesgo que oponen a la salud pública, los intereses económicos de unos pocos.
La acción de Postobón S.A. y la SIC busca silenciar una campaña de salud pública en un momento en el que se debate en el país la necesidad de un impuesto a productos que son perjudiciales para la salud, como las bebidas azucaradas.
La campaña de salud p´blica estuvo activa desde el primero e agosto hasta la semana del siete de septiembre en el que se tomaron las medidas correspondentes.
domingo, 25 de septiembre de 2016
El 26 de septiembre, en la ciudad de Cartagena de Indias, se desarrollará la ceremonia de firma final de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno encabezado por el presidente Juan Manuel Santos.
La cita contará con la presencia de mandatarios de países de todo el mundo, comenzando por [Jhon Kerry, Secretario de Estado de] Barack Obama, representante del imperialismo norteamericano, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; el presidente de Cuba, Raúl Castro- invitado especial- el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y seguramente un alto representante de la Unión Europea.
El imperialismo y la burguesía se anotan otro punto
Hay que preguntarse por qué el imperialismo y burguesía le han dado tanta importancia y despliegue a estos acuerdos de paz en Colombia, y por qué la prensa mundial se ha encargado de mostrarlos en sintonía con una gran satisfacción de pueblo raso. Las encuestas le dan al SÍ en la votación del plebiscito a favor de los acuerdos, programado para el 2 de Octubre, una amplia mayoría. Con ello los plumíferos a sueldo, sostienen que el gobierno de Santos así como Obama y los Castro, todos juntos están interpretando el clamor del pueblo colombiano. El mismo presidente Juan Manuel Santos dijo: “Tal vez es el anuncio más importante que he hecho en mi vida”.
No hay que engañarse. Para el pueblo raso, para los trabajadores, la clase obrera y el campesinado pobre, los acuerdos son solo la posibilidad de parar un conflicto entre aparatos, en el que ellos son los que han puesto los muertos, los desaparecidos y los desplazados. Para el imperialismo y un gran sector de la burguesía colombiana y por supuesto la de los países vecinos, significa una gran satisfacción porque ponen fin, por la vía de incorporar a las FARC al régimen político burgués, a la guerrilla más antigua del continente, que protagonizó una guerra durante 52 años contra el régimen político colombiano. Una guerra, como decía León Trotsky sobre la guerra de guerrillas, una guerra pequeña, porque la grande, la guerra civil, nunca fue el objetivo de las FARC y porque tampoco pudo empalmar con la lucha de clases ni con el respaldo popular, campesino y obrero, que fue perdiendo en la medida en que adoptaba más y más los métodos típicos del terrorismo individual, y se alejaba de los intereses populares.
El imperialismo festeja porque finalmente su política de garrote y zanahoria rindió frutos. Intentó derrotarla varias veces por la vía militar, le asestó golpes fuertes en este terreno, eliminó a la Unión Patriótica, su expresión legal durante un intento de negociaciones de paz en el gobierno de Belisario Betancur a mediados de la década del ‘80, todo con el objetivo de llevarla a la mesa de negociación para sellar su rendición, así como lo consiguió a finales de la década del ‘80 con las guerrillas centroamericanas a través de los acuerdos de Esquipulas y Contadora. Como lo obtuvo también con otras guerrillas menores, como el EPL y el M-19 a inicios de la década del ‘90 en Colombia. Hoy el M-19 es mostrado como ejemplo de su decisión de incorporarse al régimen, porque no desistió de ello a pesar de que fue asesinado su candidato presidencial, Carlos Pizarro Leongómez, y otros cuantos dirigentes, poco tiempo después de firmar la paz en 1991 en su primera participación electoral ya desmovilizados. Eso mismo le piden hoy a las FARC ante el riesgo de que las mismas bandas paramilitares asesinen a uno o varios de sus dirigentes una vez sellados los acuerdos; las FARC están dispuestas a hacerlo.
Para el imperialismo significa eliminar una fuente de inestabilidad, un obstáculo que impedía la entrada libre de sus multinacionales a los territorios controlados por la guerrilla para instalar sus empresas de agro negocios, que impedía su control total sobre la producción y exportación de coca y que también era fuente de inestabilidad regional, por su ubicación estratégica como parte del patio trasero del imperialismo norteamericano. Para el imperialismo, para la burguesía, los terratenientes y ganaderos, es un gran avance, porque siempre tuvieron el temor de que la guerra pequeña se convirtiera en la guerra grande, que se regara como pólvora por una región a la que siempre han sometido a planes de miseria, hambre y represión.
