jueves, 22 de noviembre de 2018

El próximo 25 de noviembre las mujeres no tienen nada que celebrar.




Autor.

Secretaría de la Mujer de la LIT-CI

Rafael Leónidas Trujillo Molina
fue un militar dominicano, que gobern
como dictador de la República Dominicana
 desde 1930 hasta su asesinato en 1961

El 25 de noviembre de 1960 las hermanas Mirabal eran asesinadas por enfrentar la dictadura de Trujillo en República Dominicana, luego de 40 años la ONU decreta esa fecha como Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer. Lejos de quedarse en los almanaques y las universidades, el 25N pasó a servir como un día de lucha para denunciar y exigir a  los gobiernos y la sociedad medidas concretas para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. 


El próximo 25 de noviembre las mujeres no tienen nada que celebrar. Primero porque el machismo y la violencia, lejos de retroceder, aumenta sistemáticamente, lastimando a las mujeres más y más. Las agencias internacionales como la ONU y  la OMS señalan que 1 de cada 3 mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual y 60 mil mujeres mueren por año, víctimas de femicidios; cerca de la mitad de ellas por su propia pareja o algún hombre de familia.

Por otro lado, alrededor de 120 millones de mujeres fueron víctimas de abuso sexual en algún momento de sus vidas, una situación de violencia compartida por mujeres que viven en países ricos y pobres. Latinoamérica presenta la tasa más alta de violencia sexual contra las mujeres fuera de una relación y la segunda más grande por parte de la pareja actual o anterior. Esta región, por cierto, es la más violenta del mundo para las mujeres fuera de un contexto bélico, según la ONU.



Pero, eso no significa que en otras partes del mundo estén a salvo. En la Unión Europea, la mitad de las mujeres han sufrido algún tipo de acoso sexual desde los 15 años, y lo que es aún más grave, 1 de cada 3 europeos, piensa que el abuso sexual tiene justificaciones en algunos casos. En África central y meridional el 40% de las jóvenes se casan antes de los 18 años y el 14% antes de los 15. En 34 países, el matrimonio con la víctima es una razón de perdón en casos de abuso sexual contra menores. Como se puede ver, la violencia contra las mujeres es endémica y demuestra el machismo arraigado en la sociedad y en todo el mundo.

La violencia del sistema contra la mujer

Casa Museo Hermanas Mirabal


Las agresiones físicas y psicológicas,  femicidios, las violaciones (incluyendo la violación correctiva contra LGBTIs) y otras formas de acoso; la mutilación genital, los matrimonios forzados y la trata de personas para la explotación sexual son los tipos de violencia más comunes en contra de las mujeres. Pero es importante enfatizar que la violencia se presenta de muchas formas: cualquier conducta  (acción u omisión) de discriminación, la agresión o la coerción causada por el mero hecho de que la víctima es una mujer y que causa daño, muerte, vergüenza, limitación física, sexual, moral, psicológica, social, política o angustia económica o pérdida patrimonial, ya sea en el espacio privado o público, es una violencia contra las mujeres.

Asimismo, de todas las violencias cometidas contra las mujeres, la principal es la del propio sistema. El capitalismo decadente impone condiciones de vida cada vez peores a la clase obrera, y la degradación de las relaciones humanas fruto de este sistema dan como resultado una profundización del machismo y de la violencia, haciendo de las mujeres trabajadoras las principales víctimas. Los gobiernos y los políticos burgueses lejos de revertir esta situación la agravan con sus planes de ajuste que atacan los derechos sociales y laborales, generando desempleo y precarización, reduciendo el gasto social, flexibilizando derechos y privatización de los servicios.

El conjunto de los trabajadores ha sentido los efectos de la crisis económica, pero las consecuencias para las trabajadoras son particularmente crueles porque la combinación de opresión y explotación, que ya las coloca de por sí en una situación de desigualdad en la sociedad, las transforma en el blanco preferencial de los ataques, siendo las mujeres pobres, las negras y las inmigrantes refugiadas quienes más sufren. La actual crisis humanitaria y sus consecuencias para las refugiadas es la prueba inalienable de que el capitalismo decadente no resuelve la desigualdad entre hombres y mujeres, sino que lo profundiza.



La  actitud indiferente por parte de todos los gobiernos, o por los políticos burgueses (muchos de ellos incluso involucrados en escándalos de violencia y acoso) para proteger los derechos de las mujeres y las niñas no se puede ver como un simple descuido. Su falta de voluntad política y su connivencia tiene que ver con el hecho de que el capitalismo se beneficia de la violencia y opresión para dividir los trabajadores y someterlos aún más al servicio de la explotación de toda la clase y la supe explotación de parcelas enteras de ella, como las mujeres. No hay muestra más clara de esto como el hecho de que aunque gobiernen mujeres (Dilma, Cristina, Bachelet, Merkel), la violencia aumenta.

