Ni el SÍ de Santos, ni el NO de Uribe,
Por la Constituyente con derechos
DOCTOR: JAIME ARAUJO RENTERIA
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La Corte Constitucional, en la
sentencia hecha a la medida del gobierno, solo dejo 3 opciones jurídicamente relevantes:
El no de Uribe, el sí de la paz, extremadamente imperfecta de Santos y El Voto
NULO por la constituyente o por los derechos: al trabajo, a la salud, a la
educación, a la tierra, a la igualdad o a la libertad, etc.
El plebiscito es dentro de los
mecanismos de participación popular, uno de los más antidemocráticos, no sólo
por el uso que de él han hecho las dictaduras (Hitler; Napoleón; Pinochet, etc.);
sino además, porque no permite debatir y decidir separadamente, cada uno de los
aspectos de un problema: algún colombiano podría estar de acuerdo con el
proceso de paz, incluido el tema difícil de que los rebeldes no paguen ni un
día de cárcel; pero objetar que puedan ser elegidos inmediatamente a cuerpos
colegiados. Otro colombiano puede estar de acuerdo con lo primero, e ir más
lejos, por considerar que inmediatamente pueden participar en política, elegir
y ser elegidos. Un tercer ciudadano, puede estar de acuerdo con el segundo,
pero en desacuerdo, con qué a los rebeldes se les dé el mismo trato que a los
agentes del Estado que violaron derechos humanos, incluido el genocidio de la
unión patriótica, por considerar que existe una diferencia entre una actitud
altruista y una actitud egoísta; que traza una línea divisoria entre delito político
y delito común como las recoge nuestra constitución en el artículo 150 numeral
17. Un cuarto colombiano, puede considerar, que para el tema punitivo, se debe
trazar una diferencia entre delitos cometidos entre combatientes y delitos
cometidos contra la sociedad civil, ya que a la luz del derecho internacional
humanitario, era obligación tanto para los armados del Estado, como del no
Estado, respetar a los miembros de la sociedad civil; excluirlos de su
violencia, y por lo mismo era necesario trazar una diferencia entre delitos
cometidos entre combatientes y excluir estos de responsabilidad penal, pero no
los delitos cometidos contra la sociedad civil por los combatientes.
El quinto ciudadano, puede
considerar, que son delitos políticos además de los de rebelión, sedición y
asonada, otros conexos con ellos, y sin embargo considerar que el narcotráfico
no era necesariamente un medio para el triunfo de la revolución, como no lo fue
para Marx, Lenin, Mao Tse Tung, ni para el Che Guevara en Bolivia llena de coca;
como no era ineluctable para la revolución o para la defensa del sistema, la
violencia sexual sobre niños o niñas o el reclutamiento militar forzoso de
estos.
El plebiscito, sobre el cese del
conflicto armado entre el gobierno y las FARC, tiene el defecto, de que mete en
una sola pregunta, todos estos temas y obliga al ciudadano, que está de acuerdo
con muchas de las cosas del proceso, pero que no está de acuerdo con unas
pocas, a violentar lo más grande que tiene el ser humano, esto es su
conciencia, a votar por el sí, sobre cosas que de estar separadas, las votaría
el 99% afirmativamente y sólo votaría una negativamente. Situación similar se
presenta, para quienes sólo votaría negativamente unas pocas cosas, pero que
son obligados por esas cosas, a votar todo negativamente. Entonces, la
insistencia del gobierno, de que todo vaya dentro de un solo paquete, que
violenta la conciencia de los colombianos, en algunos aspectos, es lo que
genera la mayoría de las dificultades por el sí; y lo que obligará a muchos a
votar por el no y a otros no obligará a votar por la constituyente por más
derechos para los colombianos.
