Dos Caminos, Dos Destinos para el Mundo
Por. Editson Romero Angulo
Productor de Contenidos Informativos
Desde hace cuatro décadas, el mundo ha sido testigo de dos trayectorias radicalmente opuestas que han dejado su huella en el orden global. Por un lado, Estados Unidos, cuyo poderío militar no ha hecho sino expandirse, ha intervenido directa y abiertamente en territorios ajenos, movilizando sus ejércitos y estableciendo una vasta red de bases en todos los continentes. En contraste, China, un país que hasta hace no mucho tiempo luchaba por superar los rezagos de una economía cerrada y empobrecida, ha optado por un sendero de crecimiento económico pacífico, centrando sus energías en la construcción de infraestructura, el comercio y la cooperación internacional. Estas diferencias marcan no solo dos políticas de Estado, sino dos filosofías de poder, dos visiones del mundo y de su porvenir.
El Imperio de las Bases y la Sombra de las Intervenciones
A lo largo de los últimos cuarenta años, Estados Unidos ha cimentado su influencia global mediante un despliegue de fuerza militar sin precedentes. Más de 800 bases militares estadounidenses se encuentran dispersas por unos 70 países y territorios extranjeros, configurando un imperio que recuerda a las antiguas metrópolis, que controlaban el mundo con redes de puestos y guarniciones. Las intervenciones de Estados Unidos no han sido esporádicas ni discretas; han sido despliegues contundentes de poder bélico, invasiones a gran escala que han dejado marcas indelebles en las naciones donde han operado.
Granada, 1983; Panamá, 1989;
Irak, 1991 y 2003; Afganistán, 2001: la lista de incursiones es vasta y
sangrienta, cada una de ellas acompañada de una narrativa oficial que invoca la
defensa de la libertad, la democracia y la seguridad. Sin embargo, más allá de
estas palabras, los hechos revelan una realidad distinta: destrucción, muerte y
desintegración del tejido social de las naciones que han sido intervenidas. Las
intervenciones estadounidenses han generado, una y otra vez, crisis
humanitarias y oleadas de refugiados, inestabilidad económica y política, y han
abierto puertas a guerras civiles que resuenan décadas después de que el último
soldado extranjero abandona el territorio.
Las campañas militares de
Estados Unidos en Irak y Afganistán son claros ejemplos de esta dinámica. La
invasión de Irak en 2003, justificada bajo la bandera de la eliminación de
armas de destrucción masiva, terminó por destruir una nación y fragmentarla,
dejando tras de sí un vacío de poder que ha sido ocupado por fuerzas que ni
siquiera el propio Estados Unidos ha podido controlar. Afganistán, tras veinte
años de ocupación y miles de millones de dólares gastados, ha vuelto al mismo
régimen del que se decía haber "liberado" al país en 2001. ¿Qué ha
ganado el mundo con estas intervenciones? Solo Estados Unidos puede responder
esa pregunta; pero lo cierto es que la seguridad global ha sido sacrificada, y
la humanidad ha pagado el precio.
China: Crecimiento en Lugar de
Guerra
En un camino diametralmente opuesto, China ha desplegado una estrategia de crecimiento económico sin precedentes, evitando la fuerza militar como herramienta de expansión. Su única base en el extranjero se encuentra en Djibouti, y ha sido destinada oficialmente a labores de logística y protección de sus rutas comerciales. Lejos de establecer guarniciones para asegurar el control territorial o intervenir en los asuntos internos de otros países, China ha centrado sus esfuerzos en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), un programa de desarrollo económico que busca conectar continentes mediante infraestructura comercial y de transporte.
La BRI, a diferencia del
despliegue de bases militares, no depende de ejércitos ni de amenazas, sino de
inversiones. Con esta iniciativa, China ha logrado tejer redes de cooperación
en Asia, África y América Latina, ofreciendo a estas regiones un desarrollo
tangible en lugar de violencia. Carreteras, trenes, puertos, plantas de energía
y telecomunicaciones son los nuevos pilares de influencia china. Al fortalecer
las economías de sus socios comerciales, China se convierte en un aliado
económico, en lugar de un adversario que deja tras de sí cicatrices de guerra y
resentimiento.