La  violencia social, de la peor clase por cierto, condena a las mujeres trabajadoras, sus hijos y familias al hambre, a la enfermedad y a la pobreza, pero no es denunciada por las Naciones Unidas o por las agencias del imperialismo adeptas a las estadísticas, porque es provocada precisamente, por el sistema capitalista que defienden y sostienen. En este sentido la lucha contra la violencia machista si no se combina con la lucha contra la explotación capitalista, está condenada a ser derrotada, porque es funcional al sistema y nunca será tomada en serio por aquellos que poseen el poder, sean hombres o mujeres.

Por el fin de la violencia machista y de la explotación capitalista

Pero esta situación de violencia de las mujeres no ha pasado en vano, al contrario, ha generado una enorme respuesta e incluso ha servido de impulso a toda la clase obrera para luchar contra los gobiernos y sus ataques. Las calles se están convirtiendo cada vez más en el lugar donde impulsar con fuerza el grito de las mujeres contra el machismo, la violencia y el recorte de derechos, convirtiéndose en motor de nuevas luchas.
Es fundamental cerrar filas alrededor de ese movimiento e impulsarlo, así que desde el LIT-CI hacemos un llamado a toda la clase obrera para el próximo 25 de noviembre, para que marche junto a las  mujeres para exigir el fin de la violencia, el machismo y la explotación capitalista, firmes en la comprensión que para unificar la clase y poner a las mujeres en pie de igualdad en la lucha contra la explotación capitalista, los trabajadores todos (mujeres y hombres) necesitan ponerse  decididamente en contra del machismo y la violencia.

¡Basta de violencia contra las mujeres! ¡La lucha contra el machismo y toda forma de opresión es una lucha de toda la clase obrera!

Reporte de Estabilidad Financiera - Segundo semestre 2018

Autor  Banco de la República
Juan José Echavarría
Editorial: Banco de la República

Este Reporte de Estabilidad Financiera cumple el objetivo de presentar la apreciación del Banco de la República sobre el desempeño reciente de los establecimientos de crédito y sus deudores, así como sobre los principales riesgos y vulnerabilidades que podrían tener algún efecto sobre la estabilidad financiera de la economía colombiana. Con este objetivo se pretende informar a los participantes en los mercados financieros y al público, además de promover el debate público sobre las tendencias y los riesgos que atañen al sistema financiero. Los resultados aquí presentados sirven también a la autoridad monetaria como base para la toma de decisiones que permitan promover la estabilidad financiera en el contexto general de los objetivos de estabilidad de precios y estabilidad macroeconómica.

1. Sistema financiero avanza en proceso de ajuste a choques macroeconómicos desde 2014:
– Baja rentabilidad
– Bajo crecimiento de la cartera
 2. Se ha hecho evidente la resiliencia de las entidades financieras, que han mantenido indicadores sólidos de solvencia y de liquidez durante todo el proceso de ajuste.
 3. La recuperación económica ha mitigado gradualmente las principales vulnerabilidades de corto plazo para la estabilidad del sistema financiero identificadas hace seis meses:
– Menor crecimiento de cartera vencida
– Menor crecimiento de cartera en riesgo
 4. La principal vulnerabilidad que enfrenta actualmente la estabilidad financiera de la economía colombiana es el riesgo de mayores restricciones en el financiamiento externo de la economía en un contexto de incrementos de las tasas de interés globales y posibles turbulencias en economías emergentes, con los consecuentes efectos potenciales sobre la demanda agregada.
 5. Continúa observándose una materialización del riesgo de crédito en sectores económicos como la construcción y la agricultura y, en menor medida, en la cartera de vivienda.

Perspectivas sociales y del empleo en Asia y el Pacífico (APESO)




En Asia y el Pacífico, los déficits persistentes de trabajo decente empaña el crecimiento en la región, según la OIT
La pobreza de los trabajadores, la informalidad y el empleo vulnerable son algunos de los problemas crónicos de los mercados laborales de Asia y el Pacífico, según un nuevo informe de la OIT. El informe propone políticas coordinadas a fin de promover el trabajo decente como el eslabón que permita convertir el crecimiento económico en desarrollo sostenible en la región.