La insistencia del gobierno sobre
“el paquete”, se complica mucho más por cuanto el paquete sobre la cesación del
conflicto armado entre el gobierno y entre la FARC; lleva anexo, otro
“paquete”: el del gobierno actual y el del gobierno anterior; los dos
igualmente nefastos para los derechos del pueblo e igualmente guerreristas
contra los trabajadores, los indígenas, los afro descendientes, las mujeres,
los jóvenes, los pensionados, violadores ambos de los derechos a la salud, a la
educación, al trabajo, al medio ambiente sano; ambos responsables del genocidio
de los falsos positivos; en una palabra aliados incondicionales del gran
capital, y de las multinacionales en desmedro de la
situación de los trabajadores y los pobres.
Coincidencias y
Matices por el NO y Por el SI
En ambos grupos,
existen coincidencias: una minoría de buena fe, tanto por el no como por el sí;
y una gran mayoría que defiende intereses particulares, especialmente de
naturaleza económica y política. Ambos grupos, defienden el modelo económico
capitalista; y quienes decían que no lo aceptaban, las FARC, al firmar con el
gobierno, también lo acepta; pues lo importante no es lo que cada parte por
separado diga, si no lo que ambas partes firman (como dijera Aristóteles: uno es
lo que hace y no lo que dice). Coinciden en ambos sectores, mercenarios
enmermelados por el sí y por el no; en ambos grupos, defensores de la
corrupción (comenzando por la clase política) y de la impunidad y en relación
con esta última, existen por lo menos dos matices: quienes defienden la
impunidad para todos; y quienes defienden la impunidad para ellos y el castigo
para sus adversarios. En relación con la impunidad, es importante que la
opinión pública sepa, que se pactó no sólo la impunidad penal, sino también la
impunidad disciplinaria. Y esto es lo que explica, que muchos o muchas
abanderadas del sí, no estén defendiendo como nos dicen el interés general de
la PAZ, si no su interés particular: su impunidad penal o su impunidad
disciplinaria. Y es lo que explica también, que muchos corruptos y
paramilitares, estén defendiendo el sí, encubriendo su interés particular, bajo
el interés general; y transformando el noble propósito de la paz, en un sí por
la corrupción y por su impunidad.
Porque el voto por la
constituyente
Cuando una sociedad quiere hacer cambios estructurales, y proteger más
los derechos de los ciudadanos, necesita crear las instituciones que le
permitan hacer esos cambios: si por ejemplo una sociedad considera que la
estructura agraria es injusta, que la tierra está mal distribuida y que es
necesario redistribuirla para hacerla más justa, es necesario crear una
institución que haga esa redistribución de la tierra; independientemente del
nombre que le ponga: Instituto, departamento o ministerio de reforma agraria;
por esta razón es que existe una relación dialéctica entre estructuras e
instituciones; pues si yo quiero modificar las estructuras, debo valerme de las
instituciones para lograr ese cambio. Ésas nuevas instituciones se crean
mediante el derecho; y se les hace más fuertes y más eficaces, si se consagran
en el derecho más poderoso; de más alto rango; esto es, en el derecho
constitucional; y la vía más democrática para crear derecho constitucional, son
las asambleas constituyentes. En Colombia, para diseñar las instituciones, que
realicen verdaderos cambios estructurales y protejan a los derechos de los
colombianos, es necesario una Asamblea
Nacional Constituyente libre, amplia, democrática y soberana, cuyos
constituyentes salgan de las organizaciones sociales y la sociedad civil, mediante
un proceso electoral transparente, para lograr, con ella SI, una verdadera Paz
con justicia Social.
Gane el NO o gane el SI, la negociación con las Farc seguirá adelante
porque ya ellas manifestaron que no retornaran a la lucha armada y negociarán
para reintegrarse a la actividad política legal, por lo que en realidad el cese
del conflicto no está en juego, como lo afirman Santos y Uribe.