Políticamente, llenaran páginas y páginas mostrando la “grandeza” de la restringida democracia burguesa, de su dictadura de clase, elogiando la posibilidad de que los odios, darán paso a los votos y que ellos llevarán a sus antiguos enemigos a los palacios y los parlamentos y, porque no, hasta la silla presidencial, mostrando los ejemplos de Nicaragua, de El Salvador, de Sudáfrica, de Brasil y de la propia Colombia con los ex guerrilleros del M-19 y el EPL. Con ello seguirán engañando al pueblo trabajador mientras fortalecen sus ejércitos y aplican los planes para descargar sobre las espaldas de la clase obrera y los trabajadores su profunda crisis económica mundial. Santos ya lo anunció, al tiempo que se ufana de su triunfo, aplicará una “reforma” tributaria y fortalecerá el odiado Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD (policía antimotines conocida popularmente como los “robocops”) porque los trabajadores no solo pagan la guerra sino también la paz.
El gran ganador de los acuerdos de La Habana es el imperialismo que ideó el Plan Colombia, que invirtió en recursos, asesores y armamento, y hoy se prepara para pasar la cuenta, con los famosos planes de inversión para el pos conflicto con los que sus multinacionales se beneficiarán de la rebaja de impuestos, la libertad absoluta para invertir sus capitales, saquear las riquezas y sacarán sus ganancias multiplicadas.
¿La más importante de las batallas de las FARC?
No es extraño que la dirigencia de las FARC presente la firma de los acuerdos como “la más importante de sus batallas”, así como Raúl Castro presentó el restablecimiento de las relaciones con el gobierno norteamericano, como un “gran triunfo de la revolución”. Al fin y al cabo los dos vienen del mismo tronco: el estalinismo. No es gratuito tampoco que el escenario de las negociaciones fuera La Habana. La escuela estalinista los entrenó muy bien; todas sus capitulaciones y traiciones siempre las presentaron como grandes triunfos. La verdad es que los Castro apoyados en el prestigio ganado por la revolución cubana, han restaurado el capitalismo en su país de manera silenciosa, y entablaron de nuevo relaciones, no solo diplomáticas sino comerciales y de todo tipo con su vieja enemiga la burguesía imperialista yanqui, porque tienen el interés común de impulsar el desarrollo capitalista, ahora como buenos socios. Y esta es una de las razones, la fundamental, por la cual las FARC han firmado por fin un acuerdo que no es otra cosa que su incorporación al régimen burgués.
En la segunda mitad de la década de los 80, las FARC llegaron a una encrucijada por una serie de factores. Las declaraciones de Fidel Castro frente a la revolución nicaragüense: “Nicaragua no será una nueva Cuba”, eran un mensaje para la burguesía y el imperialismo, en el sentido de que ni la burocracia cubana ni la de la URSS apoyarían un proceso de expropiación de los capitalistas nicas. Es decir, no irían a un programa de expropiación como el que tuvieron que aplicar en Cuba, presionados por la movilización de masas y por la política imperialista. Las FARC también entendieron el mensaje. En adelante el aparato estalinista apoyaría todos los procesos de paz negociados y la reincorporación a la “vida civil” de las organizaciones guerrilleras. De allí en adelante ya su programa democrático revolucionario, en especial la lucha por la tierra, cambió radicalmente. Las negociaciones de paz durante el gobierno de Belisario no prosperaron porque un sector de la burguesía colombiana y de los ganaderos, apoyándose en las bandas de paramilitares, aprovechadas también por varias multinacionales, desataron una violenta masacre selectiva y sistemática no solo contra la Unión Patriótica sino contra la vanguardia obrera y sindical que se radicalizaba en las luchas y en las huelgas, obligando a las FARC y al ELN a atrincherarse y responder militarmente a los ataques. La restauración del capitalismo, en los llamados países del “socialismo real”, terminaría por afianzar su contradicción.