Comunicado de prensa | 16 de noviembre de 2018
BANGKOK (OIT Noticias) – A pesar de dos décadas de crecimiento económico, la región de Asia y el Pacífico sigue enfrentando debilidades estructurales en sus mercados de trabajo, según un nuevo informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El informe de la OIT, Perspectivas sociales y del empleo en Asia y el Pacífico: Promover el trabajo decente para el desarrollo sostenible (APESO) , se basa en los últimos datos disponibles e identifica los desafíos que plantea el mercado de trabajo en la región más poblada del mundo.

Según la primera edición de APESO, si bien la tasa de desempleo de la región debería permanecer en 4,1 por ciento hasta 2020, se prevé que la tasa de empleo vulnerable aumente hasta llegar a 49 por ciento, lo que modifica la tendencia hacia la baja observada durante al menos dos décadas.

Aunque la región de Asia y el Pacífico había hecho rápidos progresos para reducir considerablemente la pobreza extrema, uno de cada cuatro trabajadores de la región – 446 millones de trabajadores – vivían en pobreza extrema o moderada en 2017, y cerca de la mitad de la fuerza de trabajo – 930 millones de personas – tenían un empleo vulnerable como trabajadores por cuenta propia o trabajadores familiares no remunerados.

“Los altos índices de empleo y el aumento de la productividad en la región ocultan los persistentes y preocupantes déficits de trabajo decente. Muchas personas, sobre todo en las economías en desarrollo de la región, siguen sin tener otra opción que aceptar empleos con malas condiciones de trabajo que no generan ingresos estables ni los protegen a ellos y a sus familias de la pobreza a largo plazo”, declaró Sara Elder, principal autora del informe y jefa de la Unidad regional de Análisis económico y social de la OIT. “Lo que es particularmente frustrante es que a pesar de las importantes ganancias económicas de la región, hay demasiados trabajadores que apenas ganan lo suficiente para sobrevivir. Cualquier crisis familiar – la lesión o muerte del sostén de la familia, la pérdida del empleo, un desastre natural, una mala cosecha, etc. – amenaza con llevarlos nuevamente a la pobreza”.
Datos y cifras
Con 1900 millones de trabajadores – 1200 millones de hombres y 700 millones de mujeres – la región de Asia y el Pacífico representaba 60 por ciento de la fuerza laboral del mundo en 2017.
En Asia y el Pacífico vive el mayor número de trabajadores, en relación a la población en edad de trabajar. La relación empleo-población es de 59,7 por ciento, frente a 58,6 a escala mundial.
Más de dos de cada tres trabajadores estaban empleados en el sector informal en 2016, lo cual está estrechamente relacionado con el 48,6 por ciento de trabajadores que aún pertenecen a las categorías vulnerables de empleo. La tasa de empleo informal es particularmente alta en Asia Meridional, donde casi 88 por ciento de los trabajadores tenían un empleo informal.
En la región, un gran número de trabajadores, sobre todo aquellos en empleos mal remunerados, trabajan más de 48 horas a la semana. En 2017, el promedio de horas trabajadas en Asia Meridional y Asia Oriental era el más alto del mundo, 46,4 horas y 46,3 horas semanales respectivamente. En Asia Oriental, casi uno de cada cinco trabajadores supera las 60 horas a la semana.
La tasa de desempleo regional de 4,1 por ciento es la más baja del mundo y muy por debajo de la tasa global de 5,5 por ciento en 2017. Pero mientras que la tasa de desempleo mundial se ha mantenido estable desde 2015, esta tasa en la región de Asia y el Pacífico ha aumentado ligeramente en 0,1 puntos porcentuales. En total, hay 80,9 millones de personas desempleadas en la región de Asia y el Pacífico en 2018.
La tasa de desempleo juvenil permaneció inalterada desde 2015 en 10,4 por ciento mientras que la tasa mundial aumentó hasta 12,6 por ciento. En la región, 35 por ciento de los desempleados son jóvenes (entre 15 y 24 años), aunque los jóvenes representan sólo 20 por ciento de la población en edad de trabajar.
La tasa de desempleo es más alta entre las personas con estudios secundarios, lo cual pareciera confirmar un aumento de la “erosión” de los empleos mediamente cualificados en las economías emergentes, debido, en parte, a los avances tecnológicos ya que la tecnología de la información y la comunicación reducen la demanda de trabajadores ocupados en tareas rutinarias.
La desigualdad de género en el mundo del trabajo sigue siendo una cuestión que suscita gran preocupación. La tasa de participación masculina superó la femenina en 30 puntos porcentuales en 2017, lo que representa una disminución de tan sólo 1 punto porcentual desde el año 2000.
La transformación estructural se ha sentido con fuerza en la región, el empleo se ha desplazado principalmente de la agricultura a los servicios y, sólo en cierta medida, a la industria. La gran parte de la pérdida de empleos en la agricultura fue absorbida por el sector de los servicios, donde se han creado 740 millones de empleos desde el año 2000. El empleo en el sector manufacturero disminuyó ligeramente desde su punto más alto a mediados de los años 2000, con una pérdida de puestos de trabajo mayor para las mujeres que para los hombres.
Enfrentar las causas de los problemas
Según el informe, las recientes amenazas relacionadas con el regreso del proteccionismo comercial ya están teniendo un impacto sobre las inversiones en el sector manufacturero, que para muchos de los trabajadores en la región sigue siendo su única fuente de ingresos y, para las mujeres, con frecuencia significa su primera incursión en el empleo remunerado.