La opción del Voto por la constituyente (o los derechos), aun que
lo anulen, permite a diferencia de la abstención, cuantificar y contar a un
grupo grande de colombianos conscientes, que van a votar, que como demócratas,
se diferencian de quienes se oponen a que cese el conflicto armado (el NO),
pero que quieren una paz menos imperfecta que la excesivamente imperfecta del
Gobierno; una verdadera paz con justicia social; esto es, con mas derechos; un
derecho a la paz pleno y no medio derecho a la paz. Como el derecho a la paz
tiene una connotación positiva y una negativa; esta última tiene una doble
dimensión: 1.- La falta de violencia física o psíquica y 2.- La ausencia de
violencia social y económica en las relaciones sociales; y la connotación
positiva de la paz, implica que se le considera como un derecho al desarrollo,
individual y colectivo; una forma de cooperación no violenta, igualitaria, no
explotadora, ni represiva entre
personas, pueblos y Estados y
modernamente se considera que no es posible la paz si no existe, coetáneamente,
el respeto y realización plena de los derechos civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales y de solidaridad. Como en las negociaciones de la habana,
falta la 2 parte de la dimensión negativa y toda la dimensión positiva del
derecho a la paz, se puede concluir que lo que se negocia es la cesación
parcial de un conflicto armado y no la
paz.
Como cada uno
de nosotros, a la luz de la soberanía popular, consagrada en el artículo
tercero de nuestra constitución, tenemos una fracción de la soberanía y en
consecuencia el voto es un derecho, que como derecho podemos ejercerlo o
abstenernos de ejercerlo (abstención); y si decidimos ejercerlo, podemos
ejercerlo legítimamente por una visión de la paz o por otra distinta; distinta
a la de santos y a la de Uribe; por la constituyente o en blanco; porque nadie
puede impedirme que yo ejerza mi soberanía como quiera. Por la constituyente
que permitiera consagrarlos y crear las instituciones para realizarlos. Nos
toca decirle a Santos y a Uribe, que vamos a ejercer nuestro derecho soberano,
votando por esas opciones de derechos, que sabemos, que al votar por la
constituyente y los derechos, nos anularan el voto, pero que tendrán que
contarlo; y que si gana el voto por la constituyente y los derechos así lo
anulen, vamos a ejercer nuestro derecho soberano, en las calles y en las plazas
públicas, para reclamar una paz distinta, una paz con justicia social plena de
derechos.
El voto por la Constituyente porque conoce los argumentos del SI y del NO,
no cree en ellos
El argumento del miedo:
Tanto Uribe como santos, para obligarnos a
respaldarlos, nos infunden miedo de su adversario: qué santo es comunista; que
es el heredero del castro chavismo; que si Uribe gana jamás habrá paz en
Colombia; que Uribe es el nazi fascismo y que santos es la tercera vía de la
izquierda; que si no se acepta la paz que el pacto con la FARC, esta destruirá
las ciudades de Colombia; ¡paradójicamente, ambos mienten y ambos tienen razón!
Mienten en lo que dicen de ellos y tienen razón en lo que dicen de su adversario;
razón tenía Lenin al afirmar que cuando los bandidos pelean, las personas
honestas y políticamente instruidas salen ganando; ya que la verdad es lo que
cada uno dice del otro y la mentira lo que dice de sí mismo, nos muestra,
además, que en realidad son iguales y que no por casualidad han sido socios y
han pertenecido al mismo gobierno; que sus intereses económicos son
fundamentalmente iguales; que sus diferencias son adjetivas; que los dos son
amigos de la guerra económica y social contra el pueblo; que ambos formaron
parte del gobierno del genocidio de los falsos positivos; uno como Presidente y
el otro como ministro de defensa; que ambos, bajo pretexto de la paz, han
tenido contactos, directos o indirectos, con el paramilitarismo; Uribe al negociar con ellos la denominada ley de
justicia y paz y santos reuniéndose con Carlos Castaño, planeando un golpe de
Estado, para lograr “la paz” (Ver libro Mi confesión Carlos Castaño[1])
.