Perdido el apoyo político y económico de la URSS y de Cuba, se volvía insostenible mantener un ejército de miles de combatientes. La dirigencia de las FARC comenzó un proceso irreversible de búsqueda de recursos utilizando cada vez más los métodos del secuestro y la extorsión no solo a terratenientes y ganaderos sino a campesinos medios y otros sectores pobres de la población. Al tiempo daban el paso, primero como protectores de los sembrados de coca, y después como miembros del negocio de su producción y comercialización, haciendo parte de la economía subterránea que se convertía en otra fuente de distorsión de las luchas obreras y populares y que junto con su estrategia de aparato armado, justificaban la violenta represión de un régimen antidemocrático y asesino. Estos métodos de financiación los fue degradando y aislando políticamente de la población. La burguesía y el imperialismo supieron explotar políticamente esta degradación de la guerrilla y aprovecharon para profundizar su pérdida creciente de apoyo campesino y popular, montaron las bandas de ejércitos mercenarios, paramilitares, para deshacerse no solo de guerrilleros sino también, de luchadores obreros incómodos, de dirigentes campesinos, de activistas, organizando uno de los mayores despojos de tierras, provocando un desplazamiento interno que llega a la cifra de más de 6 millones, el segundo país en desplazados después de Siria que se encuentra en guerra abierta y declarada. El Centro Nacional de Memoria Histórica ha dado una cifra de 220.000 muertos durante los años de confrontación –aclarando que la cifra es aún conservadora- y 162.000 desaparecidos, amén de las más de 300 mil amenazas, producto de las cuales muchos tuvieron que dejar el país.
Está claro, la estrategia guerrillera ha demostrado su total fracaso, un fracaso que la clase obrera, los trabajadores y los campesinos pobres, tuvieron que pagar con sangre y fuego. Los socialistas siempre combatimos políticamente la estrategia guerrillera. Decía nuestro dirigente trotskista Nahuel Moreno “Si son la masas las que hacen las revoluciones, toda prédica, propagandística o práctica (a través de acciones) de que es una ínfima minoría de guerrilleros la encargada de hacer la revolución, es un factor de profunda desmovilización del movimiento de masas, va en contra de la revolución.
Peor aún, utilizan a la clase obrera, si intervienen en ella, como abastecedora de combatientes, sacando así de la clase (y enviando a la muerte) a valiosísimos activistas y luchadores y debilitando así la organización de la clase obrera.” Hoy las FARC, y su movimiento político legal, abandonan definitivamente la lucha por la tierra y contra el régimen antidemocrático, y adoptan un nuevo programa: el de los acuerdos de paz de La Habana, ese es el que se han comprometido a defender y por el cual están dispuestos a sacrificar aún más vidas. Porque mientras ellos se desmovilizan las bandas de sicarios a sueldo no lo hacen, y ya en la recta final del proceso han seguido amenazando, atentando y asesinando. Desde 2012 hasta marzo de 2016 han asesinado más de 112 activistas de la Marcha Patriótica, movimiento influenciado políticamente por las FARC.
Vamos a ver un movimiento más de los que hemos visto en varios países del planeta. Movimientos electorales que cambiaron las balas por los votos y que defienden la democracia burguesa en tanto puedan disfrutar de sus mieles, de los privilegios para unos pocos a costa del hambre, la opresión y la miseria para la inmensa mayoría, incluidas sus propias bases. No pueden decir que este nuevo programa es revolucionario, porque eso significa seguir mintiendo a la clase obrera y los trabajadores del campo y la cuidad, eso sería tanto como decir que Santos y Obama también lo son. Las FARC han firmado unos acuerdos con algunos dulces para engañar, pero en su esencia es el programa de un sector mayoritario de la burguesía colombiana y del imperialismo. Es el programa de defensa de la propiedad privada y no el de la expropiación de la revolución cubana de 1959, ya enterrada por los Castro. La gran mayoría de las organizaciones de izquierda que apoyan ese programa de la reconciliación, están haciendo de hecho explícito su abandono de la revolución, que alguna lejana vez defendieron. Al apoyar los acuerdos de paz y llamar a votar por Santos primero y ahora por el SÍ en el plebiscito, están adoptando ese mismo programa. Seguiremos combatiendo políticamente, como ayer lo hicimos con su estrategia guerrillera, el programa que hoy le ofrecen a las masas de “radicalizar la democracia”… burguesa. Seguiremos levantando aún con más fuerza el programa de la revolución socialista mundial, como una necesidad imperiosa de la clase obrera y sus aliados: las masas empobrecidas y humilladas, segregadas y explotadas.