Los críticos podrán acusar a
China de ejercer una "diplomacia de la deuda", argumentando que las
inversiones chinas en infraestructura en ocasiones generan dependencia
financiera. Sin embargo, esta "diplomacia" dista mucho de la
imposición mediante la fuerza militar. Los países que aceptan la inversión
china lo hacen con la posibilidad de alcanzar un desarrollo al que, en muchos
casos, no podrían acceder por sí mismos. China no impone condiciones militares,
no construye bases ni despliega tropas en sus socios; ofrece, en cambio,
oportunidades de desarrollo y comercio.
Dos Modelos de Poder: La
Espada y la Pluma
Lo que Estados Unidos y China representan hoy son dos modelos de poder, uno basado en la dominación militar y el otro en la expansión económica. Las intervenciones militares de Estados Unidos son una manifestación de un modelo de poder que busca proyectar fuerza, asegurando el control geopolítico a través de la ocupación y la imposición. Es una estrategia que sigue la lógica de que solo la presencia armada garantiza la lealtad, o al menos la subordinación, de las naciones. Este modelo convierte a Estados Unidos en una presencia vigilante y omnipresente en el escenario mundial, pero también genera resentimiento, resistencia y la perpetua posibilidad de conflicto.
Por otro lado, China ha
elegido un camino diferente: la cooperación económica, la inversión en
infraestructura y el fortalecimiento de lazos comerciales. En lugar de ejércitos,
ha desplegado ingenieros; en lugar de misiles, ha ofrecido acuerdos
comerciales. En lugar de comandantes, ha enviado negociadores. Este modelo no
solo es menos agresivo, sino también más sostenible y menos riesgoso para la
estabilidad global. Es un modelo que ofrece a los países la oportunidad de
desarrollarse sin temor a una intervención armada, sin el espectro de la
destrucción.
Reflexión Final: ¿Quién
Representa el Riesgo?
Intervenciones de Estados Unidos desde 1945 - 2020 |
El mundo de hoy no necesita más intervención militar ni más bases extranjeras; necesita puentes, acuerdos y la posibilidad de crecimiento compartido. China, con su enfoque económico, aunque no exento de críticas, ha mostrado que el poder no necesita de la violencia para expandirse. Es un modelo que, en lugar de debilitar a los países, les ofrece una vía hacia su propio desarrollo. Quizá la verdadera paz global se encuentre no en la multiplicación de guarniciones y arsenales, sino en la construcción de una red de cooperación y prosperidad que, más allá de banderas y fronteras, nos incluya a todos.
Glosario
Intervención Militar: Acción de un Estado de enviar fuerzas militares a otro país para influir o controlar su situación política, económica o social.
Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI): Proyecto global de desarrollo e infraestructura liderado por China, destinado a crear conexiones comerciales y de transporte entre Asia, Europa, África y otros continentes.
Geopolítica: Estudio de los efectos de la geografía en la política internacional, especialmente en relación con las estrategias de poder y la influencia entre naciones.
Diplomacia de la deuda: Estrategia por la cual un país ofrece préstamos a otros países para proyectos de desarrollo, lo que puede generar dependencia financiera y, en algunos casos, una influencia económica y política significativa.
Hegemonía: Dominio de un país o una coalición de países sobre otros, ya sea mediante la fuerza militar, la economía, la política o la cultura.
Bases Militares en el Extranjero: Instalaciones militares ubicadas fuera del territorio nacional, usadas para el despliegue de tropas y equipamiento militar en apoyo de objetivos estratégicos.
Potencia Hegemónica: Estado que ejerce influencia
predominante en el sistema internacional, manteniendo control político,
económico y militar sobre otras naciones.
Bibliografía
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Webgrafía
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