El argumento de la polarización:
Usted está con la paz o está con
la guerra; está con Uribe o está con santos; como si no fuera posible estar con
la paz, con una visión distinta de la paz de santos, por una paz menos
imperfecta, con justicia social, esto es, con más derechos para el pueblo
colombiano.
El argumento del mal menor:
Que santos es menos malo que
Uribe; cualquier paz es mejor que la guerra; no hacemos constituyente para que
el pueblo decida, donde podría llegar Uribe, siendo menos riesgoso, para el
gobierno, hacer un plebiscito, que si lo pierde nada pasa; en cambio, si gana
puede quedarse en el poder, como garante de los acuerdos y nadie puede ser
mejor garante de lo firmado, que el propio gobierno que lo firmó.
Cuando el pueblo sabe, que para
sus derechos, no es menos mala la guerra económica y social que le hizo Uribe;
que la que le ha hecho santos; para los derechos del pueblo sin trabajo, sin
salud, sin educación, sin tierra, con un medio ambiente contaminado, no hay
diferencia entre el genocidio económico y social del Uribe y el de Juan Manuel
santos.
Aun aceptando, la tesis de que
ninguna obra humana es perfecta; también es cierto que existen obras humanas
menos imperfectas; y es verdad, que la paz que nos propone santos, es
excesivamente imperfecta.
No es cierto que si
gana el NO, necesariamente gana la guerra y debemos continuarla; esto no es
cierto; por varias razones: la primera porque quien hace la guerra, esto es, la
FARC ha manifestado como dijimos arriba que no retornaran a la lucha armada y negociarán para reintegrarse a la
actividad política legal; la segunda, porque la sociedad civil debe aunque se pierda el plebiscito,
perseverar en la búsqueda de la paz; con la FARC, con el ELN, con el EPL; y, lo
que es más importante para que cese la lucha armada del Estado contra el pueblo
y la guerra perenne contra sus derechos económicos sociales y culturales; y con
el apoyo de la sociedad civil, podríamos tener una paz menos imperfecta; por
ejemplo; podríamos tener una paz con asamblea nacional constituyente, con
representación de la sociedad civil y de las organizaciones sociales; una paz
con más justicia social, donde las comunidades afro descendientes e indígenas,
se representen a sí mismas, y decida su propio destino en sus territorios y
éste no se ha decidido por la FARC. se respete la diferencia que traza nuestra
constitución, entre delito político y delito común; donde no se dé el mismo
trato al espíritu altruista de los rebeldes, que al espíritu egoísta de los no
rebeldes (dejando claro de una vez más, que consideramos que la mayoría, de los
miembros de las Fuerzas Armadas, han cumplido con su deber y que esa mayoría,
no puede dejarse engañar, de una ínfima minoría, que no lo ha hecho); una paz
donde la sociedad civil haga efectiva los derechos de la educación y de la
salud para todos los colombianos.
Cambiando Argumentos y Robándonos
la Soberanía
Primero nos
dijo el Santo Gobierno, que era necesario hacer la paz, para que los recursos
de la guerra, se utilizarán en atender las necesidades del pueblo. Y cuando ya
estamos convencidos de esto; nos dijeron que NO; que los recursos de la guerra
no disminuirían, que al contrario que se iban a necesitar más recursos para la
guerra; y si lo primero no se cumplió lo segundo si se ha cumplido al pie de la
letra: más gasto militar, mas ESMADS para reprimir la protesta social,
incluidas las de los trabajadores del hospital San Juan de Dios; mas compra de
aviones (con lo que si hubieran podido construir muchas escuelas y muchos
hospitales); más fuerza pública y más armamento, que nos quita vivienda y
alimentos para el pueblo; pero que además nos deja graves interrogante ¿más
armas y más soldados para cual guerra? ¿Será que el gobierno está planeando
otra guerra más cruenta contra el pueblo desarmado? ¿Será, acaso, que están
planeando involucrarnos en una guerra internacional, y lo que es más grave,
contra algún pueblo hermano latinoamericano?.