El informe destaca además que las tendencias demográficas, en particular el impacto del envejecimiento de las sociedades, están sumando tensiones a los ya limitados sistemas de protección social y cuestionan las futuras ganancias de la productividad laboral.

Paralelamente, la adaptación continua a los avances tecnológicos podría ser perjudicial para los flujos de empleo, sobre todo para los trabajadores con un nivel de cualificación medio. Además, la degradación del medio ambiente, el agotamiento de los recursos naturales y la creciente incidencia de los desastres naturales relacionados con el clima añaden incertidumbre a la futura trayectoria de crecimiento de la región.

“El fuerte crecimiento económico registrado en la región de Asia y el Pacifico ha beneficiado a algunos, pero demasiados han sido dejados atrás”, declaró Tomoko Nishimoto, Subdirectora General de la OIT y Directora Regional para Asia y el Pacífico. “Los déficits de trabajo decente que persisten constituyen una seria advertencia sobre la capacidad de la región de alcanzar los objetivos adoptados en el marco de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, en particular el Objetivo 8 sobre el crecimiento inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”.

El informe muestra que las vías al desarrollo emprendidas por la mayoría de los países en la región no han logrado superar los déficits de trabajo decente. Donde la gobernanza del mercado del trabajo es débil, siguen prevaleciendo los déficits de trabajo decente, a pesar del fuerte crecimiento económico registrado en la región.

Un informe separado que analiza las políticas del mercado laboral en los países de ASEAN (ver el recuadro) llega a conclusiones similares y que de alguna manera están vinculadas. El informe señala que a pesar de los progresos alcanzados para ampliar el ámbito de aplicación de las políticas el mercado de trabajo desde que fue creada la Comunidad ASEAN, persisten grandes diferencias entre las carteras políticas de los países y su capacidad para de poner en práctica las políticas del mercado de trabajo. La consecuencia es una debilidad crónica en materia de protección de los trabajadores más vulnerables de la región.

“La mayoría de los países en la región siguen estando lamentablemente distantes de las metas de desarrollo sostenible relacionadas con el trabajo decente. Necesitamos una acción más amplia, audaz, inteligente y rápida si los países quieren respetar los compromisos asumidos. Todos los países pueden beneficiarse de una mayor atención hacia el trabajo decente como un mecanismo impulsor del crecimiento inclusivo”, agregó la Directora Regional de la OIT Tomoko Nishimoto.
Políticas para más y mejores empleos en el contexto de la integración económica de la ASEAN
En un informe separado – Compendio del mercado laboral (Labour Market Inventory) ASEAN 2010-2015: Políticas del mercado de trabajo en la era de una creciente integración económica – el Departamento de Investigación de la OIT, en colaboración con el Centro de Desarrollo de la OCDE y el apoyo de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos de Suiza (SECO), analiza las respuestas políticas de los Estados miembros de la ASEAN a los cambios estructurales de la economía y los mercados laborales en la región.

El estudio constató que la gran parte de las 500 políticas identificadas en la base de datos de la OIT, Compendio del mercado laboral II, estaban dirigidas a mejorar el desarrollo de las competencias, fortalecer los derechos de los trabajadores (incluso a través de la normas anti discriminatorias y en materia de seguridad y salud en el trabajo) y a extender la cobertura de la protección social.

Sin embargo, el estudio constató que siguen existiendo grandes carencias en materia de políticas. En particular, muy pocas políticas protegen los derechos de los más vulnerables en el mercado de trabajo, como los migrantes, las minorías y los trabajadores informales. Además, son aún muy pocas las políticas sobre prestaciones de desempleo, salario mínimo y negociación colectiva en los países de la ASEAN. Con mucha frecuencia, los progresos registrados por las políticas del mercado de trabajo han sido favorecidos a través de iniciativas y declaraciones a nivel de la ASEAN, lo cual demuestra el papel decisivo que la Comunidad de la ASEAN puede desempeñar para promover el trabajo decente e impulsar la justicia social.






Autor O.I.T.