La clase obrera y los trabajadores no tendrán paz
El ciclo de la explotación capitalista seguirá, aumentado aún más por la crisis económica mundial. Es una ley de hierro, para que los empresarios remonten la crisis, tienen que aumentar la sobreexplotación de la clase obrera de la ciudad y el campo, descargando sobre sus espaldas los planes que el FMI exige en todo el mundo. Más planes de ajuste, recorte de gastos del estado, reformas tributarias, desempleo. La borrachera de la paz se va a enfrentar con esta realidad. Ahora se abre la posibilidad de que Colombia entre en la dinámica de la lucha de clases de toda Suramérica que ha desembocado en huelgas generales, revoluciones y cambios de gobiernos y regímenes, liberada de la camisa de fuerza de la guerra de aparatos, porque lo cierto es que ya no será igual.
Los socialistas le apostamos a esta perspectiva. Le apostamos a que la lucha obrera se coloque en el centro, a que los trabajadores retomen sus métodos de lucha masiva, que asuman en sus manos la dirección de sus conflictos y de su organización, que los sectores populares estallen contra sus ominosas condiciones políticas y sociales, que el movimiento indígena se levante por sus derechos, que las mujeres víctimas de tantos abusos y vejámenes sigan exigiendo justicia y reparación, junto con las miles de víctimas del conflicto y los campesinos despojados de sus tierras. Le apostamos a la lucha de los explotados y los oprimidos, le apostamos a la lucha de clases y no al programa que los nuevos movimientos políticos le están apostando: unidad con los de arriba, reformismo sin reformas. Porque la lucha de masas organizada, sin mesías que la reemplace, abrirá la posibilidad para que el partido revolucionario, el que se juega por la clase obrera, el internacionalista, se convierta, sin plazos, en una alternativa de dirección para conseguir la verdadera paz, la que merecen los trabajadores, una sociedad sin explotación y sin opresión de ningún tipo. A esa construcción, a esa lucha y por esa alternativa, llamamos a todos los activistas que creyeron honesta pero equivocadamente en la guerrilla, que ahora le capitula a la democracia burguesa y al régimen autoritario, negociando con la corrupta burguesía pro imperialista que ha saqueado la riqueza del país y reprimido con saña la lucha de los explotados y oprimidos.
Por eso el 2 de octubre llamaremos junto con el Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia (PST), nuestra sección nacional, a no votar “ni por el SÍ de Santos, ni por el NO de Uribe” en el plebiscito refrendatorio de los acuerdos de paz. La disyuntiva no es entre el apoyo a una u otra de las facciones burguesas, la “guerrerista” de Uribe o la “democrática” de Santos. Las FARC han declarado que aunque ganara el NO, ellos no volverán a las armas y honrarán los acuerdos. La disyuntiva es entonces entre el apoyo a los planes burgueses e imperialistas posconflicto, o declararle la guerra a la guerra social para la que se prepara Santos contra la clase obrera, los campesinos pobres, los indígenas y todos los explotados. Por eso invitamos a colocar en el tarjetón: por una Constituyente amplia, libre, democrática y soberana que discuta el programa posconflicto de los de abajo, de los postergados de siempre.
Secretariado Internacional de la Liga Internacional de los Trabajadores
martes, 20 de septiembre de 2016
La Gestión de la calidad
Yanet Yepes |
CLIP AQUI PARA VER EL VIDEO https://www.youtube.com/watch?v=vrlubrTWE5k&feature=autoshare
viernes, 16 de septiembre de 2016
ORDENAN SUSPENDER CAMPAÑA QUE PRETENDE SALVAR VIDAS
· La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) le ordenó a Educar Consumidores cesar la difusión de su campaña de salud pública con la que advierte sobre los riesgos asociados con el consumo de bebidas azucaradas; los cuales también han sido señalados con evidencia científica por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos nacionales e internacionales.
· Educar Consumidores rechaza las afirmaciones de la SIC sobre la supuesta publicidad engañosa y la falta de evidencia científica que respalda la campaña.
CLIP LEA COMUNICADO DE PRENSA https://drive.google.com/drive/my-drive
CARTA ENCÍCLICA PACEM IN TERRIS DE SU SANTIDAD JUAN XXIII
Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad |
Clip para leer la Enciclica http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem.html
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