el Presidente que
juró (o perjuró), que jamás aumentaría los impuestos, quiere legitimar con un
plebiscito el bombardeo que le hará al pueblo, con la bomba atómica tributaria;
cuya columna vertebral, seguirán siendo los impuestos indirectos y regresivos,
comenzando por el IVA, que es injusto porque grava por igual al pobre que rico;
violando de paso el artículo 363 de la constitución política que establece que
el sistema tributario se funda sobre los principios de equidad y progresividad;
que recaerá fundamentalmente sobre las clases trabajadoras y pensionados, sobre
la clase media, pues todos los grupos económicos nacionales y las
transnacionales, tienen firmados acuerdos de estabilidad tributaria, que en
realidad se rigen por la ley del embudo, ya que ningún nuevo gravamen o un
gravamen mayor, podrá aplicárseles; pero si se beneficiarán de cualquier
disminución que se haga, por lo que la estabilidad, es siempre “establemente” a
su favor.
Para quienes
afirman, que el Presidente no está obligado a ser un plebiscito y mucho menos
una constituyente, con el argumento de que en el pasado, en otros procesos,
también llamados de paz, que como este mantuvieron el modelo económico y la
falta de derechos del pueblo, el plebiscito es una dádiva que el santo monarca
nos concede a los súbditos colombianos; les recordamos, que hace 2500 años, en
la inmortal Atenas, ya habían descubierto que el soberano era el pueblo y no el
presidente; que hace 240 años, los revolucionarios norteamericanos
reconquistaron la soberanía popular (we people); ejemplo seguido por los
revolucionarios franceses, que se vieron obligados a cortarle la cabeza un rey
que no lo entendía y que compendió magistralmente Sieyes, “El
pueblo en momentos de crisis, debe ser siempre consultado, como árbitro supremo
que es, y, si no pudiesen serlo todos los ciudadanos, debe serlo, a través de
una representación extraordinaria… “; Que este argumento, es tan deleznable,
como decir que porque otros le han robado la soberanía del pueblo, también yo
puedo robársela; jurídicamente, una violación de la soberanía popular, no puede
justificarse con que otros, antes la han violado; pues todas son violaciones de
la constitución; como desde el punto de vista ético, dos males nunca hacen un
bien; un robo y otro robo, no hacen un hombre honesto; al contrario lo
convierten en un ladrón empedernido.
Durante la paz romana, la paz
esclavista, de los esclavos sin derechos, cuenta la biografía de Espartaco el
rebelde, que él tampoco quería la guerra, pero la paz que los esclavistas
romanos le ofrecían era profundamente indigna, sin derechos, sin libertad, sin
igualdad, sin libertad de expresión y que después de mucho reflexionar,
consideró que era mejor arriesgar su derecho a la vida, perder la vida, que
vivir en la paz romana sin libertad y sin dignidad. Nosotros como Espartaco,
sabemos que al ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión, ponemos en
riesgo otros derechos, incluido el de la vida, ya que estamos enfrentados a
poderosas fuerzas, imperiales, legítimas e ilegítimas que están por el no; o
por el sí; que además el debate se realizará frente a hombres armados, del
Estado y del no Estado, que el único argumento “fuerte” que tienen, es la razón
de la fuerza y que nuestra única arma será la fuerza de la razón; pero que no
podemos, por la estigmatización, que nos hagan en sus medios de comunicación,
incluido anncol, dejar de expresarnos como hombres libres por una paz con
justicia social y en el plebiscito por el voto por la constituyente.
[1]
“…Después Leyva quiso negarlo pero fue un conspirador…Al segundo encuentro
arribó con el actual ministro Juan Manuel Santos Calderón y su periodista
Germán Santamaría, el esmeraldero Víctor Carranza, Hernán Gómez y dos personas
más…”