En diciembre fueron asesinadas 27 personas en este puerto del Pacífico. La fuerza pública asegura que se trata de una pugna entre las redes de apoyo de las Farc, pero otras hipótesis apuntan a la llegada de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia a la zona.
El año pasado finalizó con una fuerte ola de violencia en Tumaco, Nariño. Foto: archivo Semana.
El cese al fuego anunciado por las Farc en julio de 2015 se sintió en Tumaco durante los primeros meses. Se redujeron los ataques armados contra las bases militares y de Policía, disminuyeron los atentados contra la infraestructura petrolera y energética y al final hubo una reducción del 11 por ciento en los homicidios, tras registrarse una cifra de 128.
Eso no quiere decir que la violencia haya cesado, pues las milicias urbanas de la columna Daniel Aldana de las Farc continúan en la zona y los accidentes por minas antipersonal, las amenazas a líderes y las extorsiones siguen afectando a los tumaqueños. Asesinatos como el del líder comunitario Genaro García son muestra de la tensión que se vive en el puerto.
Sin embargo, lo que elevó los niveles de preocupación y tensión de las autoridades y organizaciones de la sociedad civil fue el repunte de la violencia en diciembre. De seis homicidios ocurridos en octubre y cuatro más en noviembre, pasaron a ser 27 en el último mes del año. De acuerdo con cifras de la Policía de Tumaco, 11 de estas muertes están relacionadas con las redes de apoyo al narcotráfico de las Farc, otras nueve con ajustes de cuentas entre bandas.
“La cantidad de asesinatos es la que nos tiene en alerta, eso no quiere decir que en los meses anteriores no pasara nada, pero están matando a las personas a plena luz del día y no pasa nada. Se habla de la llegada de los ‘Urabeños’ y han aparecido también letreros del ELN en el caso urbano de Tumaco", dijo una líder social que conoce bien la región y pidió la reserva de su nombre.
Estos hechos son detallados en una Nota de Seguimiento de la Defensoría del Pueblo del pasado 21 de diciembre. Así por ejemplo, el 8 de diciembre al mediodía, en el barrio Viento Libre de Tumaco dos supuestos ‘gaitanistas’ llegaron en una moto y dispararon cinco veces contra Ingrid Paola Montaño, una mujer que prestaba servicios domésticos, señalándola de nexos con las Farc. Lo mismo ocurrió con Carlos Delfo Orobio, trabajador de la empresa de Aseo de Tumaco, quien fue asesinado en la planta de tratamiento de aguas ubicada en las afueras de la ciudad de Tumaco a las 5 de la tarde en frente de todos sus compañeros de trabajo.
“La posible disputa entre grupos armados posdesmovilización y la guerrilla de las FARC por el control territorial y poblacional es una de las hipótesis que apunta al incremento de los homicidios en Tumaco y que puede agravarse en la medida que la institucionalidad no responda de la forma adecuada en una posible desmovilización de las FARC, que puede dejar espacios de rentas ilegales pretendidos por otros grupos armados ilegales”, dice el informe.
En este mismo documento se advierte la posible incursión en Tumaco de las ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’, también conocidas como ‘Urabeños’ o ‘Clan Úsuga’, con el fin de disputar el control de los negocios ilegales en el municipio. Así también lo indica un comunicado enviado en conjunto por la Alcaldía de Tumaco, la Personería y la Diócesis, entre otros, a las autoridades nacionales.
De acuerdo con la Defensoría, se presume que en barrios como Nuevo Amanecer, Avenida La Playa, Avenida Los Estudiantes y Bajito Tumaco ya hacen presencia los ‘gaitanistas’. Bajo las puertas de las casas han aparecido panfletos amenazantes firmados por esta organización y por un grupo que se hace llamar Bloque Pacífico Sur.
La Entidad también advirtió cómo en el corregimiento de Llorente han llegado personas en motos que se identifican como parte de esta banda criminal. En agosto, sobre la vía que conduce al mar, se habían instalado retenes ilegales por hombres que se hacían llamar ‘Urabeños’. Los habitantes de Llorente, donde las Farc hacen fuerte presencia, temen el inicio de una confrontación por el control del territorio.
“Esto se constituye en una alerta por ser un inicio de lo que, según muchos analistas, pueda suceder tras la desmovilización de las Farc, y es que otros grupos Bacrim puedan llegar a la región y los asesinatos se disparen”, dice el comunicado de la Alcaldía. Por esa razón pidieron al gobierno y a las Farc que su caso sea tratado de manera especial en a la mesa de negociaciones en La Habana.
¿Un reordenamiento de las Farc?
Cuando las Farc levantaron su cese unilateral al fuego, Tumaco vivió una emergencia ambiental por los ataques del grupo guerrillero a la infraestructura petrolera, que terminó con cientos de galones de crudo en la bahía. Foto: archivo Semana.
El informe de la Defensoría también advierte el fortalecimiento de las Farc en barrios como Panamá y Viento Libre. Según la Entidad, en otros barrios como Nuevo Milenio y Familias en Acción, la guerrilla ha reunido a sus habitantes para reiterarles su presencia y control.
Precisamente, en el último consejo de seguridad, que tuvo lugar el 5 de enero y que fue liderado por el nuevo gobernador de Nariño, Camilo Romero, la Policía de Nariño sentó posición al señalar que esta ola de violencia es producto de pugnas entre algunos mandos medios por el poder al interior de las Farc, desmintiendo abiertamente la hipótesis de la Defensoría sobre la presencia de las ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’ o de cualquier otra banda criminal.
“Es producto de una serie de capturas que la Fuerza Pública realizó entre octubre y noviembre. Las Farc se quedaron acéfalas y los mandos medios están peleando por el poder. Además, de que algunos se han dedicado a extorsionar y han sido castigados por la misma guerrilla”, manifestó a VerdadAbierta.com un miembro de la Policía de Tumaco que pidió la reserva de su nombre.
La Policía se refiere a capturas como la de Juan Carlos Caicedo Ramos, alias 'Gordo Juan Carlos’, tercer jefe de la columna móvil Daniel Aldana de las Farc, quien fue capturado en Ecuador el 29 de noviembre de 2015 y es señalado de ser el responsable del asesinato del líder social Genaro García.
Aún no es clara la razón de este repunte de violencia. Lo único cierto es que el municipio cerró el 2015 con más de 3.900 desplazados, 413 denuncias de amenaza y 26 víctimas de minas antipersonal, cifras que no reflejan la condición de cese al fuego decretado por las Farc y que constituyen seria preocupación de cara a un muy eventual postconflicto.
Tomado:
http://www.verdadabierta